De Público, especial para PáginaI12
Desde Nueva York
“Entiendo que hay millones de estadounidenses que están en desacuerdo con el presidente Biden y la vicepresidenta Harris acerca de la terrible guerra en Gaza. Soy uno de ellos”, dijo el senador demócrata Bernie Sanders frente a cámara en un mensaje emitido en sus redes. “Hago todo lo que puedo para bloquear la ayuda militar estadounidense y armas de ataque vendidas al gobierno de derecha extremista de Benjamin Netanyahu”.
El aspirante a presidente por el Partido Demócrata en 2020 asumió así un problema que marcan varias encuestas: el apoyo del gobierno estadounidense a Netanyahu pone en peligro una base de votos necesaria para Harris. La destrucción de Gaza y Beirut por parte de Israel con armas estadounidenses tiene un costo electoral: “Sé que muchos de ustedes comparten estos sentimientos y algunos han dicho ‘cómo puedo votar por Kamala Harris si está defendiendo esa terrible guerra’, y es una cuestión justa”, afirmó.
Sanders se dirigió a sus seguidores, más de 15 millones en la red X, para pedir el apoyo por Harris con dos argumentos en vísperas de la votación central de este martes 5 de noviembre. En primer lugar bajo la promesa de que “después de que Kamala Harris gane, haremos juntos todo lo posible para cambiar la política estadounidense hacia Netanyahu”. En segundo lugar porque la alternativa es peor: “Trump y sus amigos de derecha son peores (…) Netanyahu preferiría a Trump”.
Voto joven y progre
El hecho de que haya sido Sanders quien grabe ese mensaje no resultó casual: fue él quien despertó el entusiasmo en numerosos votantes de la juventud progresista en 2016 y 2020, uno de los sectores que podría en parte abstenerse de votar por Harris por esta razón. El otro sector que parece darle la espalda es la comunidad árabe-estadounidense, clave en estados en disputa como Michigan, y tradicionalmente favorable a los demócratas.
“No deberíamos tener que elegir entre peor y aún peor”, dice Layan Fuleihan, una joven, hija de padres palestinos desplazados a Líbano y luego a Estados Unidos, donde nació. Se encuentra en People’s Forum, un centro cultural de izquierda en el corazón de Manhattan, donde organizan debates sobre la guerra en Medio Oriente y acciones para realizar en defensa de Palestina antes del 5 de noviembre.
“Es difícil ver qué es peor en este punto porque es esta administración quien es responsable del genocidio, entonces cómo podés pedirle a la gente que los vote, perdieron muchas partes de sus bases, perdieron mucha gente joven que podría haberse movilizado por Trump, pero en este punto los rechazan a los dos”, explica Fuleihan, quien estuvo desde el mes de octubre del año pasado movilizándose en defensa de Palestina.
Las protestas fueron particularmente grandes durante la primavera, cuando miles de jóvenes protagonizaron acampes en decenas de universidades del país. “El movimiento de acampes estudiantiles trajo mucha gente nueva, estudiantes, pero también acercó a profesores que estuvieron impactados que la policía entrara a los campus por primera vez en años, no había ocurrido de esta manera desde las protestas por Vietnam, los padres también vieron a sus hijos ser reprimidos por la policía solo por protestar”.
Fuleihan tomó la decisión de no votar por ninguno de los candidatos: “Se ha roto la narrativa que ha ayudado a captar gente durante las últimas décadas, muchos sabían las malas opciones que tenían las elecciones, pero la gente progresista decía que hay que mantener a la extrema derecha fuera del poder, así es que Biden llegó al poder, no había un entusiasmo real con él, pero había miedo a otros cuatro años de Trump”.
Una comunidad en disputa
La comunidad árabe-estadounidense tiene un peso determinante en Michigan, uno de los siete estados en disputa, o swing state, como se los conoce en Estados Unidos, es decir uno de los que podría dar la victoria. Es allí, en particular en la ciudad de Dearborn, donde se encuentra la mayor proporción de la comunidad en el país, y ambos candidatos están a corta distancia según el promedio de encuestas recopilado por Five Thirty Eight: 48.0% a favor de Harris y 47.2% por Trump.
Unos miles de votos podrían hacer la diferencia en ese estado que fue demócrata del 2000 al 2016, cuando Trump se lo arrebató a Hillary Clinton, y fue recuperado por Biden en 2020. Y ese puñado de electores podría ser de la comunidad árabe-estadounidense en un estado importante: quien gane Michigan se queda con 15 votos en el Colegio Electoral camino de alcanzar los 270 necesarios para sentarse en la Casa Blanca.
“No puede hablar de manera general de qué piensa toda la comunidad, pero las conversaciones que hemos tenido han sido sobre el rol de Estados Unidos en Gaza, esas conversaciones han sido importantes en la comunidad árabe, donde estamos muy conectados con lo que está pasando en Gaza, vemos a gente moverse, pensar diferente sobre el rol de Estados Unidos”, explica Miriam Ousman, egipcia-estadounidense que forma parte del Movimiento de Juventud Palestina.
“Diría que la mayoría de las instituciones comunitarias árabes, instituciones políticas, han rechazado a ambos candidatos, pueden haber sido más cercanos a los demócratas pero ahora los rechazan”, dice por su parte Fuleihan.
“Eso podría dar la vuelta a la elección, Trump y Harris visitaron Dearborn varias veces, todos intentan acercarse, Trump ha salido en un vídeo mostrando apoyos, pero no puedes verlo como que los árabes apoyan a Trump, no es un grupo monolítico, no vamos a votar lo mismo, pero la mayoría está diciendo no a los dos”, explica.
Una elección reñida
Trump encabeza la intención de votos entre los árabes-estadounidenses: 45% a 43%, según una encuesta de la Unidad de Estudios e Investigación de Noticias Árabes. Es parte de los porcentajes que bailan y que indican que la tendencia podría favorecer al candidato que repite que bajo su presidencia no hubiera ocurrido el 7 de octubre, cuando Hamas atacó a Israel, y promete un final de la guerra en caso de ser presidente, aunque sin señalar cómo.
Esos son algunos de los números que se miran con atención en una campaña que entró en su recta final de manera maratónica. Cada día se suceden actos de ambos candidatos centrados en los swing states, con, el caso de Harris, actos también encabezados por el expresidente Barack Obama.
Los datos anticipan una elección muy reñida: en los siete estados en disputa existe un virtual empate –menos de un punto de diferencia– en Nevada, Pensilvania, Wisconsin, y Michigan, mientras que Harris adelante por más de un punto a Trump en Carolina del Norte, y éste por más de un punto a la demócrata en Georgia y Arizona.
En ese contexto los errores pueden ser importantes, como el ocurrido durante el acto de Trump en Nueva York, cuando el comediante Tony Hinchcliffe, quien habló antes del candidato, se refirió a Puerto Rico como “una isla flotante de basura”. El hecho llevó a varios artistas de públicos masivos, como Bad Bunny, Jennifer López, y Ricky Martin a pronunciarse a favor de Harris, algo que ya había hecho por ejemplo el salsero Rubén Blades, sumando así sus voces a la candidata demócrata al interior de la importante comunidad latina.
Cortesía de Página 12
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