El fin del dato matón


Antes escaseaban los datos. Por eso el “dato matón” valía como una prueba de lo irrefutable.

En la era digital este mito se ahoga en un exceso de datos y gráficas.  

Somos una sociedad que desconfía de científicos y expertos, y ahora, cada vez más, de los datos.

Y con justa razón. Van dos ejemplos que podrían multiplicarse.

El gobierno estatal informó que Jalisco pasó al segundo lugar en el acumulado histórico de desapariciones tras dos sexenios en primer lugar.  

Buena noticia, ¿no?

Jalisco registra 14,287 personas desaparecidas -resaltó el gobierno estatal-  contra 14,740 que tiene el Estado de México.

Indiscutible. Estamos en el segundo lugar, asegura el gobierno, por tanto hay una reducción de casos y buenos resultados.  

El gobierno de Jalisco usó como fuente el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED).   Todo cuadra: verifiqué  la veracidad del dato en la plataforma.

Sin embargo, si uno ingresa al Sistema de Información sobre Víctimas de Desaparición (SISOVID) de la Fiscalía de Jalisco, la cifra de personas desaparecidas en nuestro estado es de 15,983.

¡Una diferencia de 1,696 casos!

Yo, como ciudadano, me sentiría confundido y enfadado antes de enterarme que desde 2022 Jalisco dejó de reportar casos de desapariciones al registro nacional (RNPED) por orden de Enrique Alfaro, al considerarlo poco confiable.

Pablo Lemus ordenó este año a la Fiscalía retomar los reportes al padrón nacional tras dos años en ceros. El registro estatal jamás dejó de alimentarse. Eso explica la diferencia.

¿Quién confía en datos que ocultan, por acción u omisión, el contexto? ¿Cómo se llama eso? ¿Lo hacen todos? ¿A quién le conviene?

Otro caso es la baja en homicidios. Hay dos fuentes principales para obtener información al respecto. El Secretariado Ejecutivo Nacional y el INEGI.

Si comparamos 2023-2024, la primera fuente indica que los homicidios en Jalisco bajaron 8.2 puntos porcentuales.

Si apelamos a las cifras definitivas del INEGI, dadas a conocer esta semana, los homicidios subieron 11.5 puntos porcentuales.

Contexto: el Secretariado Ejecutivo Nacional ofrece información a partir de lo que reportan las fiscalías estatales. El INEGI se basa en registros administrativos y actas de defunción.

¿Bajaron o subieron los homicidios?

La falta de cifras confiables se ha convertido en un problema enorme. ¿Qué es real? ¿Quién miente? ¿Hay dolo o sólo incompetencia? ¿Qué contexto se pasa por alto?

Urgen instancias ciudadanas verificadoras de datos, externas a los gobiernos: academia, sociedad civil, dateros independientes.

Porque los ejemplos son locales, pero la epidemia es nacional y global.  

Cortesía de El Informador



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