Desde hace siglos, la épica expansión vikinga ha sido narrada como una odisea de exploración y conquista homogénea. Sin embargo, un reciente estudio publicado en Frontiers in Genetics sugiere que la realidad es mucho más compleja: Islandia y las Islas Feroe, ubicadas en el Atlántico Norte, fueron colonizadas por grupos vikingos con diferencias genéticas significativas.
El equipo liderado por Christopher Tillquist, de la Universidad de Louisville, y Eyðfinn Magnussen, de la Universidad de las Islas Feroe, analizó el ADN del cromosoma Y de 139 hombres feroeses y lo comparó con datos de Islandia, Noruega, Suecia, Dinamarca e Irlanda. El objetivo era rastrear las huellas genéticas de los fundadores de estas islas.
“Los científicos han asumido durante mucho tiempo que Islandia y las Islas Feroe fueron colonizadas por los mismos grupos de nórdicos. Sin embargo, nuestro análisis ha demostrado que las islas fueron fundadas por hombres de diferentes acervos genéticos dentro de Escandinavia”, explicó Tillquist en el estudio.
Islas Feroe: Diversidad en la genética fundadora
Las Islas Feroe, un archipiélago de 18 pequeñas islas situadas a unos 300 kilómetros al norte de Escocia, poseen una historia fascinante. Según el relato medieval Færeyinga Saga, un caudillo vikingo llamado Grímur Kamban lideró la primera colonización en torno al siglo IX. Pero nuevas evidencias genéticas y arqueológicas indican que hubo presencia humana mucho antes, posiblemente de monjes celtas provenientes de las Islas Británicas.
El análisis genético reveló que los fundadores de las Feroe provinieron de una amplia variedad de regiones escandinavas, reflejando una diversidad que aún se percibe en la población actual. Esto contrasta con Islandia, cuyos colonos parecían proceder de un grupo más homogéneo.
“Proporcionamos evidencias sólidas de que las Islas Feroe fueron colonizadas por un grupo diverso de colonos masculinos provenientes de múltiples poblaciones escandinavas”, señala Tillquist.
Para llevar a cabo esta investigación, los científicos desarrollaron una técnica innovadora llamada “Distancia Mutacional del Haplótipo Modal”. Este método les permitió identificar variaciones genéticas dentro de haplotipos, pequeñas secuencias de ADN que se transmiten de generación en generación.
El análisis mostró un fenómeno conocido como “efecto fundador” en ambas poblaciones, lo que sugiere que un pequeño grupo inicial colonizó las islas. En las Feroe, la diversidad genética dentro de los haplogrupos —grandes familias genéticas— fue más alta que en Islandia, indicando un origen más disperso.
Islandia: Una herencia más homogénea
Por otro lado, los colonos vikingos de Islandia parecen haber sido un grupo más cerrado y homogéneo. Este patrón sugiere que la colonización islandesa fue liderada por un grupo más pequeño, menos diverso genéticamente y con menos influencia de otras regiones escandinavas.
“Un grupo diverso en sus orígenes escandinavos se estableció en las Islas Feroe, mientras que una banda más genéticamente divergente colonizó Islandia. Tienen firmas genéticas separadas que persisten hasta hoy”, añadió Tillquist.
El estudio también demostró que, a pesar de la proximidad geográfica de las dos islas, no hubo entrecruzamiento genético significativo después de la colonización inicial. Esto apunta a que cada comunidad permaneció aislada en términos reproductivos.
Estos hallazgos plantean preguntas sobre las narrativas históricas tradicionales. Durante mucho tiempo, se creyó que la expansión vikinga era un movimiento uniforme, pero los datos genéticos cuentan una historia diferente.
“Cada barco que zarpó hacia estas islas distantes no sólo llevaba vikingos, sino también legados genéticos distintos”, explicó Tillquist. “Ahora podemos rastrear estos viajes separados de conquista y asentamiento, revelando una historia más matizada de la exploración vikinga que la que cuentan los libros de historia”.
El impacto arqueológico
Las implicaciones del estudio van más allá de la genética. La arqueología también ha contribuido a esta narrativa. Por ejemplo, en las Feroe se han encontrado restos de ovejas que datan del año 500 d.C., siglos antes de la llegada de los vikingos, lo que refuerza la hipótesis de asentamientos previos.
Además, el uso combinado de genética y arqueología permite reexaminar relatos como el de la Færeyinga Saga, proporcionando un contexto más rico y detallado sobre la llegada de los vikingos a estas islas.
Este innovador estudio no solo desentraña las raíces genéticas de los colonos vikingos, sino que también redefine nuestra comprensión de la expansión nórdica. Lejos de ser un movimiento uniforme, los vikingos que colonizaron Islandia y las Feroe representan legados genéticos distintos y viajes de exploración únicos.
A medida que se desarrollan técnicas más avanzadas para analizar el ADN antiguo, los historiadores y científicos tienen una oportunidad sin precedentes para reescribir capítulos enteros de la historia humana, ofreciendo una visión más detallada y precisa de nuestro pasado compartido.
Referencias:
- Mann AE, Magnussen E and Tillquist CR (2024) Genetic evidence points to distinct paternal settlers of the Faroe Islands and Iceland. Front. Genet. 15:1462736. doi: 10.3389/fgene.2024.1462736
Cortesía de Muy Interesante
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