Una expedición desvela un ecosistema oculto en el subsuelo volcánico del océano, hogar de gusanos tubícolas y otras especies sorprendentes

Durante mucho tiempo, se ha creído que la vida no podía proliferar en las profundidades de los océanos, unos lugares con condiciones extremadamente hostiles, sin apenas rastro de luz, con temperaturas gélidas y sometidos a altísimas presiones. Por eso mismo, se decía que, en el mejor de los casos, estos espacios podían ser habitados por microorganismos simples, como ciertos microbios o virus, y poco más. Pero ahora, según publica este martes la revista ‘Nature Communications’, una expedición científica desvela la existencia de un complejo y misterioso ecosistema en el subsuelo volcánico del océano Pacífico, justo debajo de unas fuentes hidrotermales que hasta ahora se consideraban inertes. “Hemos encontrado desde peces hasta gusanos tubícolas gigantes”, afirman entusiasmados los investigadores que han liderado este hallazgo.

Hasta ahora, se creía que en estas zonas era casi imposible que brotara alguna forma de vida 

La expedición ha explorado una zona de fuentes hidrotermales ubicadas a más de 2.515 metros de profundidad en uno de los rincones más remotos e inexplorados del océano Pacífico. Según explican los impulsores de este proyecto, coordinado por la Universidad de Viena y la de Harvard, se trata de una región volcánicamente activa en la que existen un gran número de cavidades subterráneas que funcionan a modo de tuberías para la circulación de fluidos hidrotermales extremadamente calientes. Por eso mismo, hasta ahora, se creía que en estas zonas era casi imposible que brotara alguna forma de vida y que, de haberla, lo más seguro es que se concentrara por encima de los respiraderos, pero nunca por debajo de estos. Pero gracias a esta expedición sabemos que no es así.

Varios instrumentos científicos analizan una zona volcánicamente activa del subsuelo marino. / Schmidt Ocean Institute

Gracias a un robot submarino de última generación, un equipo de científicos organizó un total de seis incursiones en una zona conocida como ‘Fava Flow Suburbs’, situada a más de 2.500 metros de profundidad en el océano Pacífico. Para que se hagan una idea, la profundidad alcanzada por esta expedición es equivalente, más o menos, a la altura a la que se forman las nubes o a la que viajan muchas especies de aves por nuestros cielos.

Las especies abisales halladas hasta la fecha estaban a entre 200 y 1.000 metros de profundidad

Fue a esta profundidad donde los científicos realizaron varias perforaciones en las rocas volcánicas, levantaron piedras de lava, removieron un poco aquí y allá y, finalmente, descubrieron un enigmático ecosistema escondido en las profundidades del océano. Hasta ahora, la gran mayoría de especies abisales se habían hallado a entre 200 y 1.000 metros de profundidad, por lo que los hallazgos de este estudio son aún más sorprendentes.

Especies sorprendentes

La expedición ha conseguido identificar en el fondo del océano especies tan fascinantes como los gusanos tubícolas gigantes (Riftia pachyptila y Oasisia alvinae), unos mejillones gigantes que solo habitan en las profundidades del océano (Bathymodiolus thermophilus), y unos misteriosos animales conocidos como “gusanos de fuego” (también conocidos como poliquetos del género Paralvinella, para los expertos en la materia) que tan solo prosperan en la oscuridad y en condiciones extremas. Por si fuera poco, incluso se identificaron organismos como los gusanos de mar carnívoros (Nereis sandersi) y, contra todo pronóstico, hasta algunas especies de peces que son capaces de proliferar en este complejo hábitat subterráneo.

“Necesitamos políticas de conservación que abarquen tanto las áreas visibles como las ocultas bajo el suelo marino”

Según explican los expertos, este hallazgo va mucho más allá de las espectaculares imágenes que deja. En primer lugar, la presencia de estas especies en el subsuelo del océano demuestra la conexión simbiótica entre todas las especies y la importancia de que cada parte del ecosistema encaje para que las demás puedan prosperar. Y, en segundo lugar, este descubrimiento subraya la urgente necesidad de proteger los ecosistemas hidrotermales frente a actividades como la minería marina. “Necesitamos políticas de conservación que abarquen tanto las áreas visibles como las ocultas bajo el suelo marino“, añaden los responsables de este estudio.

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Cortesía de El Periodico



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