En julio de 2024, un satélite ruso abandonado se desintegró en más de 100 fragmentos. Ante este problema, China decidió reforzar la protección de su estación espacial Tiangong, ubicada a 400 kilómetros sobre la Tierra.
Para completar esta tarea, los astronautas Li Cong y Ye Guangfu, integrantes de la misión Shenzhou-18, realizaron una caminata espacial de seis horas y media. Durante esta misión, instalaron dispositivos protectores, como si se tratara de una especie de armadura, en el exterior de la estación.
Estos paneles fueron diseñados para reducir el riesgo de colisiones con piezas de basura espacial. Su instalación no solo mejora la seguridad dentro de la estación, sino también su estabilidad a largo plazo, ya que protegen cables y tuberías externas.
Las piezas son similares a las utilizadas en la Estación Espacial Internacional (EEI), que cuenta con paneles balísticos capaces de resistir fragmentos de satélites, cohetes e incluso pequeños meteoroides.
A velocidades de hasta 28,000 km/h, cualquier objeto de apenas unos centímetros puede causar daños catastróficos, representando un peligro significativo para los astronautas en la órbita baja terrestre.
El proceso de instalación
Para realizar esta tarea, los astronautas emplearon maquinaria especializada, incluido un brazo robótico que transportó a Li Cong hacia los puntos donde debía instalar las piezas protectoras. Mientras tanto, su compañero Ye Guangfu le entregaba el equipo necesario.
Li Cong describió la experiencia de trabajar a grandes alturas diciendo: “No podía evitar echar un vistazo, a pesar del deslumbrante Sol”, antes de enfocarse nuevamente en los módulos Wentian y Tianhe.
El tercer miembro de la tripulación, Li Guangu, supervisó las operaciones desde el módulo central Tianhe, garantizando que la caminata espacial transcurriera sin contratiempos.
Una tarea adelantada por incidentes
Aunque esta no fue la primera vez que la tripulación de la Shenzhou-18 participó en la instalación de paneles de protección, la misión actual se realizó con mayor urgencia debido a la reciente explosión de un satélite ruso. En una caminata anterior, el 28 de mayo de 2024, lograron un récord de ocho horas y media de trabajo en el espacio.
El 27 de mayo de 2024, la nave espacial rusa Resurs-P1, de 5,600 kilos y fuera de operación desde 2017, explotó en más de 100 fragmentos rastreables por razones aún desconocidas. Esto obligó a los astronautas de la EEI a refugiarse en sus naves de retorno, incluidas la Starliner de Boeing, una Crew Dragon de SpaceX y una Soyuz rusa.
Cortesía de Xataka
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