Ante la trágica situación de la DANA de Valencia de 2024, surge la urgente necesidad de reflexionar sobre nuestra responsabilidad y capacidad de aprendizaje frente a estas crisis. David Pastor Vico, filósofo y experto en ética de la comunicación, aporta una visión crítica sobre la reacción de la sociedad ante estos eventos, planteando preguntas que invitan a un análisis profundo. En esta entrevista, Vico indaga a cerca de cómo el individualismo y la falta de memoria colectiva nos llevan a desperdiciar oportunidades valiosas para evolucionar como sociedad. En esta conversación, aborda temas como la ética ambiental, la responsabilidad social, y el papel de la filosofía en la construcción de un futuro más consciente y resiliente.
David Pastor Vico es autor de varios libros. El último, Era de idiotas, aborda asuntos que nos pueden incomodar, pero que son necesarios. Es muy activo en redes sociales, conocido como @granvico, tanto en X como en Instagram.
1. ¿Qué podemos aprender sobre nuestra relación con la naturaleza a través de fenómenos extremos como la DANA?
La ocasión la pintan calva, y si tuviéramos la disposición de aprender, estos momentos serían un hito definitorio para ello. Pero me temo que el nivel de idiotización general de la población, en la acepción más griega de la palabra idiota, como aquel que antepone sus cuestiones individuales a los problemas comunes, nos impiden aprender de una contingencia a otra. ¿Qué hemos aprendido de la pandemia de la COVID19? ¿A ponernos bien las mascarillas acaso? Quizá lo que podamos aprender de estas situaciones es que hemos perdido la capacidad de aprender por muy epifánica que pueda parecer la ocasión. Y esto es más que preocupante.
2. ¿Cuál es la responsabilidad ética de los seres humanos ante desastres naturales que se agravan por el cambio climático?
Debemos asumir que la realidad de esta nueva situación climática mundial es antropogénica, creada por el animal humano, de lo contrario mejor hablemos de futbol y compremos palomitas para ver el fin del mundo. Una vez establecido este axioma, esta proposición tan clara y evidente que ya no amerita mayores demostraciones, la responsabilidad moral es absoluta. Recordemos que la ética es el modo de relación entre nosotros, pero la moral son las normas y reglas que determinan cómo debemos relacionarnos y, en este punto preciso, cómo debe ser nuestra relación y acción con el planeta donde vivimos. Pero si no aprendemos por muchas señales que nos mande, no está nada claro eso de seguir viviendo aquí por mucho más tiempo, ¿o me equivoco?
3. ¿Es justo asignar culpa o responsabilidad a individuos o sociedades enteras por los efectos de la DANA, considerando el papel de la actividad humana en el cambio climático?
El desconocimiento de la ley no te exime de su cumplimiento, nos recuerdan los juristas. Y aunque nadie en su sano juicio quisiera provocar semejantes desastres -o eso quisiera creer- la realidad es que nuestra participación como agentes activos es determinante. Podremos no tenerlo todavía muy asumido, pero a medida que se vayan repitiendo fenómenos semejantes en devastación y dolor a lo largo del planeta en los próximos lustros, que no dude nadie que empezaremos a señalar y acusar a aquellos países y sociedades que no están haciendo nada por impedir que esto suceda.
4. ¿Cómo debería la filosofía orientar la toma de decisiones en situaciones de riesgo, como la planificación urbana en zonas vulnerables a la DANA?
La filosofía tiene en estos momentos varios frentes de batalla donde plantar cara. Desde la ética, es necesaria la revisión de los modelos sociales que sufrimos, debemos retejer los lazos de confianza interpersonal y responsabilidad social y entender que no existe una responsabilidad individual sino social en todo esto, aunque nuestra acción si peda ser individual. La filosofía de la ciencia debe trazar vínculos entre disciplinas científicas para encontrar nuevos caminos y soluciones multifactoriales complejas. La filosofía política necesita hacer mayor pedagogía y juzgar duramente la balcanización populista de las democracias occidentales y estudiar nuevas formas de gobierno y colaboración planetarias no exclusivistas. Podría seguir, pero con esto tenemos más que de sobra para empezar.
5. ¿Qué significa la resiliencia desde una perspectiva filosófica y cómo se puede aplicar a comunidades afectadas por fenómenos como la DANA?
La resiliencia sin aprendizaje y aplicación inmediata de lo aprendido es de una miseria intelectual tal que parece más autoayuda que un termino que pueda adoptar la filosofía cabal. Si resiliente no es más que la capacidad de afrontar eventos difíciles, seguiremos levantando casas donde más pronto que tarde volverán a pasar el agua, el viento, el granizo, un terremoto o la tormenta perfecta y no sabremos hacer otra cosa más que volver a levantarla una y otra vez cada vez que nos la tumben. No, la filosofía no ese eso. ¿Qué cabe esperar? ¿Qué puedo aprender? ¿Qué puedo hacer? Kant nos lo puso en fácil, ahora demos solución a esas preguntas dejando la resiliencia solo para poder levantarnos, pero después pensemos.
6. ¿En qué medida el sufrimiento provocado por desastres naturales puede ser considerado un impulso o una oportunidad para el crecimiento ético de una sociedad?
Tan solo en la medida de nuestra capacidad de aprender… pero llevamos miles de años sufriendo el dolor de las guerras y parece que esto no favorece demasiado al crecimiento moral… aunque esto es muy discutible, lo sé. El problema real es que nuestro cerebro es muy malo recordando el dolor, los sufrimos, pero nos cuesta mucho recrearlo y cuando menos nos lo esperamos ya estamos sufriendo otra vez y seguimos sin aprender. Quizá si fuéramos capaces de recrear el dolor de manera más vívida lo mismo nos irían mejor las cosas… o ya nos habríamos extinguido porque ninguna madre estaría dispuesta a pasar dos veces por un parto. ¿Quién sabe?…
7. ¿Crees que la DANA podría cambiar nuestra percepción de conceptos como control y vulnerabilidad en nuestra relación con el entorno?
Creo que la DANA será otra oportunidad perdida de mejorar como sociedad en todos sus aspectos. Me tocó vivir en primera persona el terremoto del 7 de septiembre de 2017 en Ciudad de México que golpeó el valle de México con una magnitud de 8,2. Fallecieron 371 personas y 7.774 inmuebles resultaron seriamente dañados por el temblor. Cientos de miles de personas salieron en ayuda de los damnificados, pero en poco más de dos semanas la atención mediática giró hacia otro evento y hasta ahí duraron los sentimientos de solidaridad y ayuda azuzados por la pérdida de control y vulnerabilidad de la población. La “sinmenoria” es una de nuestras mayores debilidades como especie en este momento.
8. ¿Cómo pueden los valores éticos guiar las políticas y acciones de ayuda hacia quienes sufren los efectos de fenómenos climáticos extremos?
Los valores son aquellos rasgos de nuestro carácter que resultan más “valiosos” para el modelo moral que en ese momento atravesemos. Si nuestra construcción moral es individualista y egoísta la solidaridad será un fenómeno transitorio que solo sirva para engrandecer nuestro ego y poco más. Si nuestro modelo moral fuera cooperativista y consciente de que los grandes problemas del mundo solo se pueden afrontar desde el trabajo colaborativo, los personajes como Elon Musk o Jeff Vezos serían vistos con suspicacia y recelo porque no favorecerían estos propósitos si no los contrarios. La pregunta seria entonces ¿está nuestro modelo moral orientado a fomentar aquellos valores que nos ayuden y fortalezcan contra estos fenómenos medioambientales tan dañinos?
9. ¿Qué papel juega la percepción cultural y moral del riesgo en la forma en que respondemos ante fenómenos como la DANA?
Vivimos anclados a pantallas unipersonales que solo nos muestran del mundo aquello que refuerce nuestro sesgo de confirmación. Esto es, solo vemos aquello que el algoritmo sabe que está en sintonía con nuestros intereses, creencias, ideas políticas y hasta gustos gastronómicos. Por tanto, dependerá de nuestra percepción particular de la realidad la capacidad de estimar el riego ante una amenaza y la respuesta a la misma. Obviamente esto desarticula cualquier posible acción de prevención y sensibilización porque ya apenas hay posibilidad de tener una comunicación masiva y unilateral.
10. ¿Puede la filosofía ayudarnos a desarrollar una actitud más consciente y respetuosa hacia la naturaleza en el contexto de eventos climáticos extremos?
Puede, debe y está en eso. Es en esta dirección en la que la mayoría de los filósofos contemporáneos actuales estamos trabajando. Diferente es que lo consigamos o no, sólo el tiempo, solo la historia, de haberla, lo podrá decir. Aún así, seguiremos trenzando juncos como el bueno de Ocnos en el Hades.
Cortesía de Muy Interesante
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