Imagina un proyecto que junte la sinopsis de El Juego del Calamar, pero se sitúe en el japón feudal al mero estilo de la multipremiada Shogun. Esa es precisamente la miniserie que acaba de debutar en el catálogo de Netflix, y de la cual vamos a platicar en esta ocasión. Seis episodios de un violento y sanguinario drama de época.
A inicios de la era Meiji, el ex samurái Shujiro se apunta para participar en una batalla campal para salvar a su familia. Con un premio 100,000 millones de yenes de por medio, tendrá que enfrentarse a guerreros altamente calificados para llegar victorioso hasta la ciudad de Tokio. Esto es: El último samurái en pie.
Basada en el manga homónimo escrito por Shogo Imamura, esta producción nipona se suma a otras tantas al estilo de “juego de supervivencia” que Netflix ha desarrollado en los últimos años. Sin embargo, la particularidad recae en el folclor del antiguo Japón que tanto ha cautivado a las masas por la representación de los grandes sus guerreros.
Así, El último samurái en pie reúne a 292 de estos espadachines en una trama muy similar a la de los calamares, solo que en lugar de jugar “luz roja, luz verde”, se enfrentarán cara a cara con sus katanas. Los paralelismos con la serie surcoreana recae en esta idea de un solo sobreviviente que obtendrá un premio en efectivo. Además de ricos que disfrutan del sangriento espectáculo, y organizadores dispuestos a ejecutar a participantes que no acaten las reglas.
Por si fuera poco, cada uno de nuestros personajes lleva un número de identificación consigo y, evidentemente, cargan con sus fantasmas del pasado para entrar a la masacre. Esto en cuanto trama, ahora que el gran parecido con la galardonada serie de FX es a nivel de producción dada la alta inversión para recrear escenarios, vestuarios, y hasta las coreografías de batalla.
No obstante, a pesar de este panorama inicial, la miniserie brilla por sí sola gracias al trasfondo histórico en el que nos sitúa. No vemos a los guerreros en su época de esplendor, sino hacia finales del período Edo cuando su camino cayó en decadencia. Así, se nos presenta el qué pasaría si se volvieran gente común y tuvieran que luchar por sus vidas justo cuando su código lealtad, coraje y respeto atraviesa una crisis.
Puede decirse que esta historia resulta un poco más personal para los nipones, en contraste con el tema universal de la ética y la codicia presentado en El Juego del Calamar. Por lo tanto, la propuesta de este battle royale se distingue gracias a las tácticas y relaciones entre los personajes, que convergen en un escenario aún más amplio: el propio mapa que deben atravesar.

Pero ¿lo que quieres ver es acción y sangre desenfrenada? Entonces estás en el lugar correcto. Desde el minuto uno se nos presenta una secuencia llena de participantes ensangrentados que corren por su vida mientras asesinan a quien se les ponga en frente. Y si bien la trama se toma sus pausas para mostrarnos las alianzas y motivaciones de cada combatiente, se da lugar a escenas brutales de pelea.
En cuanto a la recepción crítica le ha ido bastante bien de manera general. Aunque cuenta con una calificación de 74 sobre 100 en Metacritic, algunas reseñas la catalogan como “uno de los mejores dramas de acción del año“. Destacan la magistral filmación, coreografía y edición de los enfrentamientos crudos y violentos, a la par de la química entre los protagonistas: Shujiro y su protegida Futaba Katsuki.
Al final, esta distópica “montaña rusa increíblemente excitante” puede que cautive a aquellos que disfrutan de dramas de época perfectamente estilizados o bien, quienes buscan una dosis de acción que pueden maratonear en un fin de semana. Pero claro, que aunque en primer plano se encuentran las espadas y la sangre, deja un rayo de esperanza en medio de este mundo cruel y despiadado.

Si gustas darle una oportunidad, te recordamos que puedes encontrar El último samurái en pie en exclusiva por Netflix.
Cortesía de Xataka
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