El lunes 2 de diciembre, cuando traspasó ese umbral, Delfina de Lellis se presentaba como la menor de esta temporada de Gran hermano (a las 22.15, por Telefe), rápidamente armó grupo de “amigas tranquis”, se la vio chispeante, hasta con chances de saber jugar en medio del encierro. Pero al día siguiente, cuando el flamante líder de la casa la eligió junto a otras tres mujeres para que no pudiera pasar por el confesionario a votar, su actitud cambió. Se mostró vulnerable, temerosa y tiró un puñado de frases cancelables contra algunos compañeros. El miércoles quedó nominada y el lunes armó las valijas y se convirtió en la primera eliminada de esta edición.
Tanto cambió, que aquella que el lunes 2 había entrado sonriente y eufórica al estudio de Telefe donde la esperaba Santiago del Moro, el lunes 9, recién salida, no quiso entrar. Fue la primera vez que un eliminado decide no ingresar al piso para ser recibido por el conductor y el público de la tribuna.
Ahora, miércoles 11 al mediodía, quien era la más chica del grupo de 24 participantes, charla con Clarín, un poco más calma, un poco más familiarizada con la TV y sus arrabales.
-¿No aceptaste cumplir con la regla de volver al estudio por enojo o porque alguien te lo sugirió?
-Lo de este lunes fue un mix de cosas. Estaba como en shock y tuve una crisis emocional, como un ataque de ansiedad. Por eso preferí quedarme en el auto (que traslada a los eliminados unas pocas cuadras, de la casa al estudio). Y luego hablé con el psicólogo y me fui calmando.
-¿No te esperabas ser la primera eliminada?
-Al principio no, pero cuando Santiago (el líder que tuvo la posibilidad de mover piezas de la placa) subió el jueves a Papucho (Claudio), que es un jugador que parece fuerte, empecé a sentir que podía perder yo. Éramos cuatro (junto a Ulises y Carlos). Y cuando vi que este lunes Santi (Del Moro) no me nombraba como la primera salvada me asusté un poco. Y ahí entré en un camino de angustia. Casi todos me consolaban, pero yo no podía salir del shock.
De eso no se habla
-¿Sentís que hiciste algo mal adentro de la casa?
-Tal vez pagué el precio de ser un poco lengua larga. Sinceramente no recuerdo haber dicho frases hirientes, sí tal vez desafortunadas. Y por eso ayer (por el martes) en el debate pedí disculpas. Sé que opiné sobre otros participantes (en la casa habló bastante de Luciana, la chica trans del grupo a la que no elogió, precisamente).
-¿Sos de decir frases de las que ahora se consideran cancelables?
-Tal vez se me pueda escapar alguna, como nos pasa a todos. Pero en general no me surgen. Es más, con mis 18 años soy muy de decirle a la gente grande que tal o cual cosa puede ser políticamente incorrecta. Pero quedé expuesta y acá estoy.
-¿Y ahora cómo estás: sigue la crisis?
-No, ya no, porque de a poco voy entiendo cómo es esto. Yo sabía adónde me metía, pero la verdad es que el lunes me sentí un poco superada. Te puedo decir que ahora estoy contenta, tranquila. Sigo unos días en el hotel y luego retomaré mi vida.
La chica de Tres de Febrero vive repartida entre las casas de su papá y de su mamá, y tiene un hermano tres años menor que ella. Desde los 15 trabaja como modelo y quiere seguir pisando la pasarela. “Me coparía también probarme como streamer, iremos viendo”, reconoce quien está esperando que se abra la chance del repechaje.
Si bien dice que una semana es “poco tiempo para enojarse con alguien ahí adentro”, sí entiende que encontró “dos amigas geniales en Martina y Lourdes”.
De las dos últimas temporadas se identifica -confiesa- “con Juli Poggio, con Daniela, con Rosina, con Zoe. Me va más ese perfil tranqui”.
-¿No te gustaba el juego de Furia o Alfa?
-No tengo nada para decir de ellos. Yo entré con otro estilo… bueno, en la vida soy otro estilo.
-Faltan casi seis meses, pero ¿qué podio imaginás o qué final te gustaría?
-Es re difícil esa pregunta, ojalá ganen mis amigas. Pero me gustaría también que lleguen Brian y Jenifer, que están ahí porque quieren ayudar a sus hijos, y creo que puede llegar Sandra (la pescadora), porque tiene una personalidad fuerte y por lo visto hasta ahora se sabe plantar.
Cortesía de Clarín
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