Claudia Sheinbaum llegará este lunes a Río de Janeiro, a la cumbre del G20, con el plan de sostener una serie de encuentros bilaterales clave, afianzar su nexo con Lula Da Silva y promover el programa “Sembrando Vida”, iniciativa que va en sintonía con una cruzada contra la pobreza mundial que impulsa el gobierno brasilero.
La presidenta, según dijeron a esta redacción desde la comitiva, espera además participar de una mesa referida a nuevos órganos de gobierno global.
El primer viaje oficia fuera de México, a menos de dos meses de asumir, tuvo como principales impulsores al canciller Juan Ramón De la Fuente y al jefe de Oficina Lázaro Cárdenas Batel, quien, si bien no integra la delegación, tiene una relación prácticamente familiar con Lula y fue determinante para convencer a Sheinbaum de la necesidad de reforzar la presencia de la 4T en estos foros, a los cuáles Andrés Manuel López Obrador prefería eludir.
La intención del Gobierno es concreta: demostrar a Occidente que, a pesar de una reforma judicial que es rechazada en diversos ámbitos de influencia, México apoya la multilateralidad y puede ser un socio de interés en términos económicos. Por eso también la presencia en esta ciudad panorámica de Luz Elena González, quien suena como próxima sucesora de Rogelio Ramírez de la O en la Secretaría de Hacienda.
El gesto hacia Lula corresponde con la presencia del presidente brasilero en la toma de protesta de Sheinbaum pero, fundamentalmente, con la idea de afianzar un polo regional de centro izquierda ante la probabilidad de que el próximo gobierno de Estados Unidos elija como su principal interlocutor en América Latina a Javier Milei, que estará en Río de Janeiro luego de haberse visto con Donald Trump en Mar-A-Lago.
Debe decirse: Lula no atraviesa su mejor momento en la política de su país, de hecho, viene de retroceder en las elecciones municipales y ha comenzado a diseñar un gobierno de corte cada vez más centrista. El exsindicalista ha cambiado el prisma ideológico pero una noción más institucional y de defensa de la democracia como un atajo para polarizar con los seguidores de Jair Bolsonaro. En esa estrategia radica su enorme afinidad con la Casa Blanca de Joe Biden.
Lula promueve además un acuerdo global para que las grandes riquezas del planeta tributen fondos que luego se apliquen al combate del cambio climático y el desarrollo de África., continente estratégico para la diplomacia brasilera. Una narrativa que Gustavo Petro acompaña y Milei rechaza. ¿Y Sheinbaum? De momento no se expide sobre el tema pero si lo hiciera de modo favorable encendería alarmas porque México es un terreno primordial para esos grandes patrimonios. Se entenderían además los esfuerzos recientes e intensos de Carlos Slim por congraciarse con Palacio Nacional.
El diseño de la agenda bilateral Sheinbaum, sujeta a cambios de último minuto, tiene la lógica de diálogar con mandatarios expuesto a un giro vertigionoso ante el ascenso de Trump en la primer economía del mundo. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el premier de Japón, Shigeru Ishiba, el presidente de Corea del Sur Yoon Seuk-yoel, el primer ministro británico Keir Starmer y la titular de la Unión Europea Úrsula Von del Leyden, todos estos jefes de estado que están expuestos a los mismos temas de alta densidad que tiene México en su intercambio con Washington: frontera, comercio y seguridad. Sheinbaum espera encontrar claves y aliados de cara a un gobierno republicano donde el discurso contra su gobierno es recurrente.
Cortesía de La Política Online
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