¿Has imaginado alguna vez cómo sería explorar un sistema planetario completamente distinto al nuestro? Mientras los astrónomos estudian planetas lejanos, a menudo encuentran mundos inesperados que desafían lo que creíamos saber. Este es el caso del sistema WASP-132, un laboratorio natural que nos ha mostrado algo sorprendente: los “Júpiter calientes” no siempre están solos, como pensábamos.
Un equipo liderado por la Universidad de Ginebra y varias instituciones internacionales ha descubierto que el sistema WASP-132 alberga no solo un Júpiter caliente, sino también una súper-Tierra más cerca de la estrella y un gigante helado en la periferia. Este hallazgo cambia la narrativa sobre cómo se forman y evolucionan estos planetas, un tema que lleva décadas intrigando a los científicos. El artículo, publicado en Astronomy & Astrophysics, describe cómo estas observaciones cuestionan la teoría de que estos planetas gaseosos limpian a su paso todo lo que encuentran durante su migración hacia el centro del sistema.
Un sistema planetario único en su tipo
El sistema WASP-132 es especial por su peculiar arquitectura. Su Júpiter caliente orbita su estrella en poco más de siete días, mientras que la súper-Tierra, un planeta rocoso seis veces más masivo que la Tierra, completa su órbita en solo 24 horas. Más allá, un gigante helado cinco veces más masivo que Júpiter recorre una órbita de cinco años alrededor de la misma estrella.
Hasta ahora, los Júpiter calientes eran conocidos por estar aislados. Se pensaba que, al migrar hacia su estrella, su fuerte atracción gravitatoria eyectaba o absorbía otros planetas cercanos. Sin embargo, el descubrimiento en WASP-132 sugiere un proceso de migración diferente, más “tranquilo”, que permitió que estos cuerpos celestes coexistieran sin perturbarse gravemente.
Según el profesor François Bouchy, coautor del estudio, “el sistema WASP-132 es un laboratorio extraordinario para entender la formación y evolución de sistemas planetarios”. La combinación de estos planetas tan diferentes en un solo sistema plantea nuevas preguntas sobre cómo pueden desarrollarse mundos tan variados dentro del mismo vecindario estelar.
¿Qué es un Júpiter caliente?
Un Júpiter caliente es un tipo de exoplaneta gigante gaseoso con características similares a Júpiter en cuanto a tamaño y composición, pero con una gran diferencia: su órbita está extremadamente cerca de su estrella anfitriona. Estos planetas pueden estar a una distancia hasta 100 veces menor que la de Júpiter al Sol, completando una vuelta alrededor de su estrella en pocos días, en lugar de los 12 años que le toma a Júpiter. Esta cercanía provoca temperaturas extremas, que pueden superar los 1.000 grados Celsius, haciendo que su atmósfera se expanda y, en algunos casos, cree vientos supersónicos y nubes compuestas de materiales como el hierro o el silicato.
El descubrimiento de los Júpiter calientes fue clave para la astronomía moderna porque desafiaron las teorías clásicas de formación planetaria. Según estas, planetas gigantes como Júpiter deberían formarse lejos de su estrella, donde hay suficiente material frío para acumular gas. La presencia de Júpiter calientes implica que migraron hacia el interior del sistema tras formarse, probablemente interactuando gravitacionalmente con otros cuerpos celestes o con el disco protoplanetario. Este fenómeno, aunque fascinante, puede ser altamente disruptivo para otros planetas cercanos, explicando por qué inicialmente se pensaba que los Júpiter calientes eran “lobos solitarios”.
¿Qué hace que este descubrimiento sea tan relevante?
El interés en WASP-132 no radica solo en sus planetas inusuales, sino en las implicaciones más amplias para la astrofísica. Durante años, se asumió que la migración de un Júpiter caliente siempre implicaba interacciones violentas, como colisiones o expulsiones de otros planetas. Sin embargo, los datos recopilados durante 18 años de observacionespintan un panorama distinto. El equipo de investigadores propuso que el Júpiter caliente de WASP-132 migró de manera “dinámicamente fría”, un proceso menos perturbador que podría explicar la presencia de sus compañeros planetarios.
Por otra parte, los datos del telescopio HARPS y otros instrumentos permitieron a los científicos medir con gran precisión las masas y densidades de estos planetas. Descubrieron que la súper-Tierra tiene una densidad similar a la de nuestro planeta, lo que indica una composición rica en metales y silicatos. Por otro lado, el Júpiter caliente muestra un enriquecimiento significativo en elementos pesados, lo que respalda los modelos actuales de formación de gigantes gaseosos.
WASP-132 y la diversidad de los sistemas planetarios
Este sistema no solo es único, sino que también pone de manifiesto lo poco que sabemos sobre la formación de planetas. Comparado con otros sistemas similares, WASP-132 destaca por la proximidad extrema de su súper-Tierra a la estrella anfitriona y por el tamaño y distancia de su planeta gigante externo.
Los astrónomos sugieren que la configuración del sistema podría estar influenciada por la presencia de un posible compañero masivo, como un enigmático enano marrón, que orbita más allá del gigante helado. Esta influencia gravitacional podría haber ayudado a estabilizar las órbitas de los planetas interiores, un fenómeno que no se ha observado con frecuencia en otros sistemas multi-planetarios.
El sistema WASP-132 ilustra cómo cada descubrimiento astrofísico añade nuevas capas de complejidad a nuestra comprensión del universo. Como lo describe Ravit Helled, otro de los coautores, “WASP-132 demuestra la diversidad y complejidad de los sistemas multi-planetarios, subrayando la necesidad de observaciones precisas a largo plazo”.
¿Tenemos imágenes de este Júpiter caliente inusual?
Aunque el sistema WASP-132 ha sido objeto de estudio durante años, no tenemos imágenes directas del Júpiter caliente que orbita esta estrella. Detectar y observar exoplanetas como WASP-132b es un desafío monumental debido a su lejanía y su proximidad a su estrella anfitriona, lo que hace que el brillo de la estrella los oculte por completo. En lugar de depender de imágenes, los astrónomos utilizan métodos indirectos como el tránsito planetario y la velocidad radial para confirmar su existencia y estudiar sus propiedades.
El método de tránsito, utilizado por telescopios como TESS, permite detectar una ligera disminución en el brillo de la estrella cuando el planeta pasa frente a ella. Por otro lado, el efecto de velocidad radial mide las oscilaciones de la estrella causadas por la gravedad del planeta. Gracias a estas técnicas, sabemos que WASP-132b tiene una masa y tamaño similares a los de Júpiter y que su órbita extremadamente cercana lo convierte en un mundo intensamente caliente.
Si bien los avances tecnológicos en telescopios espaciales, como el James Webb (JWST), están acercándonos a la posibilidad de observar directamente exoplanetas, los Júpiter calientes siguen siendo un desafío técnico por su proximidad a la estrella y la intensa radiación estelar que reflejan. Por ahora, las representaciones artísticas basadas en datos científicos son nuestra mejor ventana para imaginar cómo lucen estos mundos extremos.
Nuevos caminos para la astrofísica
El estudio de WASP-132 no ha terminado. Misiones como el satélite Gaia continúan monitoreando el sistema en busca de nuevos datos que podrían revelar más secretos, incluyendo el papel exacto del enano marrón. Este descubrimiento es un recordatorio de que, aunque hemos avanzado mucho en la exploración del cosmos, cada respuesta trae consigo más preguntas.
Al final, lo que WASP-132 nos enseña es que el universo es más dinámico y variado de lo que podíamos imaginar, invitándonos a seguir explorando con curiosidad y asombro.
Referencias
- Grieves, N., Demangeon, O., Díaz, R. F., Bouchy, F., & Hébrard, G. Discovery of a cold giant planet and mass measurement of a hot super-Earth in the multi-planetary system WASP-132 Astronomy & Astrophysics 2025. DOI: 10.1051/0004-6361/202348177
Cortesía de Muy Interesante
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