
La lectura del café, también conocida como cafeomancia, es una práctica antigua que ha fascinado a distintas culturas por generaciones. Más allá de si se cree o no en sus resultados, muchos la disfrutan como un ejercicio de intuición, contemplación y conexión personal.
Si alguna vez te has preguntado cómo interpretar los restos de café en tu taza, aquí te contamos paso a paso cómo hacerlo como todo un experto.
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Para comenzar, necesitas una taza de café turco o de cafetera de émbolo, ya que su consistencia es más densa y deja posos al fondo. Bebe tu café con calma, dejando un pequeño remanente líquido.
Luego, toma la taza con tu mano dominante, realiza un ligero movimiento circular para que el sedimento se distribuya por las paredes y colócala boca abajo sobre un plato. Déjala reposar unos minutos; este tiempo permite que los residuos formen figuras que después podrás interpretar.
Al levantar la taza, observa primero las formas generales: líneas, manchas, figuras geométricas o incluso siluetas que parezcan animales, objetos o personas. Se dice que las marcas cercanas al borde representan situaciones próximas en el tiempo, mientras que las que quedan más al fondo están vinculadas a procesos internos o más lejanos.
Confia en tu intuición
Aunque existen guías tradicionales, parte del encanto está en dejar que tu intuición haga su trabajo. Por ejemplo, una línea recta puede sugerir claridad o un camino definido; una espiral, cambios importantes; y la figura de un pájaro, buenas noticias.
También es común prestar atención a los “vacíos” o espacios sin marca, pues pueden simbolizar oportunidades aún por descubrir.
Leer el café es, en el fondo, un ejercicio de imaginación y autoconocimiento. Más que predecir el futuro, te invita a tomarte un momento para reflexionar y encontrar significado en los detalles. Y quién sabe, tal vez entre las formas de tu taza descubras un mensaje que necesitabas escuchar.
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Cortesía de El Informador
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