“Es emocionante pensar que algo así estuvo oculto bajo mis pies durante siglos”: un agricultor descubre un mosaico romano de 1.700 años único

En un rincón tranquilo del este de Turquía, un descubrimiento casual ha capturado la imaginación de arqueólogos e historiadores. Bajo apenas 50 centímetros de tierra, en las proximidades del pequeño pueblo de Salkaya, un agricultor local se topó con un mosaico romano de dimensiones sorprendentes y belleza inusual. La obra, que abarca 84 metros cuadrados y se remonta al siglo III d.C., revela un mundo fascinante de cacerías antiguas, animales exóticos y simbolismos que invitan a reflexionar sobre la vida en los límites orientales del Imperio Romano.

El hallazgo, liderado por arqueólogos del Museo de Arqueología y Etnografía de Elazığ, ha sido descrito como único en su tipo. No solo por su excelente estado de conservación, sino porque muestra una riqueza figurativa pocas veces vista en mosaicos similares encontrados en Turquía. Este tesoro artístico es más que una muestra de destreza técnica: es una ventana al pasado que, como sostienen los investigadores, podría redefinir nuestra comprensión de la región y su importancia en el mundo romano tardío.

Un paisaje de caza: naturaleza salvaje y símbolos de poder

El mosaico presenta un conjunto vibrante de escenas de cacería, protagonizadas por animales que habitaban la región hace casi dos milenios. Entre los más llamativos se encuentra el raro leopardo de Anatolia, capturado en un momento de tensión mientras hunde sus colmillos en el cuello de un avestruz. Alrededor de él, se despliega un drama visual en el que leones persiguen cabras montesas, osos acechan ciervos y galgos rodean a un jabalí. Estas imágenes dinámicas, casi cinematográficas, contrastan con las representaciones más tranquilas de aves como faisanes y patos que descansan bajo árboles frutales y entre rosas florecidas.

Fragmento del suelo de mosaico romano descubierto en el este de Turquía
Fragmento del suelo de mosaico romano descubierto en el este de Turquía. Foto: Museo de Arqueología y Etnografía de Elazig

Este contraste no es casual. Los arqueólogos sugieren que el mosaico podría haber sido diseñado para transmitir un mensaje dual: por un lado, la ferocidad y el poder asociados con los depredadores, símbolos tradicionales de autoridad en la cultura romana, y por otro, la armonía de la naturaleza representada en las aves y las plantas. Es, en esencia, una narrativa visual del ciclo eterno de la vida y la muerte, reflejo tanto del orden natural como del control humano sobre el entorno.

El diseño del mosaico, cuidadosamente organizado a lo largo de un eje norte-sur, parece haber sido concebido para impresionar a quienes lo contemplaban. Los investigadores creen que este deslumbrante suelo decoraba el salón de recepción o el comedor de una residencia perteneciente a un alto funcionario romano, posiblemente un gobernador o un comandante militar. Más allá de su función decorativa, habría sido también un símbolo de estatus, una declaración de poder y riqueza en una región que servía como frontera estratégica entre el Imperio Romano y el Imperio Sasánida.

La preservación accidental de un tesoro

Lo que hace que este mosaico sea particularmente especial no es solo su impresionante tamaño o la calidad artística de sus detalles, sino también su estado de conservación. A diferencia de otros mosaicos descubiertos en Turquía, que suelen presentar patrones geométricos o escenas mitológicas, este ejemplo figurativo ha llegado prácticamente intacto hasta nuestros días. La clave de su preservación radica en un evento fortuito: el colapso de un techo de madera que cubrió el mosaico, protegiéndolo de la erosión y los elementos durante siglos.

Fue en abril de 2023 cuando Mehmet Emin Sualp, un agricultor local que preparaba su terreno para plantar cerezos, desenterró las primeras teselas de esta obra maestra. Sorprendido por el hallazgo, notificó a las autoridades arqueológicas, lo que marcó el inicio de un proyecto de excavación que aún está en curso. Desde entonces, los especialistas han trabajado para limpiar cuidadosamente los restos del techo carbonizado y otros escombros que ocultaban la superficie del mosaico.

Detalle de un mosaico romano descubierto en Turquía, que muestra escenas de caza y fauna de la antigüedad
Detalle de un mosaico romano descubierto en Turquía, que muestra escenas de caza y fauna de la antigüedad. Foto: Museo de Arqueología y Etnografía de Elazig

Además del mosaico, la investigación ha revelado otras estructuras relacionadas con el asentamiento romano. Entre ellas destacan una calzada de basalto, un canal de riego y lo que parece ser una instalación para la producción de vino, conocida como calcatorium. Estas evidencias sugieren que la zona no era solo un punto de exhibición del poder romano, sino también un centro agrícola próspero, clave para la economía local.

Un enclave en la frontera romana

La ubicación del mosaico en Salkaya ofrece pistas sobre el contexto histórico del hallazgo. Situado a unos 500 kilómetros al este de Ankara, este asentamiento habría estado en la periferia del Imperio Romano, cerca de la frontera con el Imperio Sasánida. Durante el siglo III d.C., esta región era un territorio inestable, marcado por frecuentes conflictos y un intercambio cultural constante entre los dos imperios.

Los expertos creen que el mosaico no solo es una expresión de poder individual, sino también un reflejo de la presencia romana en un lugar estratégico. Las monedas encontradas en el sitio, que datan del período romano tardío y la transición al período bizantino, refuerzan la idea de que esta comunidad permaneció activa durante varios siglos, incluso después de que el control político cambiara de manos.

Aunque la excavación aún no está completa, los arqueólogos tienen grandes expectativas sobre los futuros descubrimientos en el área. El gobernador provincial ha señalado que la decisión sobre el destino final del mosaico —si será trasladado a un museo o preservado in situ— dependerá de los hallazgos adicionales que puedan contextualizar mejor el sitio.

Los conservadores retiraron tierra y restos de un techo colapsado para dejar al descubierto un mosaico de 84 metros cuadrados
Los conservadores retiraron tierra y restos de un techo colapsado para dejar al descubierto un mosaico de 84 metros cuadrados. Foto: Museo de Arqueología y Etnografía de Elazig

Un legado artístico y cultural

El mosaico de Salkaya no solo es un testimonio del talento de los artesanos romanos, sino también una muestra del intercambio cultural y la riqueza artística de una región en el límite de dos mundos. Sus escenas de caza, combinadas con su simbolismo sutil y su sorprendente estado de conservación, lo convierten en un hallazgo excepcional que promete aportar nuevos conocimientos sobre la vida, el arte y el poder en las provincias orientales del Imperio Romano.

En última instancia, este descubrimiento destaca cómo los vestigios del pasado, incluso los más inesperados, tienen el poder de reescribir la historia y profundizar nuestra conexión con las civilizaciones que nos precedieron.

Referencias

Cortesía de Muy Interesante



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