La Estación Espacial Internacional (ISS), símbolo de la colaboración de la humanidad en el espacio, se enfrenta a una crisis importante. Una persistente fuga de aire en el módulo Zvezda, controlado por Rusia, ha despertado temores de una posible catástrofe. Los astronautas están trabajando bajo estrictos protocolos de seguridad, pero las tensiones entre la NASA y Roscosmos están alcanzando nuevos niveles por la gravedad del problema.
La creciente amenaza del módulo Zvezda
Desde 2019, el módulo de transferencia Zvezda ha estado plagado de fugas, pero este año, el problema ha empeorado de manera alarmante. La tasa de fugas ha aumentado a 1,13 kilos de aire por día, lo que amenaza la capacidad del módulo para mantener su integridad estructural y presurización.
Los orígenes de la cuestión son controvertidos. La NASA y Roscosmos tienen teorías divergentes:
- El análisis de la NASA destaca el estrés de los materiales y la exposición ambiental a largo plazo como los factores principales. El entorno espacial somete a los materiales a temperaturas extremas, radiación e impactos de micrometeoroides, lo que exacerba el desgaste.
- Roscosmos culpa a las vibraciones de los propulsores y las maniobras de acoplamiento, combinadas con la envejecida infraestructura de la ISS, de causar fatiga del metal y eventuales grietas.
La dificultad de detectar y reparar estas fugas, que a menudo se esconden detrás de tuberías, cables y refuerzos estructurales, no hace más que agravar el problema. Incluso con los esfuerzos de mitigación, las fugas siguen siendo una amenaza crítica, ya que mantener la presión requiere una vigilancia constante y limita la accesibilidad a los módulos.
Los astronautas a bordo de la ISS viven ahora con protocolos de seguridad reforzados. El módulo Zvezda se mantiene sellado y se abre solo para operaciones esenciales, como la recuperación de carga. Los miembros de la tripulación deben aislar las secciones rusa y estadounidense cuando se accede a la zona, lo que limita la exposición a fugas de aire.
En preparación para emergencias, la NASA ha tomado medidas de precaución, como equipar la nave espacial Crew Dragon de SpaceX con asientos adicionales sobre palés, lo que permite una posible evacuación de los astronautas que llegaron a través de Soyuz. Esto subraya la gravedad de la situación, ya que las tripulaciones viven y trabajan en condiciones cada vez más limitadas.
Peligro para la humanidad
Según el presidente del Comité Asesor de la ISS para la NASA, el astronauta Bob Cabana, existe una enorme “preocupación por la integridad estructural [módulo] y la posibilidad de un fallo catastrófico”. Un fallo que terminaría con la posible destrucción de la estación y, quizás, una reacción en cadena que dinamitaría la era de la información en la Tierra, haciéndonos retroceder décadas y atrapándonos en la Tierra durante muchas más.
Los expertos rusos creen que las vibraciones —que podrían ser causadas por sistemas mecánicos como los que se usan para almacenar energía— en la estación espacial están estresando las paredes, causando una “fatiga de alto ciclo”, o un fenómeno en el cual una fuerza relativamente suave comienza a agrietar y desgastar un metal hasta el punto de fallar durante largos períodos de tiempo.
La NASA, por otro lado, cree que el panorama es más complicado e involucra varios factores como el estrés mecánico, la exposición ambiental y el “estrés residual” o posibles problemas que surgen de la fabricación de los materiales utilizados en el módulo de transferencia, según Cabana.
Cortesía de El Periodico
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