Respirar, tragar, cambiar de postura. A veces basta un gesto mínimo para que un órgano se desplace unos milímetros dentro del cuerpo. Para nosotros es imperceptible; para un oncólogo radioterápico, puede representar la diferencia entre acertar o fallar en un tratamiento.
En el Centro de Protonterapia Quirónsalud, referencia nacional desde 2019, acaba de incorporarse una máquina que hasta hace muy poco solo podía verse en publicaciones científicas: un acelerador lineal guiado por resonancia magnética, conocido como MR-Linac.
Su llegada convierte al centro en uno de los pocos del mundo que combinan protonterapia y radioterapia adaptativa de alta precisión bajo el mismo techo.
Pero ¿por qué esto es relevante? Porque, por primera vez, es posible ver el tumor en tiempo real durante la sesión. No una imagen previa. No un cálculo estimado. Literalmente, un “live streaming” de lo que ocurre dentro del cuerpo mientras se irradia.
El reto de tratar algo que nunca está quieto
La radioterapia convencional siempre ha tenido que trabajar con una desventaja: el cuerpo cambia constantemente. El tumor no está exactamente en el mismo sitio que ayer. O que hace una hora. O incluso que hace unos segundos.
Por eso, los tratamientos suelen planificarse con márgenes amplios que protegen de estos desplazamientos, pero que también exponen a más tejido sano. La oncóloga radioterápica Ana de Pablo lo resume así: “El cuerpo no es estático. Los órganos se mueven con la respiración, la digestión o el simple paso del tiempo”.
En sus palabras, esa variación constante plantea retos como “el riesgo de imprecisión, la necesidad de márgenes amplios y el posible daño al tejido sano”.
Aquí es donde el MR-Linac altera las reglas del juego.
Tecnología híbrida: cuando una resonancia magnética y un acelerador trabajan juntos
Normalmente, una resonancia magnética y un acelerador lineal no pueden convivir en la misma sala: uno genera un campo magnético muy potente, el otro produce radiación ionizante. Integrarlos en un solo equipo ha sido un desafío de ingeniería durante décadas.
El resultado es una máquina capaz de hacer tres cosas de forma simultánea:
1. Ver el tumor minuto a minuto
Gracias a la resonancia integrada, los especialistas observan cómo se desplaza el tumor y cómo cambian los tejidos durante el tratamiento, sin añadir más radiación ni pruebas extra.
El especialista Walter Vásquez lo define como “una forma de visualizar los tumores y los tejidos sanos en todo momento durante el tratamiento, con menos irradiación en tejidos sanos, menos efectos secundarios y mejor control tumoral”
2. Rediseñar el plan en ese mismo instante
Si algo cambia —la forma del tumor, el tamaño de la vejiga, la posición del hígado—, el sistema recalcula el tratamiento al momento. Otros equipos necesitan repetir la planificación o reajustar días después; aquí, todo sucede sobre la marcha.
3. Seguir el tumor como si fuera un “GPS oncológico”
Si el tumor sale del margen seguro, la máquina detiene la radiación automáticamente y la reanuda cuando vuelve a la zona correcta. Esto minimiza la irradiación a órganos sanos y permite ser mucho más agresivo donde importa.
El físico médico Alejandro Mazal explica que esta precisión abre la posibilidad de aplicar hipofraccionamiento extremo en SBRT: tratamientos más cortos, más potentes y mejor tolerados.

Qué tumores podrían beneficiarse más
No todos los tumores se comportan igual. Algunos se mueven como el vaivén de un muelle:
Otros están tan cerca de órganos sensibles —como la próstata— que cada milímetro cuenta. Para estos casos, seguir en tiempo real cómo se desplaza el objetivo cambia radicalmente la forma de tratar.
Impacto real: menos toxicidad, más control
La tecnología MR-Linac no solo permite tratamientos más inteligentes; también reduce efectos secundarios al evitar que la radiación se disperse hacia zonas sanas. El especialista Walter Vásquez indica que “es una forma de tratar con menos daño colateral y más precisión”.
El centro calcula que unos 100 pacientes se beneficiarán al año en esta primera fase, con un objetivo de llegar a 400 conforme aumenten las indicaciones.
Para la Dra. Stephanie Bolle, jefa del Servicio de Oncología Radioterápica del Centro de Protonterapia Quirónsalud, este avance supone “ampliar el abanico de opciones y perfilar un futuro con más pacientes beneficiados”.
Un nuevo paradigma en la forma de planificar la radioterapia
Más allá del impacto clínico inmediato, la llegada de sistemas como el MR-Linac apunta a un cambio cultural en la concepción misma de la radioterapia. Hasta ahora, las sesiones se diseñaban a partir de una planificación fija, creada días antes y basada en un “ideal” anatómico que rara vez coincidía con la realidad cambiante del cuerpo humano.
Poder adaptar el tratamiento en vivo convierte la radioterapia en un proceso dinámico, con capacidad de decisión instante a instante. Esto no solo permite personalizar más, sino que abre la puerta a que, en un futuro cercano, algoritmos de inteligencia artificial aprendan de cada sesión para anticipar movimientos o variaciones anatómicas.
España, en el mapa internacional de la innovación oncológica
La instalación de esta tecnología también posiciona a España de forma destacada en el contexto europeo. Solo un reducido número de centros en el mundo combina protonterapia y radioterapia guiada por resonancia magnética bajo el mismo techo, una ventaja que no solo mejora la atención, sino que impulsa la investigación clínica.
Esto permitirá estudiar en tiempo real cómo responde un tumor, comparar distintas modalidades avanzadas en pacientes similares y diseñar estrategias terapéuticas que hace una década parecían ciencia ficción.
Para los especialistas es una herramienta de precisión inédita; para los pacientes, significa tratamientos más controlados, más seguros y, sobre todo, más adaptados a su cuerpo.

Cortesía de Muy Interesante
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