Zombies, medio millón de dólares y una amenaza de excomunión: la historia detrás del video musical “Thriller” de Michael Jackson

El año es 1983 y el mundo del entretenimiento estaba en todo su esplendor. En las salas de cine, Al Pacino reinventaba al antihéroe contemporáneo como Tony Montana en Scarface, Roger Moore se enfundaba el smoking de James Bond por sexta vez en Octopussy, y George Lucas cerraba su trilogía galáctica con El regreso del Jedi.

En la televisión, un canal “adolescente” llamado MTV -con solo dos años de vida- había comenzado a cambiar la forma en que el mundo consumía música, transformando canciones en experiencias visuales de tres minutos. Pero el 2 de diciembre de ese año, Michael Jackson y el director John Landis estaban a punto hacer estallar una “bomba cultural” que demolería todos los límites conocidos entre el cine, la música y la cultura pop.

El álbum “Thriller” había salido en noviembre de 1982 y ya dominaba las listas de Billboard desde hacía meses. Los videos de “Billie Jean” y “Beat It” habían elevado el listón de lo que un clip musical podía ser, ayudando a MTV a consolidarse como una fuerza cultural y rompiendo -de paso- las barreras raciales que el canal había mantenido.

Sin embargo, cuando en julio de 1983 el álbum fue desplazado del primer puesto por la banda sonora de Flashdance, Jackson y su equipo decidieron apostar todo a una última carta: lanzar “Thriller” como single. El problema era que CBS Records consideraba la canción una simple “novedad” y se negaba rotundamente a financiar un tercer video.

Una de las escenas de Una de las escenas de “Thriller”, el video musical de Michael Jackson.

Lo que parecía el final del camino se convirtió en el inicio de una de las maniobras más audaces de la historia de la música. Y todo comenzó con una película de hombres lobo, una llamada telefónica a Londres y la visión compartida de dos hombres que creían que la música pop merecía el mismo tratamiento cinematográfico que cualquier largometraje de Hollywood.

El llamado en medio de la noche

En agosto de 1983, Michael Jackson acababa de ver “Un hombre lobo americano en Londres”, la película de terror de John Landis estrenada en 1981. La cinta lo había cautivado, especialmente sus escenas de transformación y su capacidad para mezclar horror genuino con elementos de comedia negra. Jackson levantó el teléfono y llamó a Landis, que se encontraba en Londres. La conversación fue directa: quería hacer un video musical que fuera, en realidad, un cortometraje. No un clip de tres minutos con algunos pasos de baile. Quería algo cinematográfico, algo que la gente quisiera ver una y otra vez.

El presupuesto que tenían en mente oscilaba entre los 500.000 y 900.000 dólares, una cifra astronómica si se considera que el video musical promedio de la época costaba alrededor de $50.000. Landis propuso la idea a Walter Yetnikoff, ejecutivo de Epic Records, pero la respuesta fue negativa: CBS no pagaría ni un centavo más por un álbum que, según los ejecutivos, ya había alcanzado su pico. MTV, por su parte, tenía una política férrea de no pagar por videos.

El vacío legal de Thriller

Fue entonces cuando el productor George Folsey Jr. tuvo una idea brillante que cambiaría la industria para siempre: si no podían conseguir dinero para un video musical, ¿Por qué no crear un documental sobre la realización del video y venderlo a las cadenas de televisión?

El concepto era revolucionario. Filmarían el proceso completo, creando un “making of” que podría comercializarse como producto independiente. Y es ahí donde estaba la “trampa”: si MTV y Showtime compraban los derechos del documental, técnicamente no estarían pagando por un video musical, sino por contenido cinematográfico.

Ola Ray y Michael Jackson en el video musical de Ola Ray y Michael Jackson en el video musical de “Thriller”.

La estrategia funcionó. MTV desembolsó 250.000 dólares, razonando que si pagaban por una película, no estaban violando su propia política. Showtime pagó 300.000. Jackson cubrió los costos adicionales. El proyecto estaba en marcha, y con él nacía un formato completamente nuevo: el documental de realización musical, que -eventualmente- se convertiría en un género propio y en un producto comercial masivo.

Monstruos, fe y chaquetas rojas: la filmación de “Thriller”

Para “Thriller”, Michael Jackson quería transformarse en una bestia de cuatro patas, al igual que el protagonista de la película de Landis. Pero bailar en cuatro patas era imposible. La solución fue crear una criatura bípeda, y aquí surgió uno de los detalles más fascinantes de la producción: aunque el público mundial asume que Jackson se convierte en un hombre lobo en la secuencia inicial, el maquillador Rick Baker -ganador del Oscar por su trabajo en “Un hombre lobo americano en Londres”- diseñó deliberadamente a la criatura como un “hombre gato”.

“Al principio, decidí que Michael no debía ser un hombre lobo”, explicó Baker a Yahoo Entertainment. “Le dije que debía ser más felino y lo convertí en una criatura felina de fantasía. Lo más aterrador de esa experiencia fue su tamaño y el tiempo [limitado] del que disponíamos. Le dije a John: ‘Supongo que vas a contratar a estos bailarines inmediatamente porque nos lleva tiempo hacer las máscaras de vida y todo eso’, y él respondió: ‘¿Eh?’.

La icónica chaqueta roja de Michael Jackson en Thriller fue diseñada por Deborah Nadoolman, quien también hizo la chaqueta de Indiana Jones Para La icónica chaqueta roja de Michael Jackson en Thriller fue diseñada por Deborah Nadoolman, quien también hizo la chaqueta de Indiana Jones Para “Raiders of the Lost Ark”.

Baker no quería repetir -una vez más- el disfraz de hombre lobo. Quería ir más allá e imaginó algo felino, con melena larga y orejas grandes, más cercano a una pantera negra antropomórfica.

La transformación no era solo física. Landis explicó años después que el subtexto del video exploraba la adolescencia y la sexualidad emergente a través de la metáfora del monstruo: el chico amable del vecindario que se transforma en algo salvaje y amenazante. Era territorio seguro para que Jackson, entonces de 25 años pero con una inocencia casi infantil, explorara temas más adultos sin comprometer su imagen.

Sin embargo, esa exploración de lo oscuro y lo sobrenatural generó un problema inesperado. Jackson era entonces un devoto Testigo de Jehová, y días antes del estreno, líderes de su congregación le advirtieron que el video promovía la demonología. La amenaza de excomunión era real. Michael, presa del pánico, llamó a su asistente legal John Branca y le ordenó destruir los negativos. El equipo de producción se negó, escondiendo el material en la oficina de Branca. La solución de compromiso fue añadir una advertencia al inicio del video: un texto aclarando que la película no respaldaba en modo alguno creencias en lo oculto. Ese disclaimer se mantiene hasta hoy en todas las versiones oficiales.

Para el diseño del vestuario, Landis recurrió a su esposa, Deborah Nadoolman, quien había trabajado en “Raiders of the Lost Ark” (En busca del arca perdida) diseñando la icónica chaqueta de Indiana Jones. Para Jackson, Nadoolman creó una chaqueta roja brillante que contrastaría perfectamente con la paleta oscura de la noche y los tonos grises de los zombis.

Quería que Jackson destacara visualmente, que fuera un punto de luz en medio de la oscuridad. La decisión fue tan acertada que esa chaqueta se convertiría en uno de los íconos de moda más reconocibles de los años ochenta. En 2011, una de las dos chaquetas usadas en el video se vendió en subasta por 1.8 millones de dólares.

El baile de los muertos vivientes

El rodaje se llevó a cabo en diversas locaciones de Los Ángeles, empleando al equipo de maquillaje más grande reunido para un proyecto cinematográfico hasta ese momento: 40 artistas trabajando simultáneamente para transformar a los extras en cadáveres ambulantes.

Para la película de Para la película de “Thriller” en el Palace, Rick Baker maquilló a Michael como un “hombre gato” y no como un “hombre lobo” como piensa la mayoría.

El coreógrafo Michael Peters enfrentó un desafío monumental, pues Michael Jackson quería una coreografía zombie inquietante pero que no resultara ridícula. Trabajaron juntos para crear movimientos rígidos y espasmódicos, manteniendo un ritmo hipnótico. La complejidad del rodaje fue triple: los bailarines llevaban prótesis que limitaban su movimiento, la coreografía debía ser ejecutable por un “ejército” al unísono, y todo debía capturarse en tomas largas y complejas.

La secuencia de baile en la calle se convirtió en una de las imágenes más poderosas y replicadas de la cultura pop, logrando una mezcla perfecta de terror y espectáculo nunca antes vista.

El estreno que cambió todo

El 14 de noviembre de 1983, “Thriller” se proyectó por primera vez de forma privada ante una audiencia que incluía a Diana Ross, Prince y Eddie Murphy. El público se puso de pie en ovación.

Dos semanas después, el 2 de diciembre de 1983, MTV emitió el video junto con el documental “Making Michael Jackson’s Thriller”. El impacto fue sísmico: cada vez que lo transmitían, la audiencia era diez veces superior a lo normal. En pocos meses, el documental vendió un millón de copias en VHS, superando a cualquier lanzamiento de video anterior. Eventualmente, vendió entre 9 y 10 millones de copias a nivel mundial, convirtiéndose en el producto de video casero más exitoso hasta ese momento.

La secuencia del baile de La secuencia del baile de “Thriller” es una de las coreografías más icónicas e importantes a nivel mundial. Foto: YouTube

El impacto en las ventas del álbum fue inmediato y abrumador. Thriller vendió un millón de copias por semana después del debut del video, duplicando sus ventas previas. El álbum regresó al número uno y permaneció allí, consolidándose como el álbum más vendido de todos los tiempos. En los MTV Video Music Awards de 1984, “Thriller” ganó los premios de Mejor Performance en General, Mejor Coreografía y Elección de los Espectadores.

Para cumplir con los requisitos de la Academia y poder competir por un Oscar como cortometraje, Landis hizo proyectar el video durante una semana en un cine de Los Ángeles, antes de la proyección de Fantasía de Disney (1940). Aunque finalmente no fue nominado, críticos como Gene Siskel y Roger Ebert le dieron “pulgar abajo”, criticando sus tropos de terror. Pero, como sucede en la mayoría de las veces, la opinión los críticos era irrelevante ante el veredicto cultural masivo: “Thriller” había cambiado las reglas del juego para siempre.

El legado eterno de Thriller: demandas y un himno eterno

Pero el legado cultural permanece intacto. En 2024, Netflix, Universal Pictures e Illumination lanzaron Sing: Thriller, un cortometraje animado que combina el video con personajes de la franquicia Sing.

La icónica coreografía de La icónica coreografía de “Thriller” empleó a 40 bailarines, los cuales tenían prótesis que limitaban sus movimientos y emulaban los de un zombie. Foto: YouTube

Cuarenta y dos añosdespués, es difícil explicar a las nuevas generaciones lo radical que fue “Thriller” en su momento. Hoy estamos acostumbrados a videos musicales con narrativas complejas, efectos especiales de Hollywood, presupuestos millonarios y duraciones extendidas. Pero en 1983, nada de eso existía. Michael Jackson y John Landis no solo crearon un video musical: inventaron un lenguaje visual completamente nuevo, redefinieron lo que la música pop podía ser, y demostraron que un artista de color podía dominar no solo las listas de éxitos, sino toda la cultura popular.

“Thriller” no fue planeado como un hito cultural, ni como una jugada maestra de marketing. Como dijo Landis años después, “fue un video de vanidad. Todo lo que pasó en ‘Thriller’ sucedió porque Michael quería convertirse en un monstruo”. Esa honestidad creativa, esa disposición a arriesgar medio millón de dólares por una visión artística pura, es lo que transformó 14 minutos de terror pop en un fenómeno eterno.

En un año donde Scarface nos mostró el lado oscuro del sueño americano, James Bond nos recordó que el espectáculo nunca pasa de moda y Star Wars cerró una saga que definió a una generación, fue un hombre de Indianápolis con una chaqueta roja, una horda de zombis y una coreografía hipnótica quien terminó escribiendo el capítulo más influyente de la cultura pop de 1983. Y sigue reescribiéndose cada vez que alguien, en cualquier rincón del planeta, levanta las manos y se mueve con rigidez de no-muerto al ritmo de esa voz que anticipa: “And no one’s gonna save you from the beast about to strike” (Y nadie te salvará de la bestia que está a punto de atacar).

Tras cuatro décadas, nadie a llegado a salvarnos de la bestia. Y, siendo honestos, creo que todos seguimos felizmente atrapados en esa noche eterna de 14 minutos.

Cortesía de Clarín



Dejanos un comentario: