Hay cambios que se perciben a lo lejos, apenas aparecen. Mariana Fabbiani conserva la frescura y la sonrisa de siempre, pero hay algo distinto en su mirada: está más segura, más liviana. Desvestida: la moda pasó de moda, la nueva serie documental que estrenó este 12 de noviembre en Disney+, la encuentra en un momento de madurez profesional y personal, dispuesta a correrse del brillo para ir al fondo de los temas que más la interpelan.
En su nueva propuesta, a lo largo de siete episodios, Fabbiani recorre capitales de la moda como Nueva York, París, Milán, Ciudad de México y Buenos Aires, donde conversa con referentes internacionales como Patricia Field, la legendaria diseñadora de vestuario de Sex and the City. Desde la diversidad corporal hasta la crisis ambiental, la serie abre preguntas necesarias sobre una industria en plena transformación.
La producción es, sin dudas, un material sin precedentes en la Argentina y muy necesario para el momento que vive la sociedad. A través de entrevistas íntimas, Fabbiani invita a los espectadores repensar los estereotipos de belleza, los mandatos del cuerpo y el modo en que la moda puede ser también un espejo social.
En una charla con Clarín, la conductora habló sobre los mandatos de la imagen, el impacto de las redes en la autoestima, las inseguridades que comparte con su hija y la libertad que le dio el paso del tiempo.
Los ojos puestos en uno
-En las diferentes etapas de tu carrera, ¿sentiste cierto escrutinio sobre tu imagen?
-Siempre. En cada etapa de manera distinta. Estoy envejeciendo en la tele. Empecé muy chica, y quizás las inseguridades que tenía en ese momento no tienen nada que ver con las que tengo ahora. Quizás al principio quería cuadrar en el estereotipo o cumplir con aquello que se esperaba de mí. Sobre todo yo, que empecé en los ’90, con expectativas muy altas. Me exigí muchísimo. Después empezaron a aparecer las arrugas y tomé la decisión de envejecer naturalmente. Y a partir de que las redes aparecieron, empezaron los comentarios y la gente juzgó un montón.
-¿Crees que ahora la crítica al cuerpo es más fuerte que antes porque existen las redes sociales?
–Debería ser menos, porque justamente estamos todo el tiempo hablando de que no se opina del cuerpo del otro. Pero mi sensación es que nos sigue pasando lo mismo, porque es algo que está incrustado en nuestra cultura. Para mí, la moda hoy no es estar de moda, es estar bien con uno mismo y con tu propio estilo. La conversación en la moda ya es otra: tiene que verse más representada la diversidad de cuerpos, de géneros y edades. Con poner una modelo plus size en un desfile no alcanza. Eso es poco y hasta es hipócrita. El cambio tiene que ser mucho más profundo.
Mariana Fabbiani reflexionó sobre las críticas en las redes sociales, en una charla con Clarín. Foto: Lázaro Fernandez.-Además vos tenés una hija, que te acerca un poco a entender a las nuevas generaciones. ¿Cómo ves en ella el impacto de los estándares de belleza?
-Mi hija tiene 15 años y la verdad es que tiene los mismos problemas que tenía yo cuando tenía su edad. No cambió mucho, esa es la realidad. Se empezó a hablar del tema, está sobre la mesa. El tema es qué hacemos con eso. Los estereotipos de belleza siempre están, sólo que van cambiando. Se empieza a usar un tipo de cuerpo y después se empieza a usar otro tipo… Ahora volvió la delgadez extrema de los ’90 y a mí me preocupa.
Todos en el mismo barco
“Yo que soy hegemónica, que más o menos cumplo con los estándares, tengo los mismos problemas que una no hegemónica. Estamos todos en el mismo barco y a todos nos pasa. Nunca alcanzás el modelo hegemónico perfecto porque es una irrealidad y no nos hace felices. Lo que nos hace felices es estar bien con uno”, sumó.
-Cuando diste la vuelta al mundo por diferentes países para la serie, ¿notaste esto? ¿Notaste que acá quizás está más arraigado que en otros lados?
-Estamos todos en la misma. Por supuesto hay países de Europa mucho más adelantados en cuanto a leyes que tengan que ver con la protección del planeta y la industria textil. Acá todavía estamos muy lejos. Hace muy poco tenemos la ley de talles y ni se cumple.
Video
Tráiler de “Desvestida: la moda pasó de moda”
El vestido de mamá
-Me contaron que hoy viniste con el vestido de tu mamá. ¿Qué historia tiene detrás esa prenda?
-Ahora está muy impuesto el fast fashion: comprar porque está barato, incluso si no lo necesitamos. Yo no quiero acumular más ropa, quiero andar liviana por la vida y tener esas prendas que tienen valor. Este vestido lo usó mi mamá en los ’60. Quería ponerme algo que tenga un valor para mí. ¿Para qué quiero un ropero lleno de cosas que no tienen nada que ver conmigo? Es una carrera interminable porque siempre hay otra cosa.
Mariana Fabbiani usó un vestido que lució su madre en los años ’60 para la presentación de su serie. Foto: Lázaro Fernandez.-Con este proyecto, ¿te empezás a proyectar un poco como figura del streaming y no tanto de la TV?
-Tenía ganas de hacer este trabajo, porque vengo de 30 años en la tele, todos los días en vivo, con lo que eso significa. Hacer este trabajo fue una construcción, para mí fue enorme el proceso. Me veo en el streaming como comunicadora, también como una manera de llegar a otras personas, otras edades, a gente que por ahí no consume tanta tele. Tengo la idea en algún momento de hacer streaming, pero para hablar de los temas que a mí me conmueven, que a mí me interpelan.
-¿Y qué te pasa cuando el juego de la tele te lleva inevitablemente a escándalos superficiales, como el que se armó hace poco con Verónica Lozano y los Martín Fierro?
-Estoy más grande y ya hay cosas que no me engancho. La edad te trae eso. Está muy bueno estar más grande. Uno se siente más libre en un montón de cosas, como no engancharse con lo que no se justifica. Yo hago mi trabajo y trato de no meterme si no lo vale.
Mariana Fabbiani confesó que no ve televisión y prefiere la lectura. Foto: Lázaro Fernandez.-¿Mirás a alguno de tus colegas del prime time de la TV?
-La verdad es que no miro mucha tele. Estoy al tanto, obviamente estoy informada. Pero no consumo como antes, también por una cuestión de salud mental. Llego a casa y necesito silencio, cenar en casa con la familia, escuchar a los chicos… Es la hora que nos ponemos al día. Amo la tele como medio de comunicación, pero antes de sentarme en el sillón a mirar tele prefiero otras cosas. Pero entiendo que está y acompaña. Yo también hago tele desde ese lugar, sabiendo que estoy acompañando, con la enorme responsabilidad que eso conlleva.
-¿Y pelis y series en las plataformas tampoco mirás?
-Miro series pero por diversión, no por trabajo. Como para consumir cosas que me entretengan, me ilustren, me cultiven. Pero no soy una obse. No es que me haga una maratón todo el día de series. Sí me gusta leer. Desde que existe el streaming se dejó un poco en general la lectura de lado, así que trato de no perder mi hábito.
-¿Creés que hoy sos una Mariana diferente también en lo que te animás a decir? Porque últimamente se te vio muy transparente en pantalla
-Siento que estoy más grande y ya no tengo ganas de lidiar con algunas cosas. Me siento más segura. Ya sé quién soy, qué me gusta y qué no me gusta. No tengo ganas de disimular mucho nada. Lo que te tragás te hace mal. Hay cosas con las que ya no quiero transar. Este documental tiene que ver con eso. Estoy más liviana. Por eso no hay que tener tanto miedo a envejecer, porque cada arruga trae más sabiduría.
Cortesía de Clarín
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