Tenía que haber sido una fiesta, pero resultó un funeral. La vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, compareció en la tarde de este miércoles para ofrecer su discurso de aceptación de la derrota en la Universidad de Howard, donde la noche antes había esperado poder declararse la primera presidenta de Estados Unidos. En su lugar, reconocía que “el resultado no es ese por el que votamos” pero aseguraba que “debemos aceptarlo” y ofrecía a su rival republicano, Donald Trump, una transición fluida. También lanzaba un llamamiento a la esperanza: “La luz de la promesa de Estados Unidos seguirá brillando si no nos rendimos”
El emplazamiento era el mismo, el Yard, la explanada en el centro del campus. Los asistentes, los mismos invitados —estudiantes y votantes demócratas— que para el gran acto del martes, al que la campaña había vuelto a convocar mediante correo electrónico. También su número dos de campaña, Tim Walz, y la esposa de este, Gwen, así como representantes de la alta jerarquía demócrata, como la presidenta emérita de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, en un gesto de apoyo a la candidata que tuvo que organizar una campaña en tiempo récord. Pero el ambiente era muy distinto. En vez de la celebración con la que había comenzado la noche electoral, y pese a la música que había tratado de animar la espera, la solemnidad pesaba en el ambiente.
“Uno de los fundamentos de la democracia estadounidense es que, cuando perdemos unas elecciones, aceptamos los resultados. Ese principio distingue la democracia de la tiranía”, aseguraba, en palabras dedicadas a un candidato republicano que ha declarado que en su primer día de mandato será un “dictador”, y que rechazó admitir su derrota en 2020. “No debemos nuestra lealtad a un presidente, sino a la Constitución de este país”.
“Aunque admito la derrota, no renuncio al espíritu de la lucha que alentó esta campaña”, agregó. “A la gente joven que me escucha, y puede sentirse triste y decepcionada, sabed que vamos a estar bien… a veces luchar (por lo que se quiere) requiere tiempo. Eso no quiere decir que no vayamos a ganar. Lo importante es no rendirnos”. Y continuaba: “Este no es el momento de rendirse, es el momento de remangarse. Es el momento de organizarse, movilizarse y seguir implicados, por el bien de la justicia y la libertad, y del futuro que sabemos que podemos construir juntos”, instaba la vicepresidenta, con gesto cansado pero manteniendo la sonrisa.
La victoria de Trump no ha tenido paliativos. No solamente ha superado a la demócrata en votos electorales y ha ganado al menos cinco de los siete Estados bisagra en juego (Nevada, Arizona, Wisconsin, Pensilvania, Míchigan, Georgia y Carolina del Norte). También ha ganado, a diferencia de 2016, el voto popular, por más de cinco millones de papeletas. Su partido ha arrebatado al rival la mayoría en el Senado, y podría completar el triángulo de poder si mantiene el control del que ya disfrutaba en la Cámara de Representantes.
Un par de horas antes, Harris había hecho lo que su rival electoral republicano nunca quiso hacer en 2020, ni después: llamar por teléfono a Joe Biden para felicitarle y reconocer su propia derrota. En su conversación, Harris insistió al pasado y futuro presidente sobre la necesidad de “una transición de poder pacífica” y de gobernar “para todos los estadounidenses”, según ha indicado un alto cargo de su campaña.
Es el gran temor de los demócratas. El candidato republicano ha hablado durante su campaña, y especialmente en el último tramo, de “retribución” contra sus enemigos políticos, entre los que incluye a los medios de comunicación y, por supuesto, a los cargos de la oposición. También ha presumido de que el primer día de su vuelta al Despacho Oval será un “dictador”. Su campaña ya asegura que una de sus primeras medidas será lanzar una gran operación de deportaciones de inmigrantes en situación irregular.
Tras Harris era el presidente Biden quien telefoneaba a su sucesor para felicitarle e invitarle a la Casa Blanca. En un comunicado, la oficina presidencial indicaba que el demócrata ha enfatizado su compromiso para “garantizar una transición de poder sin incidentes”. El jefe de Estado saliente también subrayaba la “importancia de colaborar para conseguir la unidad del país”. Biden, que también ha hablado con Harris, se dirigirá a la nación este jueves en un discurso sobre el resultado electoral.
Cortesía de El País
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