Desde la madrugada de este martes el Gobierno aceleró sus gestiones para lograr una buena sintonía con Donald Trump frente a su regreso a la Casa Blanca. Se realizaron diversos contactos por canales diplomáticos y empresariales y se le mencionó al entorno del presidente electo un detalle desconocido: Claudia Sheinbaum rechazó una invitación a Washington realizada por Joe Biden.
El presidente de EU intentó una foto en el Salón Oval con Sheinbaum durante el mes de octubre. La invitación fue gestionada por Jill Biden, que estuvo en la CDMX para la toma de protesta de la presidente. En el entorno de Sheinbaum hubo quieres recomendaron asistir, pero finalmente se descartó para no chocar con los republicanos.
El gesto cobró sentido en las últimas horas y se pondrá de relevancia en las próximas: desde México le hacen ver al entorno de Trump que Sheinbaum se cuidó de no hacer campaña con los demócratas.
Los cálculos de Andrés Manuel López Obrador respecto al voto de EU se cumplieron. En 2020 diversos miembros del gabinete le recomendaron reconocer rápidamente a Biden pero el entonces presidente lo descartaba porque, al observar las protestas en el Capitolio, decía que Trump era el jefe de un movimiento social en el país vecino que iba más allá de una elección.
Con esa lectura, López Obrador afianzó un nexo con Trump que ahora el gobierno de Sheinbaum intenta capitalizar para contener los arrebatos discursivos del próximo presidente respecto a la relación bilateral.
Jake Sullivan, consejero de seguridad de Biden, suele decir en privado que el punto de fusión entre López Obrador y Trump es que ninguno cree demasiado en la democracia y sus formas. Pero existen consonancias que van más de la teoría política: ambos tienen un problema con el entramado de las agencias de seguridad del gobierno estadounidense.
En la campaña de Trump desde hace días se habla de que viene una profunda revisión – y reestructura – de dependencias como la CIA, el FBI o la DEA, oficina también muy atacada por López Obrador.
Este detalle es crucial porque hoy por hoy el punto de fricción más urgente entre ambos gobiernos tiene que ver con la seguridad y, concretamente, con el arresto de Ismael Zambada. El oficialismo mexicano está convencido de que Washington no revela su papel real en esa captura y, según la lógica morenista, quienes ocultan la información son los enemigos de Trump, el próximo presidente.
Cortesía de La Política Online
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