Descubre la historia de este español que sobrevivió al Holocausto en Mauthausen

La historia de Gregorio Nacianceno Mata es prácticamente desconocida en España, lo que contrasta con la gran cantidad de libros, películas, documentales y testimonios que existen a nivel mundial sobre los supervivientes del Holocausto y el genocidio nazi: toda una industria, demasiado irrelevante en nuestro país. Tan solo en Canarias, su tierra natal, se conserva algún legajo que impide el extravío de su existencia.

Como les sucedió a muchos españoles, los hermanos Mata –Nacianceno y Orencio– fueron arrollados por la sublevación militar que terminó hace casi noventa años con la recién nacida democracia en España. Inicialmente, ambos quedaron integrados en las unidades de choque de los sublevados por caprichos de las murmuraciones, pues fueron detenidos e incorporados a la Legión tras denuncias presentadas por sus comentarios desfavorables.

Franco (en el centro) junto al general Balmes (a la derecha), que murió dos días antes del golpe de Estado en extrañas circunstancias. La foto fue tomada en Las Palmas en mayo de 1936. Foto: Familia Balmes.

Desertores, exiliados y atrapados

Nacianceno y Orencio desertaron en cuanto la oportunidad se lo permitió y se alistaron en el bando republicano, hasta que la victoria de los franquistas y sus aliados fascistas obligó a ambos a cruzar los Pirineos. Ya en Francia, junto a cientos de miles de exiliados españoles, fueron internados en campos de concentración y, aunque estuvieron cerca de conseguir embarcar hacia Estados Unidos –su familia llegó a enviarles 1.000 dólares para ello–, fueron capturados por los nazis cuando la Alemania de Hitler irrumpió y recorrió Francia a velocidad de carro de combate, sin apenas resistencia por la suerte de un ejército petrificado en la guerra pasada. En la Línea Maginot.

Así, el 13 de diciembre de 1940 ingresaron en Mauthausen. Llegaron al campo de concentración a la una y media de la madrugada de una noche de intensa nevada y fueron sacados de los vagones entre insultos, puntapiés y latigazos. Después del protocolario recibimiento nazi, emprendieron una marcha de dos kilómetros hasta el campo de concentración, en el que finalmente ingresaron. Como la nieve era copiosa e impedía a los presos caminar, no fueron pocos los que se retrasaron y recibieron duros castigos físicos por ello.

Recreación de un campo de concentración nazi
Recreación de un campo de concentración nazi. Foto: Midjourney/Juan Castroviejo.

Su hermano murió

Cuenta en sus memorias (Memorias de un superviviente del Holocausto nazi, Nacianceno Mata, 2006) que ambos fueron conscientes de estar en un “campo de muerte nazi” desde el mismo momento en el que llegaron a él. Fueron desnudados, registrados, afeitados, desinfectados y les quitaron todos los efectos a excepción del cinturón y la pasta de dientes. Después sufrieron un segundo shock al entrar en contacto con los españoles que llevaban más tiempo, a los que vieron “de aspecto horrible, maltratados, pelados al cero, vestidos con ropas a rayas, muy flaquitos y con caras de terror”.

Gregorio Nacianceno Mata Rodríguez, un sencillo campesino de La Palma (arriba), escribió sus memorias sobre su paso por el campo de concentración nazi de Mauthausen 26 años después de salir de allí, en 1971. Foto: EFE.

En esta inclemente situación, Orencio, ya herido durante el conflicto armado de la sublevación franquista y más débil físicamente, no resistió durante mucho tiempo las interminables jornadas en la cantera y las durísimas condiciones de vida del campo. Aunque ello no le hizo perder en ningún momento la esperanza (“Ya no puede haber nada más duro; espero salir de aquí; alguna fuerza existirá un día contra estos asesinos…”), la mala suerte se cebó con él cuando un furúnculo en la pierna impidió que continuara trabajando. A finales de marzo de 1941, fue enviado al cercano campo de concentración de Gusen, más terrible que Mauthausen y última estación antes de la muerte, y los alemanes lo asesinaron cuando dejó de ser útil para el trabajo mediante una inyección de bencina, el 27 de julio de 1941.

Liberación aliada de Mauthausen

Nacianceno sobrevivió como pudo, con una buena dosis de fortuna, al infierno nazi construido en Mauthausen hasta que en abril de 1945 los aviones comenzaron a sobrevolar el campo y fotografiarlo. Era el principio del fin del horror. En mayo de 1945, ya se oían las explosiones en el frente cercano al Danubio, los rumores confirmaban que Linz ya estaba en poder de los norteamericanos y los guardias, de las SS, ya casi habían desaparecido del campo. El 5 de mayo, tanto Mauthausen como Gusen fueron liberados por el ejército norteamericano sin encontrar casi oposición.

Liberación de Mauthausen por los aliados
En esta mítica foto de la liberación de Mauthausen por las tropas aliadas se ve el cartel de bienvenida desplegado por los prisioneros españoles del campo. Foto: Getty.

Cortesía de Muy Interesante



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