Hoy en día es común encontrar en plataformas como Instagram o TikTok cientos de influencers fitness que buscan promover el hábito del ejercicio como un estilo de vida saludable. Aunque la mayoría se enfoca en rutinas de gimnasio y levantamiento de pesas, existe una opción clásica y accesible, ideal incluso para principiantes: salir a correr.
Y sí, este puede ser el primer paso para bajar de peso o “ponerse en forma”. Sin embargo, la ciencia ha descubierto que el ejercicio a través del tiempo, como base indispensable para mejorar nuestra calidad de vida, es solo un mito. Tal como plantea el profesor de Biología Evolutiva en la Universidad de Harvard, Daniel E. Lieberman, “cómo es que nunca evolucionamos para hacer ejercicio”.
Aunque Liberman no hace apología al sedentarismo, sostiene que el ser humano no está diseñado biológicamente para hacer deporte y, desde un punto de vista científico, es una actividad extraña para nuestro cuerpo. Eso sí, destaca los beneficios que se aporta a la salud siempre y cuando se practique de manera moderada.
¿Esto qué quiere decir? En pocas palabras, no se debe sobreexigir al cuerpo a límites más allá de los posibles. Como se mencionó al principio, en redes sociales existen miles de videos en los podemos observar a jóvenes que buscan superar esa delgada línea entre el fallo muscular y una sobre carga a nivel neuronal.
En su libro Ejercicio, sostiene que la evolución no nos diseñó para correr, sino más bien para caminar y, en gran medida, para estar sentados. Lieberman explica que, a lo largo de la historia, los seres humanos han vivido en entornos donde no era necesario permanecer de pie por largos periodos.
¿Recuerdas haber acampado con amigos o familia? ¿Sentarse en círculo frente a una fogata para comer o contar historias? Básicamente, eso hicieron nuestros antepasados.
Claro está que también eran capaces de recorrer más de 12 kilómetros al día para obtener alimento, ya sea a través de la caza o la recolección. Por ello, Lieberman argumenta que no debemos condenar una actividad tan propia de nuestra naturaleza como sentarnos.
“En comparación con otros mamíferos, es posible que los seres humanos hayan evolucionado para ser especialmente reacios a hacer ejercicio“.
Dentro de las páginas de Ejercicio, el autor señala que los seres humanos mantenemos un instinto innato por ahorrar energías. Es ahí donde entramos a un tema un tanto más complejo: el metabolismo basal.
El metabolismo basal es la energía mínima que el cuerpo necesita en reposo para funciones vitales como la circulación y la regulación de la temperatura. Esto representa entre el 60 % y el 75 % del gasto energético diario. Según Lieberman, una persona de 82 kg puede gastar unas 1,700 calorías al día estando en reposo.
En Ejercicio, el catedrático analiza cómo el cuerpo está mejor adaptado para caminar que para correr, resalta la importancia del ejercicio moderado al tiempo que promueve hábitos saludables sin caer en el sedentarismo. De hecho, en una entrevista recuperada por La Vangurdia, enfatizó la naturalidad de sentarse sin recaer en el exceso.
“Nunca ayuda que se demonicen actividades normales como sentarse. ¡Es totalmente normal sentarse! Decir que es el nuevo hábito de fumar simplemente confunde a la gente y/o desacredita el mensaje. En su lugar, deberíamos promover formas más saludables de sentarse (levántese con frecuencia) y asegurarnos de que la gente no se quede sentada todo el día.”
Por otro lado, existen muchas otras razones basadas en ciencia para explicar la importancia de realizar ejercicio. Si bien a muchas personas les “cuesta trabajo” o no suelen “agarrarle el gusto“, el autor apoya estrategias conocidas para mantenernos activos, como la recomendación de caminar al menos 10,000 pasos al día.
Cortesía de Xataka
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