En Palacio explican el aumento de la violencia del narco por el cambio en la estrategia de seguridad con la simpatía de Trump

Tal parece que los hechos violentos de grandes dimensiones y en todo el país se han organizado y calendarizado, con un espacio de 15 días por evento, según un informe que se entregó en el Gabinete de Seguridad que dirigen a diario los secretarios Omar García Harfuch y Rosa Icela Rodríguez en Palacio Nacional.

El sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum comenzó con la ejecución del alcalde de Chilpancingo, el priista Alejandro Arcos, cuya cabeza fue expuesta en una camioneta. Se trató de una acto de terror en el capital de uno de los estados más importantes del país.

A continuación, la violencia se desató en el estado de Guanajuato cobrando la vida de una docena de personas en al menos seis ataques efectuados casi de manera simultánea en el municipio de Salamanca, donde días atrás se había registrado una masacre en la que fueron asesinadas cuatro personas.

A estos hechos se sumó, dos semanas después, el ataque de un comando armado irrumpió el pasado 10 de noviembre al bar “Los Cantaritos” de Querétaro dejando un saldo de 10 personas asesinadas y al menos 13 heridas. Otro acto de barbarie entre grupos que se disputan la plaza.

Pero no terminaban de enfriarse los cuerpos de las víctimas en Querétaro cuando en territorio vecino, en el Estado de México, un otro bar llamado “Bling Bling” de Cuautitlán Izcalli, otro comando asesinó a seis personas y dejó siete personas heridas en un ataque mortal y fríamente calculado.

La masacre más reciente ocurrió el pasado fin de semana en Tabasco, donde tuvo lugar la narcoejecución de seis jóvenes en el antro “DBar” de Villahermosa, hecho que destapó una interna explosiva en el estado natal de Andrés Manuel López Obrador entre el gobernador Javier may y su antecesor Adán Augusto López, actual coordinador de los senadores de Morena.

May pide un Operativo Enjambre para detener a funcionarios nombrados por Adán Augusto, tras la masacre en Villahermosa

La periodicidad de los hechos (cada dos semanas) y la elección del tiempo (los fines de semana, cuando no hay mañaneras y el Gobierno Federal es más débil ante las críticas), hicieron que los analistas en Seguridad en el equipo de Harfuch y Rosa Icela pidieran más información sobre los grupos detrás de estos actos, apuntando al Cártel Jalisco Nueva Generación y sus aliados estatales, y al Cártel del Pacífico en disputado por el liderazgo.

Lo anterior como respuesta a dos hechos: el arresto de un importante operador de Nemesio Oseguera Cervantes, alias “el Mencho”, en California, y desde luego el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. En el caso del primer punto, se trata de Cristian Fernando Gutiérrez Ochoa, mejor conocido como “El Guacho”, yerno del Mencho, y quien tendría información sensible del cártel más violento que opera en México.

Los generadores de violencia de Jalisco son la prioridad de la Secretaría de Seguridad del Gobierno Federal, la cual no ha cambiado la instrucción de que sigan los “abrazos, no balazos” que promovió el presidente López Obrador, pero sí ha dejando su propia marca en el campo de acción, con un aumento en la letalidad de las Fuerzas Armadas. El conocido caso del “mátalo, mátalo” en Culiacán, en octubre de este año, dejó patente que “el Batman”, Omar García Harfuch, está al mando y ya le dijo que sí a la estrategia de Estados Unidos.


Por supuesto, la estrategia de Estados Unidos que lidera ahora Donald Trump: una guerra contra el narcotráfico al más puro estilo de la época de Felipe Calderón, que Harfuch conoce muy bien. A mitad de camino entre el “abrazos y no balazos” y la guerra contra el narco, Harfuch prepara más intervenciones quirúrgicas como el Operativo Enjambre en Edomex, donde se usó toda la fuerza del estado sin disparar una sola arma. De ahí, dicen los analistas en seguridad, la respuesta del crimen organizado los fines de semana.

Peor, a pesar de la información anterior, lo que ocurre en el estado de Sinaloa se cuece aparte, según esta información. Pues los hechos delictivos derivan del polvorín que explotó con el secuestro y transporte a Estados Unidos del capo Ismael “el Mayo” Zambada, sin la cooperación de México pero con dos grupos culpando de aquello al Gobierno del Estado.

Cortesía de La Política Online



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