El mundo está en alerta ante el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Un mayor proteccionismo del republicano advierte una era compleja para el comercio, particularmente con México, su principal socio, al que promete dedicarle sus primeras medidas arancelarias.
Para México es primordial mantener su posición comercial ante la economía que en 2023 le compró en promedio 1,340 millones de dólares al día, unos 24,000 millones de pesos que representan, por ejemplo, el presupuesto planteado para las secretarías de Gobernación, Relaciones Exteriores y Economía para todo 2025, alrededor de 23,200 mdp.
Datos del Banco de México indican que, en los últimos años, se alcanzaron cifras récord de exportaciones a Estados Unidos. Solo el año pasado se situaron en 490,183 millones de dólares y, entre enero y noviembre de 2024, alcanzaron 469,603 millones.
Del tamaño de estas cifras es el riesgo que algunas voces anticipan para México.
Trump prometió imponer un 25% de aranceles a todos los productos que México exporte a Estados Unidos si no se detienen los flujos migratorios y de drogas; y ni el T-MEC, que además será revisado en 2026, será el salvavidas.
El republicano está muy preocupado por los países con los que tiene un gran déficit comercial, como es el caso de México, con quien de enero a noviembre de 2024 registra un déficit de 157,205 millones de dólares, el segundo más grande después de China, que es de 270,421 millones.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, tienen muy presente la relevancia de Estados Unidos y la continuidad del tratado, ya que además del buen desempeño de las exportaciones, también significan una mayor inversión.
¿Cómo sortear a Trump?
Guillermo Malpica, ex negociador del T-MEC, dice que las inquietudes de México sobre Trump no han cambiado mucho, por lo que en un primer punto se debe tener una estrategia muy clara para la negociación con intereses defensivos, es decir, temas en los que se tiene que cuidar; pero también ofensivos, en lo que México puede exigirle a Estados Unidos.
También será importante no mezclar temas comerciales con los sociales y políticos, porque esto va a complicar la relación comercial y revisión del tratado. “Que el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, que tiene eso en sus facultades, se encargue de la revisión en el 2026. Y que el Canciller, Juan Ramón de la Fuente, vea por la política exterior, es decir, separar a los actores”, comenta Malpica.
Sin embargo, Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (Lacen) de la UNAM, difiere en este aspecto, porque considera que sería un error de México continuar con la tradición de abordar de manera separada o paralela cada uno de los temas de la relación bilateral, y no en el marco de una política de Estado integral y coherente; eso sí, sin ceder a la voluntad del republicano.
Diversificar mercados y aliados
Malpica señala que también es importante seguir trabajando en la diversificación de los mercados de México, que tiene 14 Tratados de Libre Comercio con 50 países, porque más de 80% de lo que le vende al mundo va a Estados Unidos. “Es muy peligroso tener ese grado de dependencia y tenemos a la mano tratados en vigor, uno modernizado con la Unión Europea que pronto lo estará”, aseguró.
En el caso de Estados Unidos, su comercio es más diversificado, ya que 73.3% de sus exportaciones se reparten en 15 países, México representa el 16.3%. Pero la intención de México se mantiene clara, y es mantener un comercio amplio con Estados Unidos.
Víctor Gómez Ayala, profesor de macroeconomía del ITAM, explica que la diversificación no es tan viable. “Temas de logística hacen muy complicado que se pueda dar con rendimientos económicos a favor de México, porque su ventaja es la proximidad geográfica con Estados Unidos, eso le permite acceder al mercado de consumo más grande del mundo”.
Otro factor que puede beneficiar al país es ubicar sectores estratégicos tanto en Estados Unidos como en Canadá y cabildear con ellos en lo individual, explicar lo que conviene y a su vez que lo transmitan a sus gobiernos, añade Carlos Novoa, presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Comercio Exterior (IMECE).
“Creo que el discurso es el más importante, decir: ‘somos el principal bloque económico, tenemos que fortalecerlo y estamos remando para el mismo lado’”.
Postura clara sobre China
En la buena relación que se pueda forjar con Trump no debe dejarse fuera a China. Goméz Ayala refiere que México debe tener una postura muy clara de la relación que quiere tener con el gigante asiático y con Estados Unidos.
Trump tiene que ver a México como un aliado en esta pugna con China, pues esto lo posiciona de una manera favorable en los procesos de negociación frente a un presidente en Estados Unidos que va a mantener una retórica firme con respecto al comercio, migración y seguridad.
De enero a noviembre de 2024, México compró a Estados Unidos mercancías con un valor de 231,681 millones de dólares, mientras que desde China hizo importaciones por 119,376 millones. Es decir, Estados Unidos es el principal proveedor de México con el 40.2% del total de las importaciones y China es el segundo, con 20.7%.
Novoa añade que hay que explicar muy bien que lo que se importa del país asiático es porque de verdad se necesita. “No todo puede ser solo blanco o negro, hay muchos matices. Creo que mucho de lo que se le está comprando a China, no es lo que se le puede comprar a Estados Unidos”.
Los especialistas enfatizan que vienen tiempos complejos para México, y no hay una solución mágica para apaciguar el terremoto que significa Trump, pero siempre se puede hacer algo para perder lo menos posible, o al menos ser recíprocos.
Las herramientas de Trump
El anuncio del presidente electo Trump sobre la imposición de aranceles a las importaciones de los principales socios comerciales de Estados Unidos genera múltiples interrogantes. La estrategia de política comercial implementada durante su primer mandato ofrece varias perspectivas, dice la firma legal, Holland & Knight.
Durante sus primeros cuatro años en el cargo, aplicó aranceles por un valor aproximado de 80,000 millones de dólares sobre importaciones que alcanzaron los 380,000 millones de dólares. Para ello, recurrió a disposiciones legales como las Secciones 201 (relacionadas con paneles solares y lavarropas) y 301 (enfocadas en las importaciones chinas) de la Ley de Comercio de 1974, así como la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, que abarca productos de acero y aluminio.
También puede echar mano de la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional, esta permite al presidente “prohibir transacciones” y “regular” la importación y exportación de bienes durante un período de emergencia que presente una “amenaza inusual y extraordinaria.
Cortesía de Expansión
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