Por qué la gente sigue escuchando la misma música, sin importar quién la toca

Los años pasan y ciertas canciones quedan. Para siempre, guardadas en el inconsciente colectivo, marcadas a fuego por alguna parte de la letra, o quizás por su melodía pegadiza o melancólica. Es lo que conocemos como “un clásico”. El artista que la escribió estará atado eternamente a ella. Y en cada nuevo recital de ese artista el público va a pedir volver a escucharla nuevamente.

Forjadas sin querer como un arma de doble filo, estas canciones pueden tanto representar una bendición para los oídos del oyente como una maldición para su creador, quien inevitablemente verá que su nuevo material no despierta la misma euforia que aquel viejo hit. Pero ¿por qué motivos nos gusta escuchar una y otra vez las mismas canciones? ¿Qué tienen ellas que desafían incluso con cierta soberbia a sus flamantes hermanas salidas de la misma pluma? Aún cuando esas canciones las toquen o las canten artistas diferentes a su creador.

Hay explicaciones. Y por supuesto la neurociencia (junto con la Inteligencia Artificial, tan de moda últimamente) ha llegado para poner las cosas en claro. Como bien sabemos la música activa distintas áreas del cerebro. Entre ellas el sistema límbico, que es el encargado del procesamiento emocional.

Así, las melodías que más nos gustan activan lo que se conoce como “circuito de gratificación dopaminérgica”, que libera dopamina, un neurotransmisor que participa detectando los estímulos placenteros.

Los seres humanos solemos escuchar las mismas canciones básicamente para procesar y traer a nuestro recuerdo las historias y emociones encerradas en su melodía o en la letra. ¿Cuántas veces nos sucede que escuchando tal o cual tema se abre el álbum de memorias y recorremos aquellos episodios del pasado que tanto nos alegraron y/o nos lastimaron?

¿Por qué escuchamos tantas veces las mismas canciones, si difícilmente leemos un libro dos veces o miramos esa película más de una vez?

Tomemos un caso. El de Sandra Mihanovich. No hay forma de que en sus shows el público no le pida que interprete Puerto Pollensa, el clásico de Marilina Ross que Sandra convirtió en himno: “Esas canciones forman parte de la vida de la gente, tienen allí reflejada una historia, y es lógico que quieran volver a escucharlas una y mil veces”, asegura la cantante.

Sandra Mihanovich tiene que cantar Sandra Mihanovich tiene que cantar “Puerto Pollensa” en todos sus shows, pero a ella no le resulta una carga. Foto: Fernando de la Orden

“Pasa por escuchar eso que les tocó el corazón, les tocó la emoción y siguen sintiendo lo mismo que sentían desde el primer minuto que la escucharon. Fijate que los niños escuchan millones de veces la misma canción. Yo creo que cuando somos grandes seguimos siendo un poco niños también”.

La música nos transporta

Está bastante claro que al escuchar la misma música nos transportamos emocionalmente a un lugar que es seguro por conocido, que nos genera una adrenalina especial y nos deleita movilizando los niveles de estrés. Pero en la otra punta de la madeja está El Artista. O sea, el disparador de esta herramienta emocional formidable que, en tanto compositor, puede funcionarle como una fascinante y dulce trampa difícil de evadir.

Por supuesto que no todos los artistas aceptan alegremente las reglas de este juego. Muchos creen que los clásicos por ellos mismos generados terminan eclipsando todo el trabajo posterior que significa escribir nuevas canciones y exponerlas ante su público.

Un dato acerca de la banda La Mosca es por demás sugestivo: la version original de Muchachos (esta noche me emborracho) tiene 55 mil vistas en Youtube. Mientras que la versión con la letra cambiada, dedicada a la Selección de Fútbol Argentina, tiene en la misma red casi 800 mil vistas. ¿Cómo hace una banda para competir contra tremendo éxito propio sacando un tema nuevo? Guillermo Novelis, cantante del grupo de Ramallo, tiene algo que decir:

Teatros llenos para escuchar la música que con suerte nos transporte a la adolescencia, más allá de quien la toque.Teatros llenos para escuchar la música que con suerte nos transporte a la adolescencia, más allá de quien la toque.

“Es decepcionante el hecho de no poder colocar una canción nueva a la altura de otras muy exitosas, sobre todo del comienzo de nuestra carrera. No sé cuál es el motivo, ¿todo tiempo pasado fue mejor?, ¿o aquella frase que dice que la música es la banda sonora de nuestra vida y nos remite a esos momentos que añoramos? Para los compositores es frustrante, te lo aseguro.

-¿Y a vos como público qué te sucede?

-La otra noche fui a ver a Fito Páez haciendo Del 63 y estuve todo el tiempo emocionado. Y la verdad es que no tengo tanta curiosidad de escuchar cosas nuevas de Fito, quiero escuchar esas canciones porque forman parte de mi cultura, de mis sentimientos, de mi historia. Debe ser multi causal, no encuentro una explicación.

Guillermo Novellis, el líder de La Mosca dice que para los compositores es frustrante no poner una canción nueva a la altura de un viejo éxito. Guillermo Novellis, el líder de La Mosca dice que para los compositores es frustrante no poner una canción nueva a la altura de un viejo éxito.

¿Animales de costumbre?

Es particularmente curioso (y absolutamente sintomático) que una radio como la FM Aspen lleve ya 26 años en el segundo puesto de las FM más escuchadas, cuando en un altísimo porcentaje está dedicada a irradiar repetitiva y diariamente éxitos musicales de los años ’60, ’70, ’80 y ’90. Ello nos habla de que hay un público enorme eligiendo escuchar los clásicos de esas décadas todo el tiempo. ¿Somos animales de costumbre, entonces?

Kevin Johansen cuenta desde Montevideo: “Siempre en mis shows hay alguien gritando para que toque Guacamole, ya sea en Australia, en España o la Argentina. Creo que una buena canción siempre es nueva. A mí me pasa como oyente, me despierto y quiero escuchar una de Creedence, de Sinatra o de Caetano Veloso.

Hay algo en la repetición, y esto lo decía como actor Al Pacino, que cuando sucede logra frescura. Parece contradictorio pero es así. Uno en cada repetición de esa canción que ama descubre siempre cosas nuevas, un instrumento, un arreglo que antes no habías escuchado”

Kevin Johansen, con sensaciones encontradas. Por un lado, siempre le piden que cante Kevin Johansen, con sensaciones encontradas. Por un lado, siempre le piden que cante “Guacamole”. Y él, como oyente, siempre quiere escuchar los clásicos de Creedence, Sinatra o Caetano Veloso. Foto: Ariel Grinberg

Quién más quién menos (como canta Sabina) todos sabemos del poder inconmensurable de la música. Y fue Friedrich Nietzsche quien dijo “la vida sin música sería un grave error”. Pero ese mismo potencial puede ser utilizado tanto para curar personas (musicoterapia) como para torturarlas (la música como arma sicológica se viene utilizando en diferentes conflagraciones desde mediados del siglo XX).

De un modo u otro parece que la música es imprescindible para los humanos desde tiempos primigenios. El mismísimo Platón aseguraba que “la música es para el alma lo que la gimnasia es al cuerpo. En su tratado La República, el gran filósofo griego decía que los guerreros debían formarse en tres disciplinas necesarias: gimnasia, filosofía y música.

El Paz Martínez, autor de más de 500 canciones (cerca de 300 de ellas grabadas) asegura que “la gente cuando va a ver a un artista quiere escuchar las canciones que han sido o son hits de ese artista. En mi caso es medio raro, porque si bien tengo más de media docena que debo cantar obligadamente, sucede que cuando me siento al piano y canto otras canciones, la gente también las disfruta.

El Paz Martínez dice que la gente no sólo disfruta de sus clásicos, sino también de sus canciones nuevas. El Paz Martínez dice que la gente no sólo disfruta de sus clásicos, sino también de sus canciones nuevas.

Los eternos retornos y los que nunca se fueron

Este momento pareciera ser particularmente propicio para la nostalgia musical, donde grandes artistas vuelven a presentar álbumes y canciones de su pasado más lejano. Fito Páez logró una enorme repercusion y seis conciertos absolutamente sold-out con la evocación de dos de sus discos más emblemáticos: Del 63 (1984) y Circo Beat (1994). Nito Mestre sigue llevando por toda América un show por los 50 años del disco Vida (Sui Géneris, 1972)

Virus presentó hace pocas semanas los 40 años de su álbum Relax con un Gran Rex repleto, y recordemos que en octubre pasado Sir Paul McCartney puso River Plate a tope con una playlist de canciones de los Beatles con más de 60 años de antiguedad. Hace pocos días Keane llegó a Buenos Aires para celebrar los 20 años de su disco debut, Hopes and Fears y dos semanas antes los franceses del dúo Air hicieron lo propio con el aniversario número 25 de Moon Safari.

La nueva/vieja formación de Virus festejó los 40 años de su disco La nueva/vieja formación de Virus festejó los 40 años de su disco “Relax”.

Un viejo axioma de la industria discográfica dice que el catálogo de una compañía es su Fort Knox, en referencia al lugar, en Kentucky, donde los Estados Unidos almacenan sus reservas de oro. Y el refrán no es nada desacertado. Los catálogos están conformados por todos los discos “viejos” de artistas reconocidos, ya sea que estén vivos o hayan fallecido. Esos discos están repletos de hits de doradas épocas pasadas. Y allá afuera hay un público ansioso por volver a escucharlos hasta el infinito, aunque ellos no los toquen.

Es por ellos que los compilados y discos de grandes éxitos han llenado los bolsillos de muchas empresas y varios músicos, sobre todo internacionales. Hay muchísimo dinero en juego en el negocio de la música vintage o retro. Recordemos que hace pocas semanas Pink Floyd vendió su catálogo de canciones en la cifra de 500 millones de dólares. La nostalgia pega. Pega y paga.

El músico Damián Mahler, que presenta el 30 de noviembre en el Gran Rex el espectáculo The Beatles Synfonic Fantasy, opina: “El motivo por el cual creo que el público asiste a este tipo de conciertos es porque hay un repertorio de otra época que lejos de perder vigencia la va ganando con el correr del tiempo. Y el motivo por el cual gana vigencia y se va haciendo cada vez más fuerte es por el contenido del mensaje, en esas músicas y/o letras hubo un impacto fuertísimo, que imprimió huella en su momento y hubo elementos universales y atemporales que la hicieron eterna”.

Damián Mahler hace música de Los Beatles con orquesta sinfónica. Habla de la vigencia de esa música.
Foto Cleo BouzaDamián Mahler hace música de Los Beatles con orquesta sinfónica. Habla de la vigencia de esa música.
Foto Cleo Bouza

Y sigue: “¿En qué momento van a pasar de moda The Beatles? Yo creo que nunca, y como todas las grandes obras de arte, van agrandándose cada vez más con el tiempo. No es una moda pasajera All You Need Is Love, ese mensaje apareció en un momento clave de la historia y hoy tiene la misma o más vigencia. Además de esto, creo que hay un factor nostálgico que también se hace presente: estas músicas nos recuerdan a nuestra niñez, adolescencia, juventud, y nos unen a través del tiempo con los seres queridos que tenemos al lado, y muchas veces vemos a estas generaciones diferentes unidas por la música, es una de las cosas más emocionantes que nos suceden en estas propuestas”.

Los homenajes a grandes artistas, hechos por músicos profesionales, también reciben una enorme respuesta del público. Tributos a Frank Sinatra, por ejemplo, tienen una cuadra y media de cola en algunos boliches de Palermo dedicados al jazz. Tal vez nadie sepa los nombres de los intérpretes, pero todos sí conocen como la palma de su mano el repertorio inoxidable de La Voz.

Como todos conocen a Queen, la banda liderada por el inolvidable Freddie Mercury. Un grupo argentino, God Save the Queen, los homenajea con un espectáculo de altísimo nivel, que han llevado por todo el mundo, incluso al Reino Unido (en Liverpool tocaron ante un estadio repleto).

Damián Mahler, al frente de la orquesta con la que presenta The Beatles Symphonic Fantasy.Damián Mahler, al frente de la orquesta con la que presenta The Beatles Symphonic Fantasy.

Javier Fernández, productor general de God Save the Queen, cree que ” la gente va (y cada vez más) a shows que toquen música aunque no estén los músicos originales por muchas cosas. Los ’60, ’70 y ’80 han sido años maravillosos en donde la música moderna toco su techo creativo y es por eso aunque hoy en día pasaron 40 o 50 años, esta música está aún vigente e incluso se pasa a nuevas generaciones”.

“Ese punto máximo -continúa- que no te da la música actual sumado a que la gente vuelve a sus momentos mas felices a través de la música que vivió en su niñez y adolescencia hace que el fenómeno de los shows mal llamados tributos no pare de crecer pudiendo mostrar mega producciones que antes no pasaban. God Save the Queen se presenta el 12 de diciembre en el Teatro Gran Rex.

God Save the Queen, la banda que hace música del grupo de Freddie Mercury, en un show en Liverpool.God Save the Queen, la banda que hace música del grupo de Freddie Mercury, en un show en Liverpool.

De acuerdo a un estudio conjunto realizado entre el CONICET y la Facultad de Medicina de la UBA “el tipo de música que provoca mayor emoción en la edad adulta es aquella escuchada durante el momento de desarrollo del sistema de recompensa. Este circuito alcanza su máximo pico de expansión en la adolescencia, lo cual explicaría por qué algunas de las canciones escuchadas entonces activan respuestas corporales específicas, como los estremecimientos, la aceleración del ritmo cardíaco, la sensación de escalofríos, los cosquilleos en el estómago o la piel de gallina”.

Durante la adolescencia, este circuito alcanza su pico máximo de actividad y el cuerpo produce los niveles más altos de dopamina, una de las sustancias consideradas el neurotransmisor del placer. La música que escuchamos bajo el efecto de ese cóctel de hormonas del desarrollo y hedonismo biológico marca las estructuras del cerebro de una manera especial para el resto de la vida”.

Negarse al propio repertorio

Considerando entonces todas estas claras señales, ¿algún músico podría negarse a cantar las mismas canciones de su propio repertorio toda vez que se las pida su público?. Si, claro que los hay. Rolo Sartorio, cantante y compositor de La Beriso provocó polémica en unas declaraciones de mayo pasado, cuando dijo “yo no quiero sacar canciones nuevas porque no sirve, la gente sólo quiere escuchar y cantar las de los primeros cuatro discos, y uno quiere hacer otras canciones para renovarse”

Desde un hotel en Madrid Sartorio se explaya sobre el tema:

Rolo Sartorio. El líder de La Beriso fue el primero en decir que ya no estaba interesado en grabar música nueva. Foto: Guillermo Rodríguez AdamiRolo Sartorio. El líder de La Beriso fue el primero en decir que ya no estaba interesado en grabar música nueva. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

-¿Te enojás cuando en un show te exigen cantar lo de siempre?

-Yo veo que siempre te piden los temas viejos, he hablado con músicos de otras bandas y a les pasa lo mismo. Y entonces decidí con la banda no grabar más discos. La gente sólo quiere aquellas canciones con las que se enamoró. Vos sacás tu primer disco, el segundo, el tercero y es la parte donde la gente se enamora de la banda, pero cuando empezás a hacer algo distinto, porque la banda quiere crecer, a la gente ya no le gusta. Ellos añoran ese momento donde te conocieron y nada más.

-Y eso te molesta…

¡Pero claro!. Ahora es el furor de las bandas tributo, cuando en otra época apenas existían. La gente quiere escuchar siempre las mismas canciones. Yo hoy, con el diario del lunes, hubiese sacado tres o cuatro discos con La Beriso y después si quería hacer temas nuevos armaba otra banda y listo. Fijate que los Stones siguen haciendo temas de cuarenta años atrás, porque la gente quiere escuchar eso, en el show están esperando ese momento.

Es verdad que como público uno puede sentirse hasta traicionado si el artista al que fuimos a ver no toca sus clásicos. Esa fue la pelea de Litto Nebbia durante años. Uno de los compositores argentinos más prolíficos, con mil cuatrocientas canciones registradas y grabadas y todos estamos esperando para pedirle La Balsa. Finalmente el músico rosarino cambió su manera de pensar. !A la fuerza aprietan!

“Hay siete, ocho o diez canciones que me las piden en todos lados -dice Nebbia-. Una explicación es que se trata de canciones que quedaron grabadas en el afecto de la gente en determinada generación, y han tenido la suerte de trascender pasando luego a las siguientes generaciones. Sucede con La Balsa, Rosemary o Sólo se trata de vivir”.

Litto Nebbia dice que artistas jóvenes hicieron versiones de sus temas y que eso les dio una nueva vida. Foto: Martín BonettoLitto Nebbia dice que artistas jóvenes hicieron versiones de sus temas y que eso les dio una nueva vida. Foto: Martín Bonetto

“Tuvieron su éxito comercial, pero luego han permanecido en el gusto -sigue Nebbia- y eso hace que cuando vas a tocar a lugares los espectadores te pidan esas. Mi publico está hecho de gente de la primera hora, otros de mediana edad y otros son jovencitos que me descubren porque siempre hay reediciones de mis discos. Y además hay artistas nuevos que graban algunos de esos temas. Hace poco dos o tres artistas me han grabado El rey lloró, y una de esas versiones ya tiene mas de trescientas mil vistas. Y todo hace que la canción siga en boga”.

Por costumbre, por nostalgia, porque es un gran negocio para radios, discográficas y locales o porque el omnipresente algoritmo así lo determina, aquellas viejas canciones siguen y seguirán sonando y resonando. Ya lo dijeron alguna vez los Led Zeppelin: The song remains the same, La canción sigue siendo la misma. Y así sera por siempre..

Cortesía de Clarín



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