Un hallazgo histórico reescribe la historia de los neandertales: su físico estaba preparado para cualquier clima y no solo para el frío, desafiando lo que creíamos hasta ahora

Un descubrimiento arqueológico realizado a mediados del siglo XX sigue siendo clave para entender los enigmas de nuestros antepasados: los neandertales. En la cueva de Shanidar, ubicada en los montes Zagros en el actual Irak, se encontró el esqueleto de un Neandertal adulto conocido como Shanidar 3. Este fósil, extraordinariamente bien conservado, ha permitido a los investigadores llevar a cabo un análisis detallado de su caja torácica, revelando datos que podrían transformar nuestra comprensión sobre cómo estos antiguos humanos se adaptaron al entorno.

Los resultados del estudio, publicados recientemente en el Journal of Human Evolution, nos descubren que la configuración torácica de Shanidar 3, lejos de ser una adaptación exclusiva a climas fríos, refleja una versatilidad física que pudo haber sido clave para su éxito en una variedad de entornos. Esto cuestiona la creencia tradicional de que los neandertales estaban específicamente diseñados para sobrevivir en condiciones glaciares extremas.

Un tesoro arqueológico en el corazón del Kurdistán

El esqueleto de Shanidar 3 fue descubierto en 1957 junto a otros restos neandertales. Estos hallazgos han fascinado a los científicos durante décadas debido a la posibilidad de que los neandertales practicaran rituales funerarios, algo que tradicionalmente se asociaba únicamente con los ‘Homo sapiens’. Pero más allá de su contexto cultural, Shanidar 3 destaca por la calidad de su preservación. Sus costillas y vértebras están en un estado casi intacto, un fenómeno inusual en el registro fósil.

Gracias a esta conservación, los investigadores han logrado realizar una reconstrucción virtual de su caja torácica, utilizando tecnología avanzada de tomografía computarizada y análisis morfométrico geométrico. Este proceso ha permitido determinar con precisión la forma y las dimensiones de su torso, algo que anteriormente había sido difícil de lograr debido a la fragmentación de otros fósiles.

La cueva de Shanidar, en los montes Zagros, Irak, ha sido clave para desenterrar secretos sobre los neandertales, incluidos hallazgos que desafían las ideas tradicionales sobre su adaptación climática
La cueva de Shanidar, en los montes Zagros, Irak, ha sido clave para desenterrar secretos sobre los neandertales, incluidos hallazgos que desafían las ideas tradicionales sobre su adaptación climática. Foto: Wikimedia

La anatomía de un neandertal: más allá del frío

Los resultados del estudio confirman que Shanidar 3 poseía un tórax en forma de campana, una característica que también se ha observado en otros esqueletos neandertales, como el famoso Kebara 2, hallado en Israel. Este tipo de caja torácica se caracteriza por costillas más largas y orientadas horizontalmente, lo que daba lugar a una expansión considerable de la parte inferior del tórax. Esta estructura habría albergado un sistema respiratorio más amplio, ideal para suplir las altas demandas energéticas de los neandertales.

Sin embargo, lo más sorprendente del estudio es que esta configuración anatómica, lejos de ser una respuesta exclusiva al frío, parece haber sido útil en una amplia gama de climas. Shanidar 3 vivió en una región con un clima relativamente templado durante el Paleolítico Superior, lo que sugiere que su anatomía no estaba adaptada exclusivamente a las condiciones glaciales que se suelen asociar con los neandertales.

Los investigadores compararon la caja torácica de Shanidar 3 con la de 58 Homo sapiens modernos provenientes de distintas regiones climáticas. Los resultados mostraron que los neandertales compartían ciertas similitudes con los humanos modernos adaptados al frío, pero sus características no se limitaban a estos entornos. Este hallazgo abre la puerta a nuevas preguntas sobre cómo los neandertales podían adaptarse a diferentes paisajes y temperaturas, desde las cálidas tierras del Levante hasta las frías regiones de Europa.

Vista frontal de los modelos 3D de las cajas torácicas de Shanidar 3, Kebara 2 y el promedio de Homo sapiens
Vista frontal de los modelos 3D de las cajas torácicas de Shanidar 3, Kebara 2 y el promedio de Homo sapiens. Fuente: Journal of Human Evolution (2024). DOI: 10.1016/j.jhevol.2024.103629

Una capacidad respiratoria excepcional

La forma del tórax de Shanidar 3 también tiene implicaciones funcionales. Su gran capacidad torácica habría permitido un suministro de oxígeno superior, algo crucial para mantener el metabolismo elevado que se les atribuye. Este diseño anatómico podría haber sido especialmente ventajoso para actividades intensas, como la caza de grandes animales, que requerían ráfagas cortas de esfuerzo físico extremo, en contraste con la resistencia prolongada típica de los Homo sapiens.

Además, el análisis sugiere que los neandertales dependían más de la contracción diafragmática que de los movimientos costales para respirar, una diferencia clave con los humanos modernos. Esto refuerza la idea de que los neandertales estaban diseñados para un estilo de vida físicamente demandante, pero no necesariamente limitado por su entorno climático.

Gracias a la reconstrucción, ahora sabemos que los neandertales tenían un físico preparado para cualquier tipo de clima
Gracias a la reconstrucción, ahora sabemos que los neandertales tenían un físico preparado para cualquier tipo de clima. Foto: Istock

Reescribiendo el legado de los neandertales

El caso de Shanidar 3 y otros hallazgos recientes nos obliga a reconsiderar la narrativa tradicional sobre los neandertales. Lejos de ser simples habitantes de climas gélidos, su anatomía sugiere que eran una especie altamente adaptable, capaz de prosperar en diversas condiciones ambientales. Este rasgo pudo haber sido crucial para su supervivencia durante miles de años en Europa, Asia y el Medio Oriente.

Por supuesto, aún quedan muchas preguntas por responder. ¿Podrían las similitudes entre los neandertales y los humanos modernos en climas fríos ser resultado de una convergencia evolutiva? ¿O indican un intercambio genético entre las dos especies? Estos interrogantes son solo el principio de una exploración más profunda sobre cómo nuestros ancestros enfrentaron los retos de su tiempo.

Shanidar 3 no solo nos ofrece una ventana al pasado, sino que también pone de manifiesto la complejidad y diversidad de la historia evolutiva humana. A medida que avanza la tecnología, es probable que descubrimientos como este sigan desafiando nuestras suposiciones sobre quiénes éramos y cómo hemos llegado a ser lo que somos.

Referencias:

  • José M. López-Rey et al, Shanidar 3 ‘rings the bell’: Virtual ribcage reconstruction and its implications for understanding the Neanderthal bauplan, Journal of Human Evolution (2024). DOI: 10.1016/j.jhevol.2024.103629

Cortesía de Muy Interesante



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