Un gran contingente de policías y militares bolivianos logró desbloquear violentamente parte de las rutas tomadas por los seguidores del expresidente Evo Morales desde hace 19 días. Los agentes, que iniciaron la operación en la madrugada del viernes, llegaron por la tarde hasta la localidad de Parotani, a unos 40 kilómetros de la ciudad central de Cochabamba, donde se toparon con la resistencia de los sectores movilizados. Morales se declaró en huelga de hambre “hasta que el gobierno instale mesas de diálogo”.
Los manifestantes “evistas” se movilizan para pedir que se retiren los procesos judiciales contra Morales, para exigir una solución a la situación económica del país y por la defensa de la candidatura presidencial del líder oficialista para los comicios de 2025. La crisis en Bolivia se da en medio de una pugna de Arce y Morales por el control del MAS (Movimiento al Socialismo) y la administración del Ejecutivo. Ambos líderes están distanciados desde finales de 2021.
Fuerte operativo represivo
Con excavadoras por delante y con decenas de vehículos policiales, en una operación conjunta con militares en Parotani, departamento de Cochabamba, los policías retiraron piedras, troncos y ramas, mientras que otros agentes reprimieron con gases lacrimógenos a los cerros donde estaban concentrados los seguidores del expresidente boliviano.
Los campesinos y pobladores de la región resistieron la represión policial devolviendo los gases que dispararon los efectivos policiales y lanzando piedras con hondas y con las manos. De los enfrentamientos resultaron heridos al menos unos 40 campesinos por el impacto de gases y balines, además de una mujer policía y un fotoperiodista por la onda expansiva de un explosivo, según el portal El Nuevo Cambio.
El operativo policial y militar se inició el viernes a las dos de la madrugada, con centenares de efectivos policiales. Tras siete horas de tensión la policía logró desbloquear el puente de Parotani. Los enfrentamientos dejaron al menos 25 detenidos, según los reportes preliminares de la policía. Los bloqueos del centro de Bolivia afectaron a las ciudades principales del país andino, ya que el combustible no llega a las distribuidoras y desde hace dos semanas se ven largas filas de hasta un kilómetro de conductores esperando a abastecerse de nafta o diesel.
En paralelo al operativo en Parotani, otro contingente policial que partió desde la región andina de Oruro logró levantar un bloqueo instalado en la localidad de Sayari, a 85 kilómetros de Cochabamba. El último reporte de transitabilidad de la estatal Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) mostraba que en la noche del viernes persistían los bloqueos en las dos rutas que van desde Cochabamba hacia la región oriental de Santa Cruz, el motor económico de Bolivia.
En defensa de Evo Morales, que gobernó de 2006 a 2019, los campesinos bloquean carreteras en alrededor de 20 puntos del centro de Bolivia, principalmente de Cochabamba. Sin embargo ahora volcaron la protesta contra el presidente Arce y exigen su renuncia porque lo culpan de la crisis derivada de la falta de dólares que ha restringido las importaciones de combustible que Bolivia vende a precio subsidiado.
Huelga de hambre
Mientras se ejecutaban los operativos de desbloqueo, Morales ofreció una declaración transmitida en sus redes sociales en la que pidió a sus seguidores que consideren hacer una pausa en los bloqueos para evitar “hechos de sangre” y por el impacto negativo que la medida tuvo en la economía nacional. También anunció que iniciará una huelga de hambre en el Trópico de Cochabamba, su bastión sindical y político, para forzar al gobierno de Arce a dialogar sobre las demandas políticas y económicas de los sectores leales.
Para que ese diálogo “sea viable, responsable y tenga resultados”, el exgobernante pidió “la participación de algunos organismos internacionales o países amigos”, porque a su juicio el gobierno “no quiere entender temas legales ni técnicos”. El líder del MAS se encuentra en el Trópico de Cochabamba desde hace 19 días. En esa región la policía retiró a todos sus agentes luego de que los seguidores del expresidente quemaran dos vehículos que retiraron de una instalación militar en el Trópico de Cochabamba.
Los evistas alegaron que esos vehículos fueron usados para intentar asesinar a Morales en un ataque armado que el exjefe de Estado denunció el domingo pasado. Morales acusó al gobierno de ejecutar un atentado en su contra, mientras que el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, dijo que el expresidente mentía y lo acusó de disparar a policías mientras escapaba de un puesto de control rutinario del comando antidrogas.
“Meses oscuros y lamentables”
El viernes a primera hora, Morales dijo que para Arce “los indios valen menos que la bala que los mata”, y advirtió al mandatario que si da la orden para intervenir los bloqueos con policías y militares cargará con “la responsabilidad de herir y dividir a Bolivia”. En una carta dirigida al presidente, Morales dijo que “nadie hubiera imaginado que los últimos meses de su gestión serían tan oscuros y lamentables”, y lo comparó con la expresidenta de facto Jeanine Áñez (2019-2020).
“Su nombre quedará en la historia junto al de Áñez, como uno de los presidentes que empobreció al pueblo, debilitó al Estado y apuntó las armas contra su propio pueblo”, agregó el líder cocalero. Al final de la carta, Morales acusó al presidente de conocer “quién dio la orden de disparar” contra él, en el ataque armado en el que su chófer resultó herido y su camioneta recibió 14 balazos el domingo pasado.
La Secretaría General de la ONU informó que “está siguiendo de cerca y con preocupación la escalada de tensiones en Bolivia”. El secretario general, António Guterres, instó “a todas las partes a que ejerzan moderación y se abstengan de cualquier acto de violencia”, según comunicó la oficina del político portugués a la prensa. Desde allí agregaron: “El secretario general hace un llamamiento a los actores políticos para que resuelvan sus diferencias por medios pacíficos y con pleno respeto de los derechos humanos”.
El presidente Arce denunció este viernes que “grupos armados afines a Evo Morales” tomaron “por asalto” tres unidades militares, incluidos los lugares donde se guarda armamento, y retienen “como rehenes a militares y a sus familias, amenazando sus vidas”. La alcaldesa de Villa Tunari, Segundina Orellana, declaró que no existió ninguna toma en esa localidad, sino que por el contrario se trata una vigilia destinada a que los militares acantonados en esa región no disparen contra los pobladores en caso de que sus superiores lo ordenen.
Arce y Morales están distanciados desde 2021 por diferencias en la administración del Estado que se profundizaron ante la necesidad de renovar la directiva nacional del MAS y elegir al candidato oficialista para las elecciones de 2025. En otro tramo de su carta, Morales confió en que se pueda tratar la situación de “dirigentes injustamente detenidos, encarcelados” en el marco de la protesta iniciada por sus seguidores. “Cuando les corresponda procesos, que se procesen, pero no por estar movilizados o por diferencias ideológicas”, sostuvo el expresidente de Bolivia.
Cortesía de Página 12
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