El hielo marino antártico cerró el 2024 con una notable recuperación ya que se acercó a niveles promedio históricos tras años de mínimos récord. Según el Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo (NSIDC, por sus siglas en inglés), el ritmo de pérdida del hielo antártico se redujo durante los últimos meses del año, en contraste con el acelerado declive observado entre 2016 y 2023.
De acuerdo con el informe de NSIDC titulado Celebrando el año nuevo con un cálido clima ártico, la extensión del hielo marino antártico al 31 de diciembre de 2024 alcanzó los 7.32 millones de kilómetros cuadrados, muy cerca del promedio de 1981-2010. Esta cifra marca un cambio respecto a los valores mínimos históricos registrados en años recientes, como los de 2017 y 2023.
El papel de la variabilidad natural
El NSIDC señala que la pérdida diaria promedio de hielo durante noviembre y diciembre de 2024 fue de 140,000 kilómetros cuadrados, cifra inferior al promedio histórico de 165,000 kilómetros cuadrados para ese periodo. Esto permitió que se borrara el déficit de 1.6 millones de kilómetros cuadrados acumulado a inicios de noviembre.
A nivel regional, se observaron extensiones de hielo por encima del promedio en los mares de Weddell y Amundsen occidentales, aunque en áreas como el mar de Ross estas se mantuvieron ligeramente por debajo. Fenómenos como la formación de una polinia (un área de agua abierta rodeada de hielo) en el centro-norte del mar de Weddell también captaron la atención de los científicos, debido a su impacto en la dinámica del hielo y la atmósfera.
El informe destaca que, aunque esta recuperación ofrece un respiro, no invalida las tendencias a largo plazo de disminución:
“Un mes en el que la extensión se acercó a la media es demasiado corto para contradecir la idea de un cambio de régimen”
Una década marcada por mínimos históricos
Según Huffpost, desde 2016 los investigadores han especulado sobre un posible “nuevo régimen” en el que las extensiones de hielo marino antártico se mantendrían persistentemente bajas debido a las influencias oceánicas y climáticas. Este periodo incluyó eventos extremos como el mínimo récord de 2017 y las extensiones notablemente bajas de 2023 y 2024.
Sin embargo, no todo ha sido declive. En 2021 y 2022, por ejemplo, se registraron episodios con extensiones cercanas o incluso superiores al promedio histórico. Esto refleja la alta variabilidad natural del hielo marino antártico, que puede oscilar significativamente de un año a otro.
De acuerdo a Yahoo! News, mientras la Antártida muestra señales de estabilización, el Ártico sigue registrando alarmantes pérdidas. La extensión promedio del hielo marino ártico en diciembre de 2024 fue la más baja registrada desde que se tienen datos satelitales, con 11.42 millones de kilómetros cuadrados. Esto representa una disminución de 1.42 millones de kilómetros cuadrados en comparación con el promedio de 1981-2010.
El NSIDC atribuye este retroceso en el Ártico a factores como el retraso en el crecimiento del hielo en áreas como la bahía de Hudson y la persistente importación de aguas cálidas del Atlántico hacia el norte del mar de Barents. En diciembre, las temperaturas del aire estuvieron hasta 8 °C por encima del promedio en algunas regiones, exacerbando la reducción del hielo.
La recuperación podría ser solo temporal
La recuperación reciente del hielo marino en la Antártida, no elimina las preocupaciones sobre los efectos a largo plazo del cambio climático en la región. Los investigadores señalan que este rebote puede ser un reflejo de la alta variabilidad natural en los patrones climáticos, más que una señal de estabilización definitiva.
Según El Debate, factores como el fenómeno de El Niño, que eleva las temperaturas globales y las tendencias de calentamiento oceánico, siguen ejerciendo una presión significativa sobre el equilibrio del ecosistema polar. A pesar del respiro observado, las extensiones promedio del hielo antártico en los últimos años continúan en niveles bajos.
Cabe destacar que la Antártida tiene un papel importante en la regulación climática global y cualquier cambio en la extensión de su hielo marino puede tener implicaciones drásticas en los patrones climáticos y el nivel del mar. Los científicos advierten que el calentamiento persistente de los océanos podría socavar futuras recuperaciones y llevar a una pérdida más permanente del hielo polar.
Cortesía de Xataka
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