
Hace un siglo, los caminos de México y Ford se cruzaron para dar inicio a una de las alianzas más duraderas en la historia automotriz del país. Desde la llegada de los primeros “Fordcitos”, hasta la producción de autos, camiones y SUVs en plantas modernas, Ford ha dejado una huella profunda en la vida diaria de millones de mexicanos.
Con más de 14,600 empleos generados, 212 escuelas construidas y donadas que forjan el futuro educativo y una apuesta constante por la innovación, las comunidades y medio ambiente, la compañía celebra 100 años de historia en nuestro país. Un legado que sigue rodando con la vista puesta en el futuro.
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Fundada como Ford Motor Company por el ingeniero Henry Ford en Detroit, Michigan, EE.UU., la empresa inauguró su primera planta en la República Mexicana, en San Lázaro, Ciudad de México, en junio de 1925. Desde entonces, la compañía no solamente se dedicó a construir automóviles en el país; con el tiempo empezó a impulsar toda la industria automotriz, llevando lo “Hecho en México” al mundo.
Desde entonces, Ford es una de las marcas que tiene más clubes de fans en México, cuyo fanatismo tiene una base histórica interesante.
La historia se remonta a la Casa del Lago, la cual fue la sede del primer club automovilístico, el cual nació en 1908, y fue concebido como un lugar exclusivo para las familias más distinguidas de la ciudad que importaron los primeros automóviles al país.
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En ese entonces, México no estaba preparado para tener autos en circulación: no había carreteras, negocios de refacciones o mantenimiento, ni gasolineras. Su posición les permitió influir en el gobierno para proteger su afición, abrir nuevos negocios y promover las obras públicas que hacían falta. Fue así como fundaron el Automóvil Club de México en 1903, y en 1907 nació otra organización similar en Guadalajara.
Por su parte, la historia del transporte público en la Ciudad de México está profundamente ligada a Ford, pues a principios del siglo XX, los sitios de taxis estaban llenos de Ford Modelo T (popularmente conocidos como Fordcitos o Fotingos), los cuales se distinguían por su durabilidad, precio y su capacidad de alcanzar 70 km/h, algo destacado para la época.
En 1916, una huelga general paralizó la Ciudad de México afectando a taxis y tranvías por igual. Esto ocasionó que propietarios de Fotingos adaptaran la carrocería de su vehículo para transformarlo en un improvisado camión de pasajeros.
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Este medio de transporte se fue sofisticando con los años y gracias a los taxis y camiones de Ford, los tranvías fueron perdiendo protagonismo, cambiando para siempre el transporte público de la Ciudad de México.
Asimismo, en 1964 se lanzó el Ford Mustang, uno de los automóviles más lujosos y famosos de la historia, que causó sensación en todo el mundo, incluyendo México, donde en 1983 se fundó el Mustang Club México, una comunidad encargada de preservar la historia, y promover el legado del legendario pony car entre las nuevas generaciones.
Este club inició como un grupo informal de entusiastas que se reunían en un lugar conocido como “Dony Donas”. Liderados por Humberto Rábago, este grupo comenzó a transformar sus vehículos con detalles únicos, como headers y ajustes estéticos que resaltaban la esencia del Mustang.
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Mustang Club México ha organizado encuentros memorables, como el Salón del Automóvil, donde más de 150 modelos, incluidos Shelbys y Fastbacks, fueron exhibidos para un público de todas las edades. La relación entre Ford de México y el Club Mustang México ha sido fundamental para el éxito de estas iniciativas.
En la actualidad, Ford se posiciona dentro del Top Ten de las marcas automotrices más vendidas en México, y cuenta con varias plantas en el país, como las de Cuautitlán, Hermosillo y Chihuahua, demostrando que la relación entre Ford y México es la más fuerte en el sector automotriz.
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Cortesía de El Economista
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