La historia a veces aparece en los lugares más insospechados. En un campo aparentemente común, a las afueras de Leipzig, un aficionado a la arqueología equipado con un detector de metales halló recientemente una diminuta moneda de oro que, pese a su tamaño, está reescribiendo parte del pasado de Europa Central. Se trata de la moneda más antigua jamás encontrada en el estado alemán de Sajonia: un “cuarto de estátero” celta, forjado en oro casi puro hace más de 2.200 años.
La noticia fue presentada oficialmente por el Landesamt für Archäologie Sachsen —el organismo regional de arqueología— durante un acto encabezado por la ministra de Cultura y Turismo del estado, quien destacó la relevancia del hallazgo como una nueva pieza clave para comprender los intercambios comerciales y culturales entre los pueblos celtas y las poblaciones que habitaban lo que hoy es el este de Alemania.
Aunque pueda parecer sorprendente, Sajonia se encontraba históricamente fuera del área de asentamiento celta. Sin embargo, esta moneda, conocida como Regenbogenschüsselchen en alemán (algo así como “platillo del arcoíris”), demuestra que las relaciones entre ambos mundos fueron más intensas de lo que hasta ahora se pensaba. Este tipo de monedas debe su nombre tanto a su forma cóncava como a una antigua superstición: se creía que aparecían donde un arcoíris tocaba el suelo, ya que a menudo eran descubiertas tras lluvias intensas, cuando el agua las desenterraba de los campos.
Un tesoro oculto bajo la superficie
El autor del hallazgo fue un voluntario certificado, vinculado oficialmente al Landesamt für Archäologie. En lugar de quedarse con la pieza, como desgraciadamente ocurre en demasiados casos, actuó con ejemplar responsabilidad al notificar inmediatamente a las autoridades arqueológicas. Este comportamiento ha sido elogiado no solo por su legalidad, sino por lo que representa: una muestra de cómo el compromiso cívico puede contribuir activamente a la conservación del patrimonio histórico.
La moneda fue hallada en el área de Gundorf, al noroeste de Leipzig, y por ello ha sido bautizada como la moneda de Gundorf. Su conservación es excepcional: se encuentra en un estado casi perfecto, como si nunca hubiera circulado. Los especialistas creen que esta pieza no formó parte de un sistema monetario común, sino que habría sido un objeto simbólico, probablemente propiedad de algún miembro de las élites locales que mantenían vínculos comerciales o sociales con el mundo celta.

En su anverso se aprecia un diseño estilizado que recuerda la cabeza de un ciervo, uno de los animales con gran carga simbólica en la tradición celta, mientras que el reverso muestra un torques (una especie de collar ceremonial) abierto, una estrella de bordes redondeados y una pequeña esfera. Estos símbolos refuerzan la idea de que la moneda no fue concebida únicamente como un medio de pago, sino como un objeto cargado de significado ritual o representativo.
La ruta celta invisible
Durante décadas, los arqueólogos han sostenido que el noreste de Alemania se mantenía relativamente al margen de la influencia celta, centrada principalmente en áreas como Bohemia (actual República Checa), Baviera, Suiza o Francia. Sin embargo, hallazgos recientes han comenzado a desmentir esa idea. Aparte del descubrimiento de Gundorf, en los últimos años se han localizado otras monedas celtas en territorios del norte de Alemania donde, en teoría, nunca se asentaron estos pueblos.
Uno de los paralelos más interesantes lo ofrece un hallazgo de 2021 en Brandeburgo, donde se recuperó un conjunto de más de 40 monedas similares, todas carentes de ornamentación pero también fabricadas en oro. En 2023, otra pieza con una decoración inusual fue descubierta en Baviera, reforzando la hipótesis de una red comercial extensa que llevaba estos objetos desde las tierras celtas hacia zonas más septentrionales, probablemente a través de alianzas, intercambios o incluso como regalos diplomáticos.
El patrón que empieza a emerger es el de un contacto sostenido y regular entre comunidades culturalmente diferentes, pero económicamente conectadas. Estas relaciones pudieron haber influido no solo en el comercio de objetos, sino también en la transmisión de ideas, creencias y tecnologías, anticipando en cierto modo el proceso de romanización que llegaría poco después a buena parte del continente.

Un objeto, muchas lecturas
Además de su valor histórico y arqueológico, la moneda de Gundorf posee un magnetismo casi poético. Su delicado diseño, su pureza casi total (oro al 99%) y su simbolismo ritual la convierten en una ventana a un mundo que hoy solo podemos intuir: el de una Europa prerromana diversa, sofisticada y en constante movimiento.
Para los celtas, el oro tenía un significado que trascendía lo material. Era un metal sagrado, reservado a menudo para objetos de culto o de ostentación. El torques, presente en la moneda, no era un simple adorno, sino un emblema de estatus, protección y poder espiritual. El ciervo, por su parte, era considerado un intermediario entre el mundo natural y el sobrenatural, una figura de transición, lo que refuerza aún más la carga simbólica del objeto.
En este sentido, la moneda no es solo una muestra de la artesanía celta, sino también un testimonio de las creencias, jerarquías y estructuras sociales que definían a estas comunidades.

Con este hallazgo, Sajonia no solo gana una joya arqueológica. También se sitúa en el mapa como un espacio donde la historia está aún por escribirse. El Landesamt für Archäologie Sachsen, bajo la dirección de su responsable científica, ya trabaja en un plan para exponer la moneda en un museo regional, donde el público podrá contemplar de cerca este tesoro silencioso que ha dormido bajo tierra durante más de dos milenios.
Más allá de su brillo dorado, la moneda de Gundorf representa un nexo inesperado entre culturas que, aunque separadas por sus lenguas y costumbres, compartieron rutas, ideas y símbolos. Su hallazgo, resultado de la colaboración entre ciudadanía y ciencia, es una prueba más de que el pasado aún tiene muchas historias que contarnos. Solo hay que saber escuchar.
Cortesía de Muy Interesante
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