Aniquilamiento

Soplan fuertes vientos por el mundo que arrastran vestigios de otros tiempos. Había decidido permanecer en un silencio relativo respecto de la actualidad de las guerras devastadoras que nos ocupan y muy en particular la guerra de Israel. Luego de ser hija de una larga historia del nazismo y el antisemitismo, siendo judía, constato una confusión profunda respecto de quiénes son actualmente los actores de esta arrasadora contienda y cuáles son sus consecuencias.

¿Por qué hablar de los judíos como un todo compacto? ¿Por qué confundir a los judíos con los israelíes? Que un judío defienda la existencia del Estado de Israel, de ninguna manera significa que este obligado a defender los principios de su política, o de sus políticas. Al mismo tiempo, no apoyar siendo judío las políticas de Israel, ¿debería dejarlo en exclusión?

Escuchamos de manera asidua, en estos últimos tiempos, que ha sobrevenido un rebrote de antisemitismo. Según mi punto de vista, hoy los “ismos”, se reproducen. Esta época, está signada por los racismos promovidos por las ultraderechas antidemocráticas. Hoy por hoy, estas políticas antidemocráticas, anticivilizatorias, no hacen más que fomentar la exclusión, volviendo a poner al día términos tales como “deportación” y apelando a su recurso por excelencia, las políticas de exterminio. ¿Quiénes promueven este tipo de medidas? Evidentemente son aquellos que aspiran a todo tipo de políticas concentracionarias con el borramiento del orden consensuado, donde solo la palabra constituiría el orden del día. Por el contrario, se han puesto de moda las corrientes negacionistas que nos hacen saber, a los que no suscribimos a esta posición, que pensamos de manera antigua. La historia ya no tiene utilidad alguna.

Pero para precisar nuestro problema. No es que haya especialmente antisemitismo, sino que Netanyahu genera antisemitismo. Ese es el problema central de lo que sucede hoy. Esto me recuerda una noción acertada, aunque poco feliz, de Hanna Arendt, cuando se refería a la figura de la “víctima propiciatoria”. Sabemos que en los guettos existían los Kappos, que muchas veces se trataban de rabinos ultra ortodoxos, que intentaban calmar la angustia de los judíos enviándolos a tomar el tren tranquilamente, porque así lo había dispuesto Dios. Ergo, una invocación al sacrificio, de donde proviene la palabra holocausto.

La Corte Internacional de La Haya acaba de declarar a Netanyahu criminal de guerra, que es quien hoy dirige, y encarna, una ofensiva devastadora. Con su política ha conseguido borrar la memoria de lo que fue la Shoá, que significa aniquilamiento, invirtiendo la lógica de quién es la víctima y quién es el victimario. La masacre del 7 de octubre de 2024 ha sido definitivamente horrorosa. Pero la respuesta ha sido de un valor exponencial. La alianza racista de los poderes centrales antidemocráticos por momentos parece no tener retorno. Sin embargo, podríamos comenzar a contribuir a eliminarlas sabiendo que no necesitamos que se eliminen tantas vidas humanas sino simplemente desprenderse definitivamente de los Netanyahus, los Kappos, que han tomado el lugar central. Hasta donde yo he comprendido un criminal es un asesino. Escuchemos.

* Psicoanalista de orientación lacaniana. Miembro de la EOL, NLS y de la AMP.

Cortesía de Página 12



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