¿50 grados en Córdoba? El motivo por el que los termómetros callejeros marcan temperaturas tan altas

Suele ser la fotografía del verano en Córdoba: los termómetros a 50 grados. O más. Nada acapara más la atención en los meses estivales que el típico termómetro callejero a una temperatura fuera de lo común. Pero, ¿esa cifra es real o es una ‘ilusión’ térmica? La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha arrojado luz al asunto y ha aclarado por qué estos medidores difieren de los datos oficiales.

Todos los años, en ciudades como Córdoba o Sevilla se busca la fotografía que muestre la cifra más alta. En redes sociales se viralizan imágenes de termómetros a 50 grados o más. Y no son falsas. Es lo que marcan. Sin embargo, creer que esa es la temperatura real es caer en el ‘engaño’ de los medidores callejeros.

La calibración de los termómetros

En pocas palabras: “Un termómetro expuesto al sol directo y sobre el asfalto no cumple con la normativa de la Organización Meteorológica Mundial” y “los termómetros de calle a veces no tienen la calibración adecuada“. En muchas ocasiones, además, están expuestos “a la radiación solar directa, o están ubicados en el interior de un abrigo no adecuado”.

Así es como la Aemet, en un hilo de su cuenta @AEMET_Divulga en X, explica que registren temperaturas normalmente más elevadas en verano que las dadas por la propia agencia. “No es lo mismo el dato de una estación ubicada en un entorno urbano, muy recalentado por la radiación solar incidente sobre los edificios y asfalto, por el tráfico intenso o por los aparatos de aire acondicionado cercanos, que el de otra ubicada en el campo o en un parque regado”, añade.

Curiosidades históricas

Cabe decir que los dispositivos de medición cada vez están mejor preparados y los datos que aportan son más fiables. Antiguamente, agrega como curiosidad la Aemet, se recogían registros con temperaturas muy altas debido a que “los termómetros de antes del siglo XX no contaban con la protección adecuada frente a las altas temperaturas”.

Aclaración de la Aemet sobre las altas temperaturas registradas hace décadas. / Aemet

Pero, claro, atendiendo a esos registros no era descabellado titular, en 1957, de la siguiente manera: “Temperaturas de más de 50 grados en algún lugar de la Mancha”. O, como recogió ‘The New York Times’ en 1935: “En Zaragoza se alcanzaron los 52,7 grados”. A fecha de hoy, el récord de las altas temperaturas es el registrado en agosto de 2021 en La Rambla: 47,6 grados.

¿Cómo se mide la temperatura?

Como explica un artículo de la Aemet elaborado por los expertos Ricardo Torrijo, Alejandro Lomas y José Antonio López, la recomendación internacional para medir las temperaturas es hacerlo por encima del nivel del suelo, a una altura entre 1,25 y 2 metros, con garitas que utilizan la protección adecuada para que el sensor no se vea afectado por la radiación solar o las precipitaciones.

“El aire en su interior debería tener una temperatura uniforme e igual a la del aire circundante”, aunque “en ocasiones cada tipo de garita puede dar lugar a su propio microclima y puede haber ciertas diferencias en la medición”. “No es algo tan sencillo”, apostillan. El mejor lugar, por tanto, debe tener “exposición directa al sol y al viento”, evitando “la sombra o la proximidad de árboles, edificios y otros objetos que obstruyan”.

Dos jóvenes fotografían un termómetro, en una imagen de archivo.

Dos jóvenes fotografían un termómetro, en una imagen de archivo. / A.J.González

Servicios meteorológicos como la Aemet “utilizan sensores calibrados en un laboratorio especializado y que se someten a una revisión periódica”. Además, “se intenta hacer una aproximación a la temperatura media del aire en un periodo representativo”. Por ejemplo, “si se pone un termómetro al sol, la temperatura medida dependería del equilibrio térmico radiativo entre el sensor del termómetro y la radiación solar”.

Entre el sol y la sombra

La temperatura al sol y a la sombra son distintas, pero en el aire, en terreno abierto, “no suele ser tan diferente”. Si bien el calentamiento del suelo en extensas áreas soleadas “incrementa la temperatura de las burbujas de aire cercanas al terreno”. De ahí que lo más apropiado sea mantener cierta altura respecto al suelo. También influyen los edificios “recalentados por el sol”.

Cosa distinta, por otro lado, es la sensación térmica, ya que, en este caso, la radiación infrarroja sí contribuye a una subida. “La principal causa del calor que se siente, cuando se está al sol en las horas centrales del verano, es la incidencia de su radiación sobre el organismo, que eleva la temperatura de la superficie corporal”, aclaran finalmente los expertos.

Cortesía de El Periodico



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