Aranceles, guerras comerciales y tensiones diplomáticas: ¿Qué significa el segundo mandato de Trump para el comercio entre Colombia y EE. UU.?

El comercio global está en un momento de tensiones. Las medidas proteccionistas impulsadas por Estados Unidos bajo el liderazgo de Donald Trump, quien asumirá su segundo mandato mañana 20 de enero, podrían generar cambios significativos en el panorama económico mundial.

La propuesta de imponer aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, y un 10% adicional para los bienes provenientes de China, abren una ventana de oportunidad para Colombia.

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Según un análisis de AmCham Colombia, el país tiene ventaja competitiva en 144 partidas frente a China, 43 frente a Canadá y 37 frente a México. Esto se traduce en un potencial de exportación en sectores como agroindustria, textiles, productos químicos, manufacturas y bienes de valor agregado.

María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham Colombia, enfatiza: “Colombia puede posicionarse como un proveedor competitivo para Estados Unidos en un momento crítico”.

Estas oportunidades se dan en medio de un acuerdo para ajustar el Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos. En ese orden, los gobiernos de Colombia y Estados Unidos firmaron una nota interpretativa sobre el Capítulo 10 del Tratado de Libre Comercio (TLC), vigente desde mayo de 2012, durante una reunión entre el ministro de Comercio, Luis Carlos Reyes, y la Representante Comercial de EE. UU., Katherine Tai.

Este acuerdo, formalizado como la Decisión 9 de la Comisión de Libre Comercio, busca aclarar algunos puntos clave del capítulo que regula las inversiones y las disputas entre inversionistas y Estados. Aunque no modifica el texto original del Tratado, refuerza las interpretaciones correctas y mantiene las protecciones ya establecidas.

“El acuerdo es clave para dar claridad a los inversionistas, garantizar los compromisos de los Estados y facilitar la resolución de controversias, tanto en instancias nacionales como internacionales”, señaló el ministro Reyes.

Un mercado diversificado y accesible

Los beneficios no se limitan a un área específica de Estados Unidos. Florida, Texas, California y Nueva York, entre otros 23 estados, están mostrando interés en adquirir productos colombianos. Estas regiones, por su cercanía geográfica y su alto consumo de bienes importados, representan un terreno fértil para las empresas colombianas. “Colombia debe enfocarse en fortalecer su presencia en estos mercados clave”, asegura Lacouture.

Aunque Antioquia, Bogotá, Valle del Cauca y Atlántico lideran las exportaciones, el potencial está presente en todo el territorio. Departamentos como Arauca, Caquetá y Putumayo también pueden destacar con productos como cacao, frutas tropicales y aceites esenciales. La clave está en diversificar la producción y apostar por la innovación.

Además, a un día del inicio del segundo mandato de Donald Trump, las relaciones comerciales entre Colombia y Estados Unidos atraviesan un buen momento. Entre enero y noviembre de 2024, las exportaciones colombianas hacia su principal socio comercial sumaron US$13.106 millones, lo que representa un crecimiento del 7,6% frente al mismo periodo de 2023, según datos de la Dian analizados por Analdex.

De este total, el 52,2% (US$6.834 millones) correspondió a exportaciones minero energéticas, mientras que el 47,8% restante (US$6.264 millones) fueron bienes no minero energéticos. Antioquia lideró las exportaciones con US$2.492 millones (crecimiento del 2,7%), seguida de Bogotá con US$1.664 millones (incremento del 22,3%) y Cundinamarca con US$851,2 millones (subida del 9,2%). Otros departamentos destacados fueron Atlántico, Bolívar, Valle del Cauca, Sucre y Huila.

Entre los productos más exportados están petróleo, oro, café sin tostar, flores y productos como puertas y ventanas. Por su parte, las importaciones de Estados Unidos hacia Colombia sumaron US$13.403 millones entre enero y octubre de 2024, con un aumento del 2%. Este intercambio comercial equilibrado refuerza la importancia de las relaciones bilaterales.

A noviembre de 2024, las principales empresas exportadoras a Estados Unidos fueron Ecopetrol, C.I. Trafigura Petroleum Colombia, Refinería de Cartagena, C.I. Energía Solar S.A.S. (E.S. Windows), Comercializadora Internacional Sunshine Bouquet Colombia y Frontera Energy Colombia.

Javier Díaz Molina, presidente de Analdex, señaló que durante el primer mandato de Trump no hubo grandes impactos negativos para las exportaciones colombianas, aunque “tendremos que monitorear muy de cerca temas que tengan que ver con nuevos aranceles o afectaciones al TLC”.

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TLC, punto clave

Respecto a la renegociación del Tratado, Díaz expresa su preocupación porque el sector privado no ha sido invitado a participar en las discusiones. “Las empresas deberían estar en la primera fila de esos espacios. Entendemos que hay voluntad de equilibrar condiciones, pero esperamos que eso no signifique retrocesos en los avances logrados”, afirma.

Asimismo, aunque México siempre ha tenido la ventaja de ser vecino directo de Estados Unidos, Colombia no queda rezagada. Con vuelos de poco más de dos horas y una fuerza laboral competitiva, el país tiene todos los elementos para convertirse en un socio estratégico. “El Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos sigue siendo un pilar fundamental”, detalla Lacouture, quien también subraya la importancia de mantener una diplomacia inteligente en un contexto de tensiones globales.

El presidente de Analdex añade: “El comercio internacional está en constante cambio, y no podemos asumir que las reglas actuales seguirán siendo las mismas”. Además, señala que fortalecer las capacidades logísticas y reducir la burocracia son pasos cruciales para garantizar un flujo comercial competitivo y eficiente.

Las políticas de “América Primero” de Trump priorizan proteger industrias sensibles de Estados Unidos, pero Colombia tiene una vulnerabilidad limitada debido a su bajo nivel de exportaciones en esos sectores. Esto, combinado con el marco del TLC, asegura estabilidad en el comercio binacional.

Retos y estrategias para el futuro

Según AmCham y Analdex, con base en el anterior panorama, Colombia debe atender los siguientes puntos:

1. Fortalecer la infraestructura: mejorar las vías, puertos y sistemas aduaneros para reducir costos logísticos y tiempos de entrega.

2. Fomentar la asociatividad: crear clústeres empresariales que impulsen la innovación y la competitividad.

3. Desarrollar parques industriales sostenibles: incorporar energías renovables y sistemas de reutilización de agua en zonas productivas clave.

4. Promover la seguridad jurídica: generar confianza en inversionistas y exportadores mediante un marco regulatorio estable.

5. Apostar por la digitalización: impulsar sectores de servicios como outsourcing, tecnología y soluciones digitales.

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Además, es crucial aprovechar la tendencia del nearshoring, donde empresas estadounidenses buscan proveedores cercanos para reducir riesgos y costos. “Colombia está en una posición privilegiada para ofrecer soluciones completas a través del modelo de ‘nearshoring como servicio’”, destaca Lacouture.

Cabe insistir en que la política de comercio exterior de Trump se resume con una sola palabra: proteccionista (con su política de “América primero”). Prueba de ello la afirmación hecha en su discurso de la cancelación del Acuerdo de Asociación Transpacífica (TPP por sus siglas en inglés) una vez llegara a la Casa Blanca, explica el analista Helio Fernández, investigador y docente interno de la Facultad de Administración de Negocios Internacionales UPB Bucaramanga.

Agrega que la actual tensión en materia de relaciones internacionales entre Estados Unidos con sus vecinos de México y Canadá, puede ser una buena oportunidad para Trump busque mercados alternativos especialmente del sector agroindustrial y de los hidrocarburos, sectores fuertes de la economía colombiana.

Otra oportunidad que puede aprovechar Colombia en la segunda era Trump, es el aprovechamiento del mercado de productos agrícolas como aguacate y piña, además de productos minerales como el carbón vegetal, que dejan de los mercados de China, México y Canadá, dada la imposición de las medidas arancelarias con sus socios.

Relaciones Trump-Petro: ¿conflicto o cooperación?

En medio de estas oportunidades, hay tensiones que se deben revisar. La relación entre Donald Trump y Gustavo Petro estará marcada por diferencias ideológicas. Mientras Trump prioriza políticas de protección y seguridad, Petro busca enfocarse en temas como la paz total y la sostenibilidad. No obstante, ambos podrían encontrar puntos de encuentro en temas como el combate al narcotráfico y la migración.

El TLC seguirá siendo un factor estabilizador, pero el sector privado debe tomar la delantera en las conversaciones para evitar medidas que perjudiquen a las exportaciones colombianas.

“Lo que vemos es que la relación entre Petro y Trump estaría marcada por tensión y conflicto”, asegura Sergio Guzmán, director de Colombia Risk Analysis. “Esto no solo tiene que ver con sus posturas ideológicas tan opuestas, sino también con sus personalidades: ambos son explosivos, responden en redes sociales y tienen un desdén por las posiciones institucionales, ya sea en política exterior o económica”.

Para Guzmán, con el regreso de Trump al poder, la relación entre Colombia y Estados Unidos “volverá a centrarse en narcotráfico, migración y antiinsurgencia”, temas que Petro y Biden habían logrado diversificar al incluir asuntos como justicia social, ambiental, transición energética y paz total. “Muchas de las prioridades de Petro, como la política ambiental y la diversidad, simplemente no serán importantes para Trump”, añade.

Cuando se le pregunta si la relación personal entre Petro y Trump influiría en lo que resta del mandato del presidente colombiano, Guzmán es enfático: “Sí, eso va a pesar, sobre todo porque Trump tiene un estilo proteccionista, insiste en imponer aranceles y castigar a gobiernos con los que tenga una mala relación. Si hay tensiones entre ambos, no habrá incentivos para que Trump facilite las condiciones comerciales para Colombia”.

Sin embargo, Guzmán señala que también podría surgir una oportunidad en medio de una posible guerra comercial entre Estados Unidos y otros países. “Si Trump sigue peleándose con México, China o Canadá, Colombia podría entrar a jugar como un actor relevante en el comercio internacional, pero eso dependerá de nuestra capacidad para no entrar en confrontación directa con él”.

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Asimismo, Guzmán resalta el papel clave que jugarán la diplomacia y las relaciones bilaterales. “No tengo dudas de que cada vez que Petro hace un tuit refiriéndose a ‘nuevos fascismos’ o llamando a alguien nazi, hay personas enviando esos mensajes al Departamento de Estado. No solo importan los canales diplomáticos oficiales, sino también cómo Petro se refiere a líderes como Trump, Bukele o Milei. Eso va a marcar la relación con los republicanos y, honestamente, no augura un panorama favorable para Colombia”.

Las oportunidades en la guerra comercial

Pasando a otro plano. La disputa comercial entre Estados Unidos y China también crea posibilidades para Colombia. Con China buscando diversificar sus proveedores, productos como café, flores y frutas tropicales pueden ganar terreno en el gigante asiático.

Sin embargo, para aprovechar este contexto, el país debe acelerar la modernización de su infraestructura y optimizar sus cadenas de suministro. Esto no solo mejoraría la competitividad en Estados Unidos y China, sino también en otros mercados globales.

En este panorama, María Claudia Lacouture hace un llamado a la acción: “Es el momento de que el gobierno y las empresas trabajen de manera coordinada. El futuro del comercio colombiano depende de nuestra capacidad para adaptarnos a las nuevas dinámicas internacionales”.

En el sector servicios, el país tiene un gran potencial para posicionarse como proveedor de soluciones digitales, outsourcing y tecnología avanzada, alineándose con las demandas de un mercado estadounidense en evolución. Según AmCham Colombia, las políticas internas que aseguren estabilidad jurídica, mejoras logísticas y alianzas público-privadas serán esenciales para enfrentar los desafíos globales y garantizar un crecimiento sostenible.

“Colombia ya mantuvo una relación respetable y fructífera con la primera administración de Trump. El reto ahora será construir acuerdos que combinen las prioridades de ambas naciones, priorizando temas como migración, seguridad, narcotráfico y comercio justo. Es más lo que nos une que lo que nos separa y el trabajo conjunto entre empresarios de ambos países será un puente de oro para aprovechar las oportunidades de beneficio mutuo. Aprovechémoslas”, puntualizó Lacouture.

Por lo tanto, la creciente disputa comercial entre Estados Unidos y China sigue reconfigurando el comercio global, y el regreso de Donald Trump a la presidencia no ha pasado desapercibido.

Los nuevos aranceles podrían generar un encarecimiento de productos básicos en Estados Unidos, incluyendo alimentos, automóviles y dispositivos electrónicos, impactando directamente a los consumidores estadounidenses. Además, estas medidas amenazan con tensar las relaciones comerciales y diplomáticas entre Estados Unidos y sus principales socios comerciales. China, en respuesta, ha manifestado su intención de diversificar sus fuentes de importación para reducir su dependencia de Estados Unidos”, asevera Javier Díaz.

Es así como China ha comenzado a buscar proveedores alternativos a Estados Unidos en regiones como América Latina, Asia y África para diversos productos. Esto representa una oportunidad para Colombia, que podría fortalecer su agroindustria e incrementar sus exportaciones hacia China en productos como café, flores, frutas y otros alimentos.

Asimismo, Colombia podría atraer inversión para desarrollar su sector manufacturero, enfocándose en la producción de bienes que actualmente se importan en China o Estados Unidos.

“Esperemos que en los próximos meses, el acercamiento entre la administración Petro y la administración Trump inicie, pues el presidente de Colombia desde su discurso como candidato, exponía su intención de una renegociación del TLC con mejores intereses para nuestro país dado que para él, el instrumento es asimétrico e inequitativo en el sector más importante como lo es el agrícola, aunque con un Congreso estadunidense en su mayoría Republicano, es prácticamente imposible una renegociación de dicho TLC”, concluye el docente Fernández.

Para las oportunidades de Colombia, no conviene ni siquiera mencionar la idea de una renegociación bilateral inclinada a los intereses colombianos, pues dicho escenario automáticamente generará tensión e inseguridad en los inversionistas y por supuesto en los sectores económicos más propenso a la inestabilidad e incertidumbre económica.

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Cortesía de El Colombiano



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