“La capacidad de asombro está disminuyendo”, sentencia este filósofo y escritor

José Carlos Ruiz es un experimentado escritor en su disciplina, la Filosofía. Aquí tenemos una charla que nos hará pensar.

Transcripción editada de la charla de José Carlos Ruiz

Muchas gracias a Muy Interesante, quiero comenzar por ahí, por dejar un espacio para la filosofía y por darme la oportunidad de ser yo quien ilane de alguna manera el conocimiento filosófico con el público aquí presente.

También quisiera hacer un pequeño homenaje, porque hoy me siento muy honrado de poder hablar no delante de ustedes, sino de las seis mujeres que van a ser premiadas a continuación, cuando acabemos las presentaciones. De alguna manera, me siento en la responsabilidad de hacer algo que esté al nivel de lo que estas seis mujeres han hecho en sus procesos académico y biográfico, y por las que se les premia hoy aquí.

Aprovechando que el presidente de la diputación ha barrido para casa hablando de Gloria Corpas, yo voy a barrer para casa, soy cordobés, y hoy se le va a dar el premio a una mujer que para mí es una de las grandes referencias del pensamiento filosófico contemporáneo a nivel español y con un nivel altísimo. Lo hago no solamente por la amistad, sino también porque creo firmemente que ocupa ese rango en el mundo intelectual, que no siempre es reconocido desde el ámbito de la filosofía o las humanidades.

Y esto, Remedios, va por ti. Voy a intentar estar a la altura de lo que las seis mujeres que hoy van a ser premiadas merecen, y me quedo con las ganas de escucharos a todas. Lo dejo como sugerencia: si le damos la vuelta al evento, hubiera sido maravilloso escucharlas primero a ellas, pero lo dejo como una idea para futuros eventos de Muy Interesante.

Sin más, voy a comenzar hoy con un término. Cuando me lo propusieron, pensé mucho en ellas y en el trabajo científico, sobre cómo se ha ido configurando la ciencia hasta el punto de lo que hoy estamos haciendo aquí: transmitir un tipo de conocimiento muy profundo, con narrativas intelectuales, a un público generalmente neófito en estos conceptos, y se hace con mucha elegancia.

José Carlos Ruiz, filósofo y escritor.

Elegancia no es una cuestión solo estética, aunque también lo es, como veremos más adelante. Quiero intentar que comprendamos en estos 15 minutos cómo se fundamenta la elegancia en la vida y cómo se correlaciona con la ciencia.

Elegancia tiene una terminología que procede de la palabra eligere, que significa “elegir”. En su esencia, la elegancia es elección. Una persona elegante es aquella que sabe elegir, no solo lo que se pone, sino que tiene criterio superior en la toma de decisiones y en la interacción con el otro. Las personas elegantes son integrales en todo lo que configuran como identidad.

Desde esta perspectiva, he seleccionado tres dimensiones de la elegancia que son clave en el siglo XXI. La primera tiene que ver con lo intelectual. Le pedí a la inteligencia artificial que me diseñara todo lo que ven ustedes hoy en las diapositivas. Le pedí que me diseñara a quien yo considero uno de los personajes más creativos e imaginativos de la historia de la literatura: Sherlock Holmes.

Cuando Arthur Conan Doyle diseñó a este personaje, creó a alguien con un razonamiento deductivo maravilloso. Le pedí a la IA que me mostrara cómo sería Sherlock Holmes en el siglo XXI, y lo imaginó frente a un ordenador, con un móvil a la izquierda y rodeado de libros. Es decir, la IA consiguió traer al personaje al presente sin perder la esencia de lo que conocemos.

Creatividad e imaginación son dos sustancias esenciales para la elegancia. Cuando trabajamos con niños en infantil y primaria, tratamos de recuperar tres elementos fundamentales: asombro, curiosidad y cuestionamiento. Estos son la base de la creatividad y el pensamiento.

Aristóteles y Platón coincidían en que el asombro es el punto de partida de cualquier proceso de pensamiento, especialmente en la ciencia y la filosofía. Sin embargo, en el siglo XXI, la capacidad de asombro está en declive. La saturación de estímulos en nuestra sociedad hiperconectada ha reducido nuestra capacidad de sorprendernos, y esto afecta a la curiosidad y, finalmente, al cuestionamiento.

El cuestionamiento es vital no solo para la ciencia, sino para la vida en general. Hacer buenas preguntas es un arte que debemos enseñar, pero que se da por hecho erróneamente. El conocimiento sin cuestionamiento es difícil de dirigir hacia la investigación adecuada.

La segunda dimensión de la elegancia es la existencial. Aquí quiero comenzar con una frase de Quintiliano, un filósofo romano que distinguía entre dos tipos de elegancia: la elegancia del estilo y la elegancia del ingenio. La elegancia del ingenio no se puede heredar, pero la del estilo se puede educar.

Construir una identidad elegante implica subir al nivel de ser una persona distinguida. En nuestra sociedad actual, hay una obsesión por mostrarse distinto, pero la elegancia busca ser distinguido y no necesariamente diferente.

Las redes sociales han exacerbado esta necesidad de distinción, pero muchas veces con los mismos códigos narrativos que todos usan. Lo que falta es una verdadera autenticidad y una búsqueda de lo distinguido, más allá de lo que simplemente parece diferente.

Finalmente, la tercera dimensión es la social, que tiene que ver con los procesos de escucha. En las redes sociales, el foco no está en la escucha, sino en el entretenimiento, lo que afecta nuestros procesos de aprendizaje. Si todo lo que consumimos son respuestas rápidas o tutoriales que nos dicen cómo hacer todo, perdemos la capacidad de enfrentar retos intelectuales.

En este punto, me gustaría concluir destacando que la vulnerabilidad es un elemento universal que nos conecta a todos, más incluso que el amor. Todos experimentamos vulnerabilidad en algún momento de nuestras vidas, y reconocer esto es esencial para una vida elegante.

Para cerrar, la elegancia no es solo una cuestión de ética y estética, sino también de compromiso con los demás. La elegancia se refleja en los buenos modales, que implican siempre tener presente la interacción con el otro de una manera respetuosa y considerada.

Cortesía de Muy Interesante



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