¿Qué le espera a Colombia con la nueva administración Trump?

“Espero del nuevo Gobierno de los Estados Unidos diálogo y entendimiento civilizado, y unas américas compuestas de seres humanos iguales y libres”.

En estos términos, el presidente Gustavo Petro dio las pinceladas de lo que espera sea una nueva etapa en la relación con Estados Unidos. Lo anterior, con miras a lo que sucederá a partir del lunes próximo, cuando asumirá como mandatario una vez más el republicano Donald Trump, con quien el presidente colombiano ya chocó y ha tenido sonadas diferencias en el pasado.

El mensaje de Petro a favor del diálogo y la igualdad se dio en el marco de una de sus grandes victorias diplomáticas con la saliente administración del presidente Joe Biden, tras conocerse que Colombia jugó un rol clave para que esta semana Estados Unidos decidiera excluir a Cuba del listado de países que apoyan el terrorismo.

Justo en medio de semejante triunfo –que Petro no dudó en cobrar– y en uno de los mejores momentos de las relaciones entre ambas naciones, Trump asume una vez más como jefe de Estado de la potencia norteamericana. Al margen de los cambios que implica cualquier cambio de gobierno, se vislumbra que la relación entre Colombia y Estados Unidos será a otro precio.

Aunque podría parecer un asunto menor, para el analista Rafael Piñeros –experto en teoría de relaciones internacionales y gestión de la gobernanza–, hay diferencias importantes entre la personalidad, los intereses y la manera de liderar la política exterior entre ambos.

De por medio hay asuntos del mayor interés para el presidente colombiano en su intento por consolidarse como un referente regional en asuntos como la lucha contra el cambio climático y un manejo humanitario de la migración. Aunque se trata de ámbitos transversales a la economía y a la situación financiera, la política y la diplomacia entre ambos presidentes será determinante.

“Uno podría esperar, de entrada, importantes diferencias en cómo manejar temas transversales alrededor de la migración, el cambio climático y el medio ambiente, así como el narcotráfico y, por supuesto, la lucha contra el terrorismo”, explica Piñeros, quien asegura que por tratarse de temas de primer orden para ambas naciones se espera un particular énfasis. Eso sí, con matices.

“La ayuda que los Estados Unidos proporciona a Colombia ha sido constante en las últimas dos décadas con recursos dirigidos a disminuir el número de cultivos, fortalecer la Fuerza Pública, y mejorar las capacidades técnicas del Ejército y de la Policía como un mecanismo para enfrentar el crimen. Eso no va a cambiar, lo que puede haber es condicionalidad sobre el tipo de recursos y las ayudas”, agrega.

En ello coincide el profesor Manuel Rayran Cortés, de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, quien –al llamar la atención por el cambio en el tono diplomático y en el enfoque conceptual de varios temas– advierte que en el tema de lucha contra las drogas Trump podría inclinarse por una visión más “narcotizada” de las relaciones diplomáticas.

No es una preocupación menor. Según el más reciente informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), en 2023 las hectáreas sembradas de coca superaron las 253.000. Es decir, un aumento del 10 % frente a 2022, a lo que se suma un incremento del 53 % en la producción de clorhidrato de cocaína pura, que llegó a 2.664 toneladas.

“No hay que olvidar que Trump durante su primer mandato le solicitó al Gobierno Duque implementar nuevamente las aspersiones con glifosato. Trump fue muy duro con Duque e incluso llegó a amenazarlo con volver a descertificar el país por el incremento de cultivos de coca. Ahí habrá un cambio: Trump puede volver a narcotizar las relaciones, mientras que con Biden el presidente Petro buscó salirse de esa narcotización, con menos ideología y más pragmatismo”, señala Rayran.

Para los expertos, aunque el arribo de Trump –un republicano con enfoque de derecha dura, implacable con la migración y negacionista del cambio climático– demandará cambios y nuevos enfoques, en temas estructurales como seguridad y lucha contra el narcotráfico habrá puntos de acuerdo. Sin embargo, ello no implica que no haya preocupaciones.

Este viernes, el canciller Luis Gilberto Murillo reconoció que en asuntos como la migración hay “visiones totalmente contrarias en el sentido de garantizar la dignidad de las personas.” Justamente, el ministro de Relaciones Exteriores sostuvo un encuentro con cancilleres de México, Honduras, Cuba, Guatemala, Venezuela y Haití para analizar la movilidad humana en la región.

“Nos llegan ruidos que nos generan preocupación (…) el diálogo en una agenda común de América Latina y el Caribe con los Estados Unidos y con Canadá va a ser central”, admitió el canciller.

En este contexto sobresale un actor de primer orden y quien será clave para una relación armónica: el próximo embajador en Colombia Daniel J. Newlin, un exdetective que estuvo durante 28 años en la Oficina del Sheriff del condado de Orange en Orlando, Florida.

“Puede ser bastante difícil de manejar. Las prioridades serán el tema migratorio y lucha contra el organizado trasnacional. Puede que la relación sea un poco difícil mientras termina de acoplarse y adaptarse”, explica Piñeros, mientras que el profesor Rayran destacó que la cercanía entre Newlin y Trump podría ayudar a profundizar y conocer de primera mano las problemáticas del país.

“Le habla al oído a Trump sobre diferentes temas que se tendrán que negociar. Eso muestra un nivel de importancia de Colombia para Estados Unidos”, agrega, señalando que el nuevo embajador deberá atender de manera prioritaria la política de paz total del Gobierno y el cumplimiento del Acuerdo de Paz con las extintas Farc. “Durante el primer mandato de Trump esa administración siguió apoyando y respaldando la implementación”, concluye el docente.

Cortesía de El Colombiano



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