En los últimos años han sido muchos los estudios que han explorado el vínculo entre el consumo de carne roja, desde los clásicos chuletones de ternera o cerdo hasta los productos ultraprocesados como es el caso de los embutidos, y el aumento del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y metabólicas y hasta algunos tipos de cáncer. Ahora, según advierte un estudio liderado por la Universidad de Harvard y el Broad Institute del MIT, también se ha hallado una clara relación entre el consumo de estos productos de origen animal y un mayor riesgo de padecer demencia o, en general, signos de deterioro cognitivo. “Estos resultados invitan a reflexionar más sobre la relación entre nuestra dieta y la salud cerebral“, afirm Daniel Wang, uno de los científicos detrás de este trabajo.
La investigación, publicada este mismo miércoles en la revista científica ‘Neurology’, se ha centrado en el estudio de 133.771 personas durante un total de cuatro décadas. Durante este periodo, los investigadores realizaron cuestionarios periódicos para analizar el estilo de vida y la salud de estas personas, así como la aparición de enfermedades a lo largo de su vida. Paralelamente, también se realizaron exámenes rutinarios para medir la función cognitiva de estas personas y detectar, entre otros, signos de demencia o de deterioro mental. A partir de ahí, tras décadas de recoger todo tipo de información, los expertos realizaron un meticuloso análisis de los datos obtenidos para averiguar, por ejemplo, el vínculo entre el consumo de carne y la salud cerebral.
El estudio recoge la información de más de 130.000 pacientes durante cuatro décadas
El análisis de estos más de 130.000 pacientes apunta a que el consumo frecuente de carne roja aumenta hasta un 13% el riesgo de sufrir demencia. Este fenómeno se observó especialmente en aquellas personas que consumían un promedio de una ración o más de productos cárnicos al día, el equivalente a dos lonchas de tocino, una loncha y media de mortadela o un perrito caliente. El estudio también sugiere que aquellas personas que comen carne roja de forma frecuente tenían peor función cognitiva que aquellos que no consumían este producto y, además, mostraban un envejecimiento cognitivo acelerado que, en algunos casos, sumaba casi 1,6 años a la edad biológica de su cerebro.
Posibles explicaciones
Aún no está claro cuál es el mecanismo exacto por el cual el consumo de carne roja puede tener un impacto tan directo en la salud cerebral pero, según apuntan los expertos que han liderado este trabajo, se barajan al menos dos hipótesis. En primer lugar, se plantea que la digestión de la carne roja podría alterar la microbiota intestinal con la producción de un compuesto conocido como óxido de trimetilamina (TMAO) y este, a su vez, podría favorecer la agregación de dos proteínas relacionadas con el deterioro cognitivo y el alzhéimer, conocidas como amiloide y tau. En segundo lugar, también se habla de que el alto contenido de grasas saturadas y sal de la carne roja podría perjudicar de forma directa la salud de las células cerebrales.
Se cree que este fenómeno podría alterar el microbioma intestinal y esto, a su vez, podría favorecer la acumulación de proteínas asociadas con la degeneración cerebral
“Los estudios sobre el impacto del consumo de carne roja tienden a centrarse en la reducción de los riesgos de patologías crónicas como las enfermedades cardiacas y la diabetes, mientras que la salud cognitiva se analiza con menos frecuencia, a pesar de que ya sabemos que está vinculada con estas enfermedades”, afirma Wang. “Seguimos trabajando para comprender los mecanismos que causan la demencia y el deterioro cognitivo, pero para ello necesitamos más estudios a largo plazo y a gran escala”, añade el especialista.
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Cortesía de El Periodico
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