Laura Zúñiga Martínez, colaboradora de la Coordinación para la Igualdad de Género en la UNAM.
El 25 de noviembre y “Las Mariposas”
Desde el año de 1999, el 25 de noviembre “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas”, la ONU hace un llamado a gobiernos, instituciones, ONGs y Sociedad Civil a participar en acciones para colaborar en su erradicación, reflexionar, sensibilizar, tomar conciencia de la problemática y luchar por los Derechos Humanos en las diferentes esferas de la sociedad.
Esta fecha, también conocida como el “Día Naranja” fue establecida para hacer honor a la memoria de las hermanas Mirabal, también conocidas como “Las Mariposas”, activistas políticas de la República Dominicana que fueron brutalmente asesinadas por oponerse a la dictadura de Rafael Trujillo en los años sesenta del siglo pasado. Siendo este el ejemplo representativo retomado por el organismo internacional para dotar de tan solo un ejemplo de la cotidianidad violenta que experimentamos miles de mujeres en todo el mundo en todas las modalidades y tipos en los que se expresa esta violencia.
Problemática sin fronteras
Según datos de la ONU, recogidos en 161 países, 736 millones de mujeres han experimentado situaciones de violencia física o sexual por parte de su pareja o un extraño al menos en una ocasión en su vida. Pero, si tenemos en cuenta que estos dos no son los únicos tipos de violencia y que la cifra negra de casos no declarados (o no reconocidos), podemos comenzar a darnos una idea de la gran extensión de la violencia por razones de género alrededor del mundo. Es por ello por lo que, la preocupación por visibilizar y hacer conciencia de las situaciones de violencia en las que las mujeres y las niñas se encuentran inmersas en su día a día resulta apremiante y de vital importancia para establecer condiciones de ejercicio pleno de derechos. En este sentido, no basta con visibilizar todas las circunstancias, los machismos, las desigualdades, vulnerabilidades, situaciones desfavorables y las complejidades que se experimentan; la toma de conciencia es necesaria y siempre debe acompañarse de la acción colectiva y los cambios a los roles de género establecidos.
Las Colectivas Universitarias contra las violencias en el aula
A lo largo de los años el movimiento feminista en México ha sido punta de lanza para denunciar y trabajar por el cambio de las condiciones patriarcales que ponen a las mujeres en situaciones de desventaja en diferentes esferas de la sociedad, siendo tal vez el escolar aquel que ha tenido un papel menos activo por las particularidades del ejercicio de poder y las dinámicas que se establecen en los centros educativos. No queriendo decir con ello que es un terreno ignorado, sino que, como en otros espacios, las violencias han sido tan aceptadas e introyectadas por las personas que conviven en estos, que las que se atreven a alzar la voz son dejadas al margen.
En México, al menos en los últimos siete años, las estudiantas, académicas, trabajadoras, funcionarias y administrativas de diferentes universidades han alzado la voz de manera colectiva y activa a modo de denuncia y hartazgo ante las dinámicas de acoso y hostigamiento en sus entornos educativos y de trabajo. Instituciones como la UNAM, la UAM y el IPN, tuvieron importantes paros estudiantiles con tomas de instalaciones, tendederos virtuales y físicos que evidenciaban las situaciones que han vivido. Esto al tiempo que se exigen activamente acciones institucionales concretas que, por un lado, reconozcan las violencias de género en los entornos escolares y, por otro, que se implementen medidas de prevención, sanción y erradicación.
Un llamado a la reflexión colectiva
La fuerza de estas colectividades de mujeres (feministas y no feministas), tuvo y sigue teniendo la potencia de hacer escuchar sus demandas e impulsar cambios institucionales, ―incluso en circunstancias atravesadas por el periodo de la pandemia en el año 2020― tejieron redes de apoyo inter e intrainstitucionales que generaron la fuerza y la sinergia necesaria para activar mecanismos de apoyo mutuo. Para conmemorar este 25N, cuentan con diversas actividades de denuncia y visibilización de las condiciones violentas que se siguen experimentando en las aulas, pero también continúan con la labor de generar espacios universitarios seguros y libres de violencia por razones de género.
Concluyo no sin antes reconocer que la articulación las colectivas de mujeres en las universidades a pesar de no tener la misma fuerza e impulso que tuvieron en los años convulsos de los paros de escuelas, siguen generando estrategias de lucha, denuncia, prevención y socialización de información en contra de la violencia de género, con formas y métodos nuevos que lleguen y sigan generando mejores condiciones de convivencia.
Cortesía de Chilango
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