Después de la reforma judicial: De la resistencia al movimiento

*Leonardo González Martínez es Magistrado de Circuito Federal de Carrera Judicial

Intransigencia, inamovilidades irreductibles, vallas, policías, protestas masivas, fusión de organizaciones disímbolas, Iglesia católica, grupos subversivos, Naciones Unidas, Cámaras de comercio nacionales e internacionales, asociaciones de juzgadores, universidades a lo largo y ancho de todo el país. Objetivo: detener la maquinaria que elimina la justicia independiente arrastrando al equilibrio de poderes.

Al consumarse la aprobación de la reforma judicial es de preverse, comenzarán sanciones económicas, el libre mercado sufrirá grave contracción, indicadores económicos llegaran como heraldos negros; un péndulo regresará y arrasará. El cultivo sistemático de la polarización levantará tempestades, daños a millones de mexicanos junto a otros millones más en el extranjero. Apatía, impotencia, resentimientos comprimidos darán respuesta a la soberbia de un presidente saliente ordenando acciones catastróficas y una presidenta electa, muda, estática.

El pasado junio, nadie votó por rescindir el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá. Ni un solo voto existe para perder millones de inversiones, empleos directos, indirectos. ¿Alguien votó por gobiernos sordos, intransigentes con la comunidad internacional? Menos votamos por ser el “hazme reír” del mundo y expresamente del Parlamento de Dinamarca.

Millones de votos recobraran su naturaleza: papeles sin valor. La deshonestidad, deslealtad oficialista a la democracia, a la república, invalidarán sus actos. Atropellar mediante mayorías manipuladas, comprar órganos y jurisdicción electoral, seducir, desaparecer, cooptar senadores identifica democracia con cárteles mafiosos; es intrascendente nuestra integridad, dignidad, imponen, ejecutan a 200 mil mexicanos o los desaparecen, cobran piso. El fin: someter, luego gobernar o sepultar.

De la resistencia del Poder Judicial a un movimiento constitucional habrá un parpadeo. Después de la reforma judicial, la nación se cohesionará para revocar a la tiranía. El fin: no permitir ni consentir la destrucción irracional, restablecer a la brevedad el Estado de derecho democrático con un Poder Judicial independiente y contrapesos sólidos.

Insostenible la actual farsa. La república más pronto que tarde será restaurada y podremos leer sin vergüenza el artículo 49 constitucional: “No podrán reunirse dos o más de estos Poderes en una sola persona o corporación, ni depositarse el Legislativo en un individuo, salvo el caso de facultades extraordinarias al Ejecutivo de la Unión…”.

Punto de exigencia irreductible en el futuro será exigir cumplir el principio de no regresividad en derechos humanos: Ejecutivo y Legislativo serán sometidos por la prohibición de disminuir derechos e instituciones que nos protegen (artículo 1º constitucional).

No existe voluntad popular que justifique violar los artículos 5º, 13, 14, 16, 35, fracción VI, 97, 123 constitucionales. Votamos por un Legislativo nuevo, libre e independiente, no por legisladores serviles y agradecidos al Ejecutivo, tampoco votamos por una versión 2.0 del mismo Ejecutivo. Nadie concedió mandato para cesar a toda la Judicatura Federal sin debido proceso, sin motivo lógico y real.

No tenían atribución para experimentar con todos los derechos de la nación a través de un modelo político de jueces.

Ante este grotesco escenario, propongo que la Judicatura Federal deje la suspensión de labores para continuar con una suspensión móvil que abandere un movimiento hipergarantista. “Hiper” (prefijo, significa exceso) superlativo de “garantista” referido a los derechos humanos.

Hipergarantista es la interpretación que exige cumplimiento drástico de los derechos fundamentales. Leyes, procesos se transforman en resultados sustantivos, inmediatos, directos.

La base y objetivo del hipergarantismo es promover, respetar, proteger y garantizar derechos humanos bajo principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, ordenados en artículo 1º constitucional. 

Ejemplo: los trabajadores van a huelga. En vez de parar labores exigen al patrón cumplimiento exacto de todo el marco legal laboral. Exigen creación y conformación fáctica, efectiva de comisiones, cumplimiento y supervisión de normas laborales de psicología. Integración puntual de expedientes laborales, auditorias para verificar que a trabajo igual salario igual, escalafones, inscripciones en seguridad social, etcétera.

El hipergarantismo es, conforme a derecho, el último dique de la república para contener el hiperpresidencialismo. Este tipo de interpretación anula actos inconstitucionales, pero agrega un componente que exige la sociedad: desenmascara corrupción, ordena y practica investigaciones de violaciones colectivas de derechos humanos, apertura directa de causas criminales, condena indemnizaciones integrales. Evidencias prácticas, incapacidades, deficiencias sistémicas de la justicia.

Promoveríamos el ejercicio colectivo del amparo, para atajar mediante “control difuso” -afectaciones que no son directas ni se materializan en una sola persona-, medio ambiente, salud, pensiones, prisiones en México. Revisar nuevamente todas las instituciones fiscales y administrativas ante el actual uso intimidatorio de un Estado dictatorial.

Abrir la tutela de interés legítimo contra actos presupuestales, licitaciones, contrataciones que no demuestren apego total y absoluto al Estado de derecho.

¿Podemos establecer la última época de interpretación democrática? ¿Retomar la incompetencia de origen? Disolver congresos locales y federales a través del Amparo. ¿Destituir a todo funcionario inepto que incumpla requisitos y desempeños ilegales? ¿Acaso no exigen las mayorías legislativas desde ya, un Poder Judicial politizado, popular? ¡Démosles procesos jurídicos populares! Podemos hacerlo en el tiempo que nos queda. ¡Apaguen veladoras, prendan hogueras!

Lo expuesto enuncia una inquietud personal. Una propuesta en ciernes, pero urgente para un Poder Judicial Federal independiente, que demostró enorme fortaleza ante la adversidad y todavía puede hacer más para defender nuestro país de la dictadura taimada que se construyó durante el sexenio. Sería un orgullo y un ejemplo dejar constancia ante la comunidad jurídica nacional e internacional que la defensa de la independencia judicial puede tomar caminos insospechados.

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