
Estados Unidos empieza a salir del bloqueo. El Congreso y la Casa Blanca han acordado el fin del cierre gubernamental más largo de la historia, que ha paralizado la administración durante 43 días. La suspensión de sueldos a los empleados públicos, el cierre de agencias, museos y parques nacionales y el creciente caos en el tráfico aéreo llegan así a su fin. A las puertas de una de las temporadas de mayores desplazamientos del año, un grupo de senadores demócratas ha roto la disciplina de partido, acabando así con un bloqueo que empezaba a pesar en los mercados. Con la reactivación de la administración llegarán también las estadísticas económicas oficiales, paralizadas por el cierre, el principal termómetro para medir la salud de la economía en un momento en que las señales de debilidad del empleo y las tensiones inflacionistas ponen a prueba a la Reserva Federal.
¿Cuándo se levantará el bloqueo?
El presidente ha firmado el proyecto de financiación tras su aprobación en la Cámara de Representantes, por 222 votos a favor y 209 en contra. Aun así, no está claro con qué rapidez las agencias podrán restablecer sus servicios. Aunque cada departamento cuenta con planes de contingencia que detallan como cerrar y reanudar operaciones, la mayoría están pensados para interrupciones breves, no para una paralización de hasta siete semanas.
El acuerdo ofrece un respiro temporal al Gobierno (hasta el 30 de enero) y evita un mayor daño económico, pero no resuelve las tensiones partidistas, que podrían reabrir el conflicto en pocas semanas.
¿Cuándo se volverán a publicar datos macroeconómicos?
Desde que el 1 de octubre el Gobierno cerró el grifo del gasto público, inversores y responsables monetarios han tenido que operar a ciegas, tal y como reconoció Jerome Powell, presidente de la Fed, en la reunión del 28 y 29 de octubre. Los analistas de ING señalan que, con el fin del bloqueo, el mercado podría asistir en las próximas jornadas a una alta concentración de indicadores, algunos incluso contradictorios. En un momento en que los responsables de la Fed se muestran divididos, los datos de inflación y el informe laboral de septiembre se esperan con gran expectación.
Si se repite el patrón del cierre de la anterior Administración Trump (del 22 de diciembre de 2018 al 25 de enero de 2019), los analistas de Berenberg recuerdan que el informe de empleo de septiembre -tendría que haberse publicado el 3 de octubre— podría estar disponible cinco jornadas después del fin de la parálisis. Es decir, la próxima semana.
Otros indicadores, en cambio, tardarán más en ver la luz. Los analistas de ING reconocen el reto que supone la reapertura: “implicará procesar un gran volumen de información acumulada durante los días y semanas siguientes”. El director del Consejo Económico Nacional, Kevin Hasset, ha reconocido en una entrevista con Fox News que el dato de octubre se publicará sin la lectura de la tasa de paro, por lo que solo incluirá las cifras de afiliación empresarial.
¿Qué impacto habrá tenido el mes y medio de bloqueo en la economía?
Conocer el efecto del cierre sobre la economía es la gran incógnita que los analistas tratarán de despejar en los próximos días. Tradicionalmente, las paralizaciones administrativas han pasado de puntillas sobre el mercado y los indicadores. El problema es que esta ha sido la más larga de la historia, y coincide con una economía ya tocada por la política proteccionista. El aumento de aranceles tiene un doble efecto, añade presión a la inflación y frena el crecimiento.
David Kohl, economista jefe de Julius Baer, subraya que la elevada inflación y el menor crecimiento de los ingresos ya habían penalizado el gasto de los consumidores, y que el cierre podría haber agravado esta tendencia. “Los datos semanales alternativos sobre ventas minoristas confirman que el dinamismo del consumo se debilitó en septiembre y octubre, a lo que se suma un deterioro del sentimiento del consumidor, impulsado por unas perspectivas pesimistas de empleo e ingresos”, explica.
Mientras Benoît Anne, director de estrategia de Insights MFS Investment Management, considera que el fin del bloqueo implica un impacto negativo bastante limitado, otros analistas se muestran más cautos. Los expertos recopilados por Bloomberg calculan que cada semana de cierre ha restado entre 10.000 y 15.000 millones de dólares (8.630-12.950 millones de euros) a la economía.
¿Cómo afectará al mercado?
En una Bolsa dominada por el impulso de la inteligencia artificial, las recientes revalorizaciones de Wall Street demuestran que ni el ruido político ni las tensiones comerciales han frenado el apetito por el riesgo. En las últimas jornadas, los recortes de la renta variable han estado motivados por un factor: el riesgo de una nueva burbuja en la tecnología, sector que pesa más de un 40% en el S&P 500. Con todo, el S&P sube el 2,37% en el último mes y medio, a gran distancia del 9,3% que registró en índice el shutdown de 2018-2019, cuando el mercado descontaba los efectos positivos de las rebajas de impuestos.
Los analistas de Julius Baer recuerdan que, históricamente, los cierres de Gobierno en EE UU han tenido un impacto limitado en los mercados. “La razón es sencilla: rara vez cambian los fundamentos económicos. En general, son más un evento de sentimiento que estructural”, apuntan.
Sin embargo, esta paralización ha coincidido con un momento de gran incertidumbre económica. A las dudas sobre los aranceles se suman los desequilibrios fiscales, la posible burbuja en la IA y la debilidad del mercado laboral. Son factores que Jerome Powell ha mencionado en cada una de sus últimas intervenciones. En otras palabras, el cierre, más allá de su impacto directo, ha impedido ver con claridad las tendencias de fondo. Por eso, los próximos datos serán claves. De hecho, Wall Street ya ha reaccionado con descensos ante las señales negativas sobre la salud de la economía.
El papel clave de la Fed
La última palabra la tiene, una vez más, la Reserva Federal. La falta de visibilidad sobre la economía se hizo evidente en la última reunión, cuando Powell adoptó un tono más prudente y advirtió de que una nueva bajada de tipos en diciembre no era “una conclusión inevitable”. De cara a la cita del 9 y 10 de diciembre, la Fed dispondrá de nuevos datos.
La división interna es cada vez más evidente, pero los analistas de UBS mantienen su previsión de dos recortes adicionales de tipos entre ahora y comienzos de 2026. “Las lecturas recientes de inflación no bastan para desviar la atención del enfriamiento del empleo. Con la reanudación de la publicación de datos oficiales, creemos que las nuevas pruebas de la desaceleración laboral allanarán el camino para más estímulo monetario”, sostienen. Una visión que comparte Julius Baer, que anticipa nuevas bajadas en las reuniones de diciembre, enero y marzo de 2026.
No obstante, los analistas solo están prestando atención al mercado laboral. Al igual que no se han publicado las cifras de empleo, tampoco lo han hecho las relativas a los precios. Es posible que durante el último mes y medio las políticas proteccionistas hayan tenido un mayor efecto sobre la inflación. Si la Fed cede a las presiones de la Casa Blanca y vuelve a bajar los tipos, podría alimentar una nueva escalada de precios. En ese caso, el riesgo de estanflación —altos precios y bajo crecimiento— sería difícil de ignorar. El mercado empieza a descontarlo y, un día después de la votación del proyecto de ley por parte del presidente, los futuros de los fondos federales calculados por la herramienta FedWatch de CME asignan probabilidades casi idénticas a un recorte de tipos en diciembre (51,6%) y a que la Fed mantenga el nivel actual (48,4%).
Impacto en las empresas
La campaña de resultados del tercer trimestre muestra que el ruido geopolítico apenas ha afectado a las cuentas empresariales. Sin embargo, según datos de FactSet, durante las conferencias telefónicas celebradas entre el 15 de septiembre y el 6 de noviembre, 76 compañías del S&P 500 mencionaron el “cierre de Gobierno”, la cifra más alta desde el cuarto trimestre de 2018 y la segunda mayor de la última década. De ellas, 29 empresas indicaron que por el momento no percibían impacto alguno, mientras que 22 reconocieron haber incorporado algún efecto en sus previsiones para el cierre del ejercicio.
Con un mercado tan ajustado, los directores financieros reconocen lo arriesgado que resulta no cumplir expectativas. Para protegerse de posibles sacudidas derivadas del bloqueo político, muchas compañías han optado por ofrecer rangos de previsiones más conservadores de lo habitual, mitigando así la incertidumbre hasta que se normalice la actividad.
Cortesía de El País
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