Los hallazgos más sorprendentes del Telescopio James Webb durante 2024: Imágenes que redefinen el Universo, con galaxias que impactan, agujeros negros supermasivos y la revolución de las lentes gravitacionales

En 2024, el Telescopio Espacial James Webb continuó deslumbrando al mundo con descubrimientos que redefinen nuestra comprensión del universo. Desde su posición privilegiada en el espacio, el Webb ha logrado observar los rincones más lejanos del cosmos y desentrañar los secretos de épocas cercanas al Big Bang. Este año, el telescopio capturó imágenes nunca vistas, identificó galaxias tempranas con propiedades inesperadas y exploró fenómenos cósmicos como supernovas, colisiones galácticas y agujeros negros supermasivos.

Cada uno de estos hallazgos ha ofrecido nuevas pistas sobre la formación de las primeras estructuras del universo y los procesos que dieron forma al cosmos tal como lo conocemos. En este artículo, hacemos un repaso de los descubrimientos más destacados de 2024, desde los misteriosos “puntos rojos” del universo temprano hasta las galaxias “muertas” que contradicen los modelos de evolución galáctica, pasando por imágenes impresionantes de nebulosas y colisiones cósmicas.

Galaxias tempranas y lejanas

Galaxia GN-z11 y JADES-GS-z14-10

En 2024, el telescopio James Webb aportó nuevos y valiosos datos sobre la galaxia GN-z11, previamente conocida como una de las galaxias más lejanas y antiguas observadas, formada apenas 400 millones de años después del Big Bang. El Webb utilizó su capacidad infrarroja avanzada para estudiar en mayor detalle las características de esta galaxia, permitiendo analizar su composición química y dinámica interna con una precisión sin precedentes. En este sentido, el Webb confirmó la existencia de fuertes ráfagas de formación estelar que sugieren un proceso extremadamente eficiente en las primeras etapas del universo.

Por otro lado, el Webb identificó a JADES-GS-z14-10, una galaxia aún más antigua que GN-z11, formada apenas 300 millones de años después del Big Bang. Este descubrimiento marca un récord en la distancia y antigüedad de galaxias observadas, proporcionando una oportunidad única para entender los primeros momentos de la evolución cósmica. Estos hallazgos refuerzan la idea de que la formación estelar temprana fue mucho más rápida y eficiente de lo que se creía, ayudando a definir las primeras estructuras del universo.

Las sorprendentes galaxias “imposibles” y azules del universo temprano

El telescopio James Webb, a lo largo de 2024, permitió observar características sorprendentes en galaxias del universo temprano que desafían los modelos clásicos de formación galáctica. Una de las mayores sorpresas fue descubrir que muchas de estas galaxias, incluidas las más antiguas como GN-z11 y JADES-GS-z14-10, presentan propiedades “imposibles” para su época: son extremadamente brillantes, masivas y carecen casi por completo de polvo cósmico.

En los modelos tradicionales, las galaxias tempranas deberían haber estado enriquecidas con polvo generado por las explosiones de las primeras supernovas. Sin embargo, estas galaxias parecen estar compuestas principalmente por estrellas masivas jóvenes y brillantes, que emiten intensas ráfagas de radiación. Estas ráfagas podrían haber destruido o dispersado el polvo presente, dejando un entorno prácticamente limpio. Esto explica su apariencia “azul”, un color asociado a la ausencia de polvo y a la emisión intensa en longitudes de onda cortas.

JADES-GS-z14-0. Fuente: NASA, ESA, CSA, STScI, Brant Robertson (UC Santa Cruz), Ben Johnson (CfA), Sandro Tacchella (Cambridge), Phill Cargile (CfA)

Por otra parte, estas galaxias destacan por su eficiencia extrema en la formación estelar. En lugar de seguir un ritmo lento y acumulativo, como ocurre en galaxias más maduras, las galaxias del universo temprano parecen haber convertido grandes cantidades de gas en estrellas en periodos de tiempo muy cortos. Esto no solo sugiere un mecanismo diferente de formación estelar, sino que también plantea preguntas sobre el papel del entorno cósmico, las nubes de gas primordial y las dinámicas gravitatorias en esta etapa del universo.

Por último, el estudio de estas galaxias también refuerza la idea de que los agujeros negros supermasivos se formaron sorprendentemente rápido después del Big Bang. Muchas de estas galaxias brillan con una intensidad que podría estar relacionada no solo con estrellas masivas, sino también con la energía liberada por agujeros negros en crecimiento en sus centros. Este aspecto aporta nuevas pistas sobre cómo las primeras galaxias evolucionaron para convertirse en las estructuras complejas que observamos hoy.

En definitiva, los hallazgos del James Webb en 2024 han cambiado nuestra percepción de las galaxias tempranas, mostrando que el universo en sus primeros 300-400 millones de años fue un lugar más dinámico, rápido y eficiente de lo que se pensaba.

Fenómenos estelares

Supernova 2023ufx: Una ventana al cosmos primitivo

En 2024, el telescopio James Webb desempeñó un papel crucial en el estudio de la supernova 2023ufx, un fenómeno extraordinario detectado en una galaxia enana de baja metalicidad. Este evento, clasificado como una supernova de tipo II, destaca por su extrema escasez de elementos más pesados que el hidrógeno y el helio, condiciones similares a las que prevalecían en el universo temprano.

Las observaciones espectroscópicas realizadas por el Webb confirmaron que la estrella progenitora evolucionó en un entorno químicamente poco enriquecido, ofreciendo una rara oportunidad de explorar las características de las primeras generaciones de estrellas. Entre las peculiaridades de 2023ufx está la corta duración de su fase brillante, de apenas 55 días, y la velocidad extrema de los flujos de material expulsados, que alcanzaron hasta 10.000 km/s.

Una supernova amplificada por lente gravitacional

En octubre de 2024, el James Webb capturó un evento extraordinario: una supernova de tipo Ia (SN H0pe) amplificada por el efecto de lente gravitacional de un cúmulo de galaxias masivo. Este fenómeno permitió observar la supernova en tres momentos diferentes de su explosión, gracias a que la luz tomó diferentes rutas alrededor del cúmulo antes de llegar a la Tierra.

Este hallazgo es crucial para abordar la tensión de Hubble, una discrepancia entre las mediciones de la constante de Hubble basadas en el universo temprano y el universo local. Las supernovas de tipo Ia, conocidas como “velas estándar”por su brillo uniforme, son herramientas fundamentales para medir distancias cósmicas. Los datos obtenidos por el Webb refuerzan la necesidad de ajustar los modelos actuales de la expansión del universo. El descubrimiento fue respaldado por publicaciones de la NASA y la ESA, y destaca la capacidad del Webb para explorar fenómenos complejos a escalas cósmicas.

Nebulosas y regiones de formación estelar

Nebulosa Cabeza de Caballo

La icónica Nebulosa Cabeza de Caballo, situada en la constelación de Orión, es una de las regiones más reconocibles del cielo nocturno. En 2024, el telescopio James Webb capturó imágenes espectaculares de esta nebulosa, revelando detalles que habían permanecido ocultos en longitudes de onda visibles. Sus observaciones en el infrarrojo cercano y medio permitieron atravesar las densas nubes de polvo y gas que envuelven esta estructura, mostrando con claridad su complejidad interna.

Las imágenes revelaron zonas de formación estelar activa, donde las estrellas jóvenes están modelando su entorno con sus radiaciones y vientos estelares. Se identificaron chorros de gas y nubes ionizadas iluminadas por la radiación de estrellas cercanas, que contribuyen a esculpir esta región. La columna de gas y polvo que da a la nebulosa su característica forma de cabeza de caballo es una estructura densa y resistente, que podría ser uno de los últimos restos de la nube molecular original.

Nebulosa del Caballo vista por Euclides, Hubble y Webb. Fuente: SA/Euclid/Euclid Consortium/NASA, image processing by J.-C. Cuillandre (CEA Paris-Saclay), G. Anselmi, NASA, ESA, and the Hubble Heritage Team (AURA/STScI), ESA/Webb, CSA, K. Misselt (University of Arizona), M. Zamani (ESA/Webb)

Región NGC 604

También durante 2024, el James Webb dirigió su atención a NGC 604, una de las mayores regiones de formación estelar de nuestro entorno galáctico, ubicada en la galaxia del Triángulo (M33). Con más de 1.500 años luz de extensión, esta región alberga alrededor de 200 estrellas masivas, algunas de ellas con masas superiores a 50 veces la del Sol. Estas estrellas jóvenes y calientes emiten radiaciones intensas que ionizan el gas circundante, creando burbujas cavernosas y estructuras filamentarias en el medio interestelar.

Las capacidades del Webb en el infrarrojo permitieron trazar un mapa detallado de estas burbujas, así como de los flujos de gas que las conectan con el entorno más amplio. Estas estructuras, creadas por los vientos estelares y las explosiones de supernovas de las estrellas más masivas, muestran cómo las retroalimentaciones estelares pueden influir en la formación de estrellas futuras. Las interacciones entre el gas ionizado, las nubes de hidrógeno molecular y las protoestrellas recién formadas son esenciales para comprender cómo los ciclos de vida de las estrellas afectan a la evolución de sus galaxias anfitrionas.

Una característica particular de NGC 604 es su riqueza en metales, que contrasta con regiones de formación estelar en galaxias más pequeñas o en etapas más tempranas del universo. Este entorno químicamente enriquecido permite estudiar cómo las generaciones sucesivas de estrellas han moldeado las propiedades químicas de las galaxias. El análisis del Webb también confirmó que las estrellas más masivas de NGC 604 están en las últimas etapas de su vida, preparando el escenario para futuras explosiones de supernovas que enriquecerán aún más el medio interestelar.

NGC 604 capturada por James Webb. Fuente: NASA, ESA, CSA, STScI

Objetos compactos

Estrella de neutrones en la SN 1987A

En 2024, el telescopio James Webb resolvió un misterio de décadas relacionado con la supernova SN 1987A, una de las más cercanas y estudiadas en la historia de la astronomía moderna. Esta supernova, que explotó en la Gran Nube de Magallanes en 1987, dejó atrás una estructura conocida como remanente de supernova, formada por los materiales expulsados durante la explosión. Durante años, los astrónomos especularon que en su centro debería haber una estrella de neutrones, pero esta permanecía oculta tras densas nubes de polvo y gas.

El Webb, gracias a su capacidad para observar en el infrarrojo, detectó finalmente señales térmicas asociadas con este objeto compacto, confirmando la existencia de la estrella de neutrones. Este núcleo colapsado es una bola extremadamente densa formada casi exclusivamente por neutrones, con un tamaño de apenas unos 20 kilómetros de diámetro, pero con una masa comparable a la del Sol.

Enanas marrones fuera de la Vía Láctea

Otro hito importante logrado por el James Webb en 2024 fue la primera detección de enanas marrones fuera de nuestra galaxia, en la Pequeña Nube de Magallanes, una galaxia satélite de la Vía Láctea. Las enanos marrones, también conocidos como “estrellas fallidas”, son objetos que tienen una masa superior a la de los planetas gigantes como Júpiter, pero insuficiente para iniciar la fusión nuclear de hidrógeno que caracteriza a las estrellas.

El James Webb confirmó una estrella de neutrones en SN 1987A, a 160.000 años luz. La imagen de NIRCam muestra eyecta densos y un anillo brillante por colisiones de gas. Datos de MIRI y NIRSpec revelaron argón y azufre ionizados, señalando una fuente de alta energía en el núcleo. Fuente: NASA, ESA, CSA, STScI y C. Fransson (Universidad de Estocolmo), M. Matsuura (Universidad de Cardiff), M. J. Barlow (University College London), P. J. Kavanagh (Universidad de Maynooth), J. Larsson (Instituto Real de Tecnología de KTH)

Colisiones galácticas

Fusiones de galaxias

El James Webb capturó en 2024 imágenes impresionantes de colisiones galácticas dramáticas, como la de Arp 142, conocida como la “galaxia pingüino”, y Arp 102, ambas en proceso de fusión. En Arp 142, una galaxia espiral deformada interactúa gravitacionalmente con una galaxia elíptica cercana, generando flujos de gas y estrellas que remodelan sus estructuras. En el caso de Arp 102, las imágenes muestran un disco alargado de material, precursor de lo que podría convertirse en una megagalaxia.

Estas fusiones galácticas ofrecen una ventana única para comprender cómo la interacción gravitacional desencadena episodios intensos de formación estelar y redistribuye el gas en las galaxias. Por otra parte, ayudan a prever el destino de la Vía Láctea, que eventualmente se fusionará con la galaxia de Andrómeda en unos 4.000 millones de años.

Fusión de agujeros negros supermasivos

En mayo de 2024, el Webb detectó señales de una fusión de agujeros negros supermasivos en el núcleo de una galaxia temprana, apenas 740 millones de años después del Big Bang. Este evento extremo, capturado a través de observaciones en infrarrojo, reveló perturbaciones en el gas y polvo circundante, así como emisiones de energía intensas que podrían estar asociadas con la formación de un único agujero negro supermasivo aún más grande.

Arp 142, conocida como la “galaxia pingüino”. Fuente: NASA, ESA, CSA, STScI

Quásares y lentes gravitacionales

Quásar RX J1131-1231

El James Webb utilizó en 2024 el fenómeno de lente gravitacional para observar el quásar RX J1131-1231, situado a 6.000 millones de años luz. Este quásar, uno de los más estudiados debido a su intensa actividad, está rodeado por un arco brillante generado por la curvatura del espacio-tiempo causada por una galaxia masiva en primer plano.

El Webb permitió analizar con mayor precisión las regiones cercanas al agujero negro supermasivo en el centro del quásar. Estas observaciones proporcionaron información clave sobre los procesos de acreción de materia y la emisión de energía, así como sobre la dinámica de los discos de gas que rodean a los agujeros negros. El uso del efecto de lente gravitacional aumentó significativamente el detalle de las imágenes, revelando estructuras internas del quásar previamente invisibles.

Descubrimiento del “zigzag de Einstein”

En noviembre de 2024, el James Webb detectó un fenómeno previamente teórico denominado “zigzag de Einstein”. Este efecto ocurre cuando la luz de un objeto distante atraviesa dos regiones de espacio-tiempo deformadas por la gravedad de objetos masivos, como galaxias, resultando en una compleja configuración de imágenes múltiples del mismo objeto. 

El Webb observó un cuásar cuya luz fue desviada por dos lentes gravitacionales, creando una disposición de seis puntos brillantes y un anillo de Einstein. Este hallazgo no solo confirma predicciones teóricas, sino que también ofrece una herramienta única para estudiar la distribución de materia oscura y la estructura del universo a gran escala.

Quásar RX J1131-1231 capturada por Webb. Fuente: ESA/Webb, NASA y CSA, A. Nierenberg

Objetos misteriosos: Puntos rojos en el universo temprano

En 2024, el Telescopio Espacial James Webb identificó una serie de fuentes compactas de luz roja en el universo temprano, denominadas “puntos rojos”. Estas observaciones han desconcertado a los astrónomos, ya que los objetos presentan propiedades que combinan características de galaxias primitivas y agujeros negros supermasivos

Los “puntos rojos” se encuentran a distancias que corresponden a épocas cercanas al Big Bang, lo que implica que se formaron en las primeras etapas del universo. Su intenso brillo y color rojo profundo sugieren una alta concentración de polvo cósmico y una intensa formación estelar. Una hipótesis es que estos objetos sean galaxias enanas con una formación estelar extremadamente eficiente, capaces de convertir rápidamente el gas disponible en estrellas. Otra posibilidad es que alberguen agujeros negros activos en sus núcleos, cuya actividad influye en las propiedades observadas. 

Imágenes de alta resolución

Sombrero galáctico (M104)

El James Webb capturó en 2024 una imagen nítida de la galaxia M104, conocida como el “Galaxia del Sombrero”. Esta galaxia elíptica, famosa por su peculiar apariencia, fue observada en luz infrarroja, revelando detalles previamente ocultos en observaciones de luz visible.

La imagen destacó la complejidad de su bulbo central, compuesto por estrellas densamente agrupadas, y su disco de polvo circundante, que se extiende como un anillo oscuro. Estas observaciones proporcionaron una visión más profunda de la formación y evolución de esta galaxia, mostrando cómo la interacción entre el polvo, el gas y las estrellas influye en su estructura general. Además, los datos obtenidos por el Webb ayudan a comprender cómo galaxias masivas como M104 retienen y distribuyen material en sus halos, contribuyendo al crecimiento y desarrollo de nuevas estrellas.

Galaxia del Sombrero, capturada por James Webb. Fuente: NASA, ESA, CSA, STScI

Galaxias “muertas”

Galaxias masivas en el universo temprano

En 2024, el James Webb detectó galaxias extremadamente masivas que ya habían agotado su formación estelar apenas 700 millones de años después del Big Bang. Estas galaxias, conocidas como “galaxias muertas”, sorprendieron a los astrónomos por su temprana inactividad en la formación de estrellas, desafiando las teorías actuales sobre la evolución galáctica.

Un ejemplo notable es la galaxia JADES-GS-z7-01-QU, ubicada en el campo profundo estudiado por el Webb. Esta galaxia muestra una composición rica en estrellas envejecidas y carece de las reservas de gas necesarias para continuar formando nuevas estrellas. Las observaciones en infrarrojo del Webb permitieron analizar su espectro con gran detalle, revelando las características químicas de las estrellas presentes y su sorprendente envejecimiento prematuro.

JADES-GS-z7-01-QU. Fuente: JADES Collaboration

Cortesía de Muy Interesante



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