El Festival de Cine de Tijuana cierra con un llamado a la trascendencia

“¡Hoy cerramos todos juntos!” Con estas emotivas palabras se dio clausura a la primera edición del Festival de Cine de Tijuana (FCT), un evento que buscará establecerse como un puente creativo, demostrando que esta ciudad es un lugar donde las historias vibran y la fuerza cinematográfica del norte puede resonar en todo el país.

De acuerdo con sus organizadores, el festival nació de una idea poderosa y sencilla: “Tijuana no es un muro, es un puente”, y será un espacio donde la maquinaria creativa no se detenga y trabajará para impulsar el cine hecho en la región, uniendo a la industria, escuchando sus voces y reconociendo su valor. “La respuesta del público fue buena, llenando cada proyección, conversatorio y actividad, se confirmó que el festival ya tiene audiencia, casa y corazón”.

El corazón del festival

La Directora del Festival, Maestra Margarita González, subió al escenario para reconocer a su “ejército” de colaboradores, confirmando que la planeación de este festival fue un trabajo en equipo que nació de una voluntad colectiva. Además se dio tiempo para mencionar a cada uno de los miembros del equipo, mismo que describió como “las piezas fundamentales de la organización”.

La maestra González cerró con una promesa: “La comunidad inició el 6 y vamos por el 2026. ¡Seguimos en este camino!”

Por otro lado, uno de los momentos más emotivos de la noche fue la entrega del Premio a la Trayectoria al maestro Héctor Villanueva, cuya obra y presencia han sido fundamentales en la formación de la comunidad cinematográfica en la región.

Sus exalumnos Yolibet Mendoza, Juan Carlos Aibar y Abraham Ávila subieron al escenario para honrarlo, lo definieron como la persona que les enseñó a valorar el trabajo en equipo, la esencia de lo colaborativo y a buscar siempre el bien común, rechazando los abusos de poder. También destacaron su capacidad para hacer sentir especial a cada colaborador, incluso con detalles como la famosa analogía de Dumbo y el cuervo, entregándole una plumita simbólica para recordarle que enseñó a toda una generación a creer en sí mismos.

Foto EE: Nelly TocheChristian Aracely Vargas Esparza

Visiblemente emocionado, el maestro Héctor Villanueva aceptó el reconocimiento con honor, agradeciendo a sus amigos, la historia y las instituciones. Felicitó al Festival de Cine de Tijuana por ser “el primer festival al que asisto que tiene estas características” y auguró éxito para la edición de 2026.

El cine es un arte mayor y social

El momento culminante de la celebración fue la toma de palabra de Silvestre Palacios, actor, director, creador y padrino de esta primera edición del FCT. Palacios, con el norte “en el corazón”, celebró la consolidación del festival en su primera emisión y compartió una profunda reflexión sobre la misión vital del cine.

Él definió al cine como una “necesidad vital de materializar estados de la mente” y la “conflagración que la razón le hace a la locura”, permitiendo al realizador demostrarse vivo y vivir todos los universos posibles.

Sin embargo, el actor también lanzó un contundente llamado a la industria para elevar el contenido y la intención detrás de las películas: “Dicho esto, las películas debieran aspirar a ser, si no milagros, intentos de. Pues se hace cine para dialogar con nuestras grandezas, no solo para reconocer pequeñeces”.

El momento más resonante de su discurso fue la crítica directa a la perpetuación de narrativas negativas y superficiales en la pantalla mexicana: “Basta ya de películas y series de narcos y de violencia, donde los héroes son aquellos que sobreviven a la violencia con violencia razonable”. Palacios instó a la comunidad a buscar y honrar las historias de heroísmos cotidianos que sí aportan a la dinámica social, como la del panadero que alimenta 300 familias al día.

Subrayó la responsabilidad ética de los cineastas, advirtiendo sobre las implicaciones de lo que se hereda a través del arte: “Aguas, se sigue haciendo cine y series de televisión para perpetuar la idea de que irremediablemente somos corruptos. Aguas, se privilegia en nuestros filmes destacar nuestros defectos sobre nuestras virtudes […] filmemos basura y heredaremos basura”.

Concluyó su intervención honrando al FCT como un espacio donde “se honran las películas que despiertan anhelos, que empoderan ilusiones, que acompañan ansiedades y alivian ausencias”, recordándoles a todos que el cine es un arte mayor y social, y que si su aspiración radica solo en el consumo masivo, “no es arte, es entretenimiento”.

Foto EE: Nelly TocheChristian Aracely Vargas Esparza

Los ganadores del certamen

  • Mejor Dirección: Casa chica.
  • Mención Honorífica en dirección de Cortometraje: ¿Algún día nuestro cuerpo nos pertenecerá?
  • Premio a la trayectoria: Héctor Villanueva.
  • Mejor Cortometraje: Domingo familiar, de Gerardo del Razo
  • Premio Plataforma Norte: Rancheros y Cómo muere un hombre, los cuales recibirán 125 mil pesos cada uno.

Cortesía de El Economista



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