El Ximbó es uno de los platillos más representativos de la gastronomía hidalguense, y su preparación es un auténtico ritual que mezcla tradición, sabor y conexión con la tierra. Originario de comunidades indígenas otomíes, este platillo ha trascendido generaciones y se ha consolidado como una joya culinaria de la región.
El Ximbó se elabora con carne de cerdo, pollo o carnero, marinada con especias, chiles y hierbas locales, y envuelta en pencas de maguey. Posteriormente, se cuece en un horno de tierra, lo que le da su característico sabor ahumado y jugoso. Este proceso, que puede durar varias horas, es un legado de las técnicas de cocción prehispánicas.
El platillo suele servirse acompañado de nopales, tortillas y salsas hechas a mano, siendo una experiencia completa para el paladar. Su nombre proviene del otomí “ximbó”, que significa “cocido en tierra”, y su preparación es común en celebraciones familiares y festividades locales.
Probar el Ximbó es saborear la historia y la identidad de Hidalgo, una tierra que preserva sus tradiciones a través de su rica gastronomía.
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