Segundo mandato de Trump: estos son los retos y tensiones globales

Mañana, 20 de enero de 2025, Donald Trump asumirá su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, marcando el regreso de su política de “América primero”, buscando estructurar un orden mundial que favorezca a los intereses de su agenda política y económica. Este es un periodo que promete redefinir las relaciones internacionales de la potencia, ajustando algunas de forma más estricta y unilateral, con un énfasis particular en América Latina, la migración, la seguridad y la influencia geopolítica.

Con un discurso que apela a la protección de los intereses estadounidenses, Trump propone priorizar los asuntos internos, limitar el intervencionismo y reconfigurar alianzas globales. La designación de figuras como Marco Rubio como secretario de Estado y Mauricio Claver-Carone como enviado especial, refuerza su intención de abordar con firmeza temas clave en el hemisferio occidental.

EL COLOMBIANO habló con tres expertos para ahondar en el futuro de las relaciones que habrá entre Estados Unidos y América Latina durante su segundo gobierno.

Migración y seguridad

Si bien Estados Unidos querrá imponerse como el Estado más fuerte en la región, en este nuevo mandato las relaciones entre ese país y América Latina podría tener un tinte diferente. Trump buscará un relacionamiento vertical, pero se prevé que con sus políticas busque tener a los demás países del continente mucho más de su lado.

Para el docente investigador de la Universidad Externado de Colombia, Rafael Piñeros, antes “en la región se criticaba que Estados Unidos no veía a América Latina como una región prioritaria o estratégica. Sin embargo, con la designación, y esperemos la confirmación de Marco Rubio como secretario de Estado, por primera vez se le da a personas de ascendencia latina la posibilidad de tener un papel protagónico. Eso de entrada significa que América Latina puede ser importante para Trump”.

Sumado a esto, el republicano necesita cooperación. La región será un eje central en su agenda, particularmente en temas de migración y crimen organizado. Su Gobierno se irá de frente contra el tema migratorio, uno de sus pilares en campaña, y seguramente buscará contener los flujos de personas mediante deportaciones masivas y exigiendo mayor control fronterizo por parte de los países de origen. La designación de Tom Homan como “Zar de la Frontera” da cuenta de su contundencia en el tema, pero seguro buscará dialogar para lograr el éxito en su política de repatriación.

“En América Latina los temas medulares son migración, crimen organizado y, en últimas, el tema de Venezuela”, señala el experto en relaciones internacionales de la Universidad Javeriana, Camilo González. “El enfoque de Trump será unilateral, exigiendo que las administraciones regionales asuman responsabilidades que no siempre están en condiciones de cumplir”, agrega.

Para Piñeros, la línea también apunta hacia una relación mucho más estricta, pero intentando estrechar lazos para ganar el terreno latinoamericano que China le está quitando. “Habrá condicionamientos en la cooperación económica y comercial, en caso de que los países no se alinean con las prioridades de Washington”.

Así mismo, la relación entre Estados Unidos y América Latina estará marcada por tensiones, pero no por una ruptura completa. “El desafío para los países de la región será encontrar formas de dialogar con una Presidencia que prioriza sus intereses internos sobre cualquier consideración externa”, concluye Piñeros. Mientras algunos países podrían beneficiarse de acuerdos estratégicos con Estados Unidos, otros enfrentan la tarea de adaptarse a una relación más tensa y condicionada.

Cuba y Venezuela

La política hacia Cuba y Venezuela estará guiada por enfoques distintos, pero con un objetivo común: reforzar la influencia norteamericana en la región y ganar terreno sobre China y Rusia. Marco Rubio ha anunciado que se retomará la política de máxima presión contra el régimen cubano, posiblemente reincorporando a la isla a la lista de países que patrocinan el terrorismo en el mundo.

“Rubio y Trump buscan reforzar su posición frente a Cuba para satisfacer a un electorado cubano-americano que es clave en estados como Florida”, explica el experto internacionalista de la Universidad Externado, Alejandro Rayran. “Es probable que veamos un endurecimiento de las sanciones, especialmente tras la flexibilización aplicada por la administración de Joe Biden”.

En cuanto a Venezuela, hay más de largo y ancho, por lo que se cree que Trump podría optar por un enfoque pragmático. Aunque no se espera un endurecimiento significativo de las sanciones, podrían surgir negociaciones. “Recordemos que mientras siga la guerra en Ucrania y en Rusia, puede ser poco estratégico tratar de endurecer las sanciones que se levantaron con la administración Biden (…), lo que no quiere decir que políticamente no se pueda presionar”, añade Piñeros.

La creciente presencia de China en América Latina es una preocupación para Washington. Beijing ha incrementado su influencia mediante inversiones en infraestructura, acuerdos comerciales y participación en sectores estratégicos como el Canal de Panamá, otro tema áspero para Trump.

“El canal es un punto crítico. Aunque Trump podría usar la influencia china como pretexto, cualquier intento de interferir en la soberanía panameña sería percibido como una agresión directa, generando rechazo en la región y más allá”, agrega Rayran.

Lo que sí es claro es que Estados Unidos buscará recuperar terreno en ese aspecto mediante políticas diplomáticas y comerciales que contrarresten la expansión de China. Sin embargo, esto podría profundizar las tensiones con los países que han establecido lazos sólidos con Beijing, por lo que se esperaría ver a un Trump menos agresivo, pero más estratégico.

OTAN, Ucrania y Medio Oriente

Lo que pasa en el otro lado del mundo también impacta directamente en Latinoamérica y plantea interrogantes sobre la relación de Estados Unidos con sus aliados tradicionales en esa parte del mundo. Durante su primer mandato, Trump cuestionó la relevancia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y exigió que los países europeos asumieran una mayor carga financiera en la alianza. Es una idea que ha repetido recientemente.

“Trump considera que la OTAN es un vestigio de la Guerra Fría que no responde a las prioridades actuales de Estados Unidos. Es probable que exija cambios significativos en su estructura y financiación, lo que podría tensar aún más las relaciones transatlánticas”, explica González.

Para Piñeros es toda una incógnita y si bien está de acuerdo con que pueden haber cambios, no cree que Trump arriesgue esta relación.

Pero también está el conflicto entre Rusia y Ucrania, ante el cual Trump ha prometido resolver rápidamente la guerra mediante negociaciones. Sin embargo, su enfoque podría incluir concesiones a Rusia, como el reconocimiento de Crimea, lo que complicaría su relación con Ucrania y Europa. “Trump tiene canales de comunicación con Putin, pero convencer a Zelensky (presidente de Ucrania) será un desafío monumental. Cualquier solución que implique pérdida territorial para Ucrania será vista como una derrota inaceptable”, añade González.

Piñeros, quien también coincide en que de haber una mesa de negociación Ucrania deberá ceder terreno, agrega que “mostrar a Ucrania como el gran perdedor no será el interés de Donald Trump, entonces buscará una forma de presionar por un acuerdo que sea viable, pero que no signifique una derrota completa para Ucrania”.

En Medio Oriente, Trump ha logrado avances iniciales con la tregua en Gaza. Sin embargo, su enfoque podría no solucionar de fondo las raíces del conflicto palestino–israelí. “Su prioridad es obtener resultados inmediatos, como la liberación de rehenes, pero no necesariamente una solución duradera”, señala Rayran. El mandatario ha sido contundente y afirmó que si no hay una liberación de rehenes, será el infierno para el Medio Oriente.

Lo anterior preocupa a la comunidad internacional, especialmente a las organizaciones multilaterales, como la ONU y la Corte Penal Internacional, las cuales seguramente enfrentarán un periodo de debilitamiento bajo la administración Trump. Su preferencia por la diplomacia bilateral y unilateral podría erosionar aún más el Derecho Internacional.

“Trump desprecia los espacios multilaterales y busca deslegitimar las instituciones que podrían contradecir sus políticas. Esto deja a los países más pequeños en una posición de mayor vulnerabilidad frente a las grandes potencias”, señala Rayran.

El regreso de Trump a la Casa Blanca traerá, sin duda, movimientos que pondrán en jaque a todo el orden internacional con propuestas polémicas como las de Groenlandia, Canadá y Panamá. Así mismo, su eslogan de “América primero” replantea las dinámicas globales y despierta tensiones hasta con aliados tradicionales de esa nación.

“Estamos en un momento de resquebrajamiento del orden global (…) Si Trump sigue erosionando el multilateralismo y fomenta un discurso de tinte imperialista, sentará un precedente peligroso para otras potencias”, concluye Rayran, insistiendo en que también veremos a un presidente más estratega.

Con su posesión presidencial, Donald Trump inicia un nuevo capítulo en la historia política de Estados Unidos, con implicaciones importantes para América Latina y el mundo en la que la búsqueda de relaciones estratégicas se regirán bajo la premisa de que ese país va primero.

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Cortesía de El Colombiano



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