Alejandro Speitzer conmueve con Cruise, una historia sobre el VIH y la libertad

Alejandro Speitzer encontró en el teatro su punto de inflexión.  En la puesta en escena Cruise: Mi última noche en la tierra, el actor se enfrenta a su reto más grande: sostener un monólogo durante casi dos horas, interpretar más de diez personajes y mantener la energía de una historia que salta en el tiempo, entre luces, música y memoria. 

“Ha sido un proceso muy bello, todavía no termino de entender cómo está sucediendo, pero me siento muy conectado con lo que pasa. Ha sido un riesgo enorme, pero uno que valió la pena”, confiesa Speitzer en entrevista para Chilango.

¿De qué trata Cruise: Mi última noche en la tierra con Alejandro Speitzer?

Cruise, de Jack Holden, es un potente monólogo estrenado en Londres en 2021 y considerado el primer gran éxito teatral postpandemia. La historia sigue a un joven que vive con VIH en los años 80 y traza un paralelismo con el presente: una reflexión musical, divertida y conmovedora sobre la libertad, la identidad y el paso del tiempo.

“Me reconozco en eso. En ser una persona y un intérprete valiente, decidido a que el miedo nunca sea un factor para decir no a algo”, dice el actor.

En escena, Speitzer transita de la música disco al techno, de la nostalgia a la euforia, y aunque pareciera que está solo en el escenario, para él es todo lo contrario. “La escenografía, la iluminación y la música son personajes más. Hay una sinergia entre el DJ y yo que se siente viva, que me acompaña en cada paso”, explica.

El actor admite que la obra lo transformó, pues hizo que conectara con la idea de la pérdida y con la pregunta de cómo se vive después de perder a alguien que amas.

“Cruise me hizo reflexionar sobre la familia y entender que siempre vas a encontrar una, aunque no sea la que imaginaste. Eso es la comunidad”, asegura.

Para Speitzer, el teatro se ha vuelto una necesidad vital. “Cada función es un puente entre mis personajes y el espectador. En ese momento tocamos las almas; estamos conectados de una forma casi divina”, dice.

Cruise es más que un reto actoral: es el salto de un intérprete que encontró en la vulnerabilidad su mayor fuerza. Y esa pasión se nota porque su trabajo está ¡brutal! ¡Más obras de teatro con Speitzer, por favor!

Cortesía de Chilango