Pymes constructoras necesitan impulso en medio de 13 meses de caída del sector en México

De acuerdo con cifras del INEGI, la industria de la construcción en México atraviesa uno de sus períodos más prolongados de desaceleración, acumulando 13 meses consecutivos de caída. Aunque el Banco de México redujo la tasa de referencia a 7.25%, el acceso al crédito sigue siendo limitado para la mayoría de las pymes del sector debido a los exigentes requisitos, a los altos costos financieros y a la escasa trazabilidad de sus operaciones.

En México, más del 95% de las empresas de la construcción son micro, pequeñas o medianas, según los registros del INEGI. Estas compañías representan el núcleo operativo del sector, ya que concentran cerca del 70% del empleo y ejecutan la mayor parte de los proyectos de vivienda y de obra menor en el país.

Su rol es fundamental para mantener activa la cadena productiva, especialmente en regiones donde la construcción funciona como motor económico local.

A pesar de su importancia estratégica, menos del 20% de estas pymes acceden a crédito formal, lo que las obliga a operar con capital limitado, adelantos de obra o esquemas informales, difíciles de sostener en ciclos de desaceleración.

Esta falta de financiamiento restringe su capacidad de crecimiento, genera paros de obra y dificulta que puedan aprovechar los incentivos vigentes para impulsar la vivienda social o integrarse a proyectos financiables.

En este contexto surge Mango, una startup mexicana que está transformando la manera en que las empresas constructoras acceden a financiamiento y gestionan sus compras.

“Miles de pequeñas constructoras mexicanas enfrentan cada quincena el mismo reto: pagar sueldos y materiales sin detener la obra. Mango nació para que esa pausa nunca más signifique perder el proyecto”, señaló Sergio Angelini, director y cofundador de Mango.

Su plataforma permite a las pymes adquirir materiales con crédito al 0%, centralizar costos y convertir cada transacción en datos auditables, lo cual es un componente crítico para acceder a financiamiento formal.

“Para las pymes del sector, contar con datos auditables se ha vuelto un diferenciador decisivo. En un entorno donde los bancos y organismos de vivienda exigen mayor trazabilidad para otorgar crédito, la mayoría de las pequeñas constructoras opera con información dispersa, registros manuales o comprobación limitada, lo que las deja fuera del sistema financiero”, advirtió.

La capacidad de estandarizar, verificar y rastrear cada compra transforma su operación: genera historiales financieros confiables, reduce riesgos operativos y permite demostrar solvencia ante instituciones que antes las consideraban no bancables.

Con esta visibilidad, las pymes pueden acceder a mejores condiciones de crédito, participar en proyectos de mayor escala y protegerse frente a los ciclos de volatilidad del sector.

“Mango está resolviendo uno de los cuellos de botella más grandes de la industria: la falta de liquidez y la escasa visibilidad financiera”, explicó Angelini. “Nuestro modelo evita los paros de obra y convierte en financiables a miles de constructoras que históricamente han quedado fuera del sistema crediticio. Al mismo tiempo, impulsamos el crecimiento de los distribuidores de materiales, ayudándolos a generar nuevas ventas mediante la oferta de crédito comercial, sin asumir el riesgo de impagos”, agregó.

La solución llega en un momento estratégico. Entre los estímulos del gobierno para impulsar la vivienda social y el progresivo retorno del crédito bancario, la trazabilidad financiera se ha convertido en un requisito central para que las pymes demuestren solvencia y capacidad operativa.

La plataforma de Mango recaba información específica del sector, y a partir de ahí, genera sus propios modelos predictivos para conectar al constructor con el distribuidor. La compañía registra actualmente 1 millón de dólares en ingresos anuales y proyecta su expansión a otras regiones de Latinoamérica, con Colombia como primer destino.

Cortesía de El Economista



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