Lisdiani Rodríguez, de 26 años, dormía en su celda la mañana de este jueves cuando una funcionaria de prisiones la despertó con una noticia inesperada.
“Me dijeron que me excarcelaban y me cogió por sorpresa. No lo sabía, no me habían comunicado nada”
Ese mismo día salió de la cárcel de mujeres Guamajal de Villa Clara, en la región central de Cuba, donde había cumplido tres años y medio de un total de 8 de condena por participar en las históricas manifestaciones antigubernamentales del 11 de julio de 2021.
A las mayores protestas ciudadanas en seis décadas en Cuba les siguió una ola represiva con miles de detenidos, de los que varios cientos permanecen en prisión.
El régimen cubano anunció esta semana la liberación gradual de 553 condenados por diversos delitos después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, retirara al país caribeño de la lista de patrocinadores del terrorismo y levantara otras dos sanciones impuestas por la anterior administración Trump.
De momento, el gobierno presidido por Miguel Díaz-Canel ha confirmado la excarcelación en los pasados dos días de más de 100 presos, la mayoría en régimen de libertad condicional sujeta al cumplimiento de “requisitos” y “buena conducta”, especificó el Tribunal Supremo Popular.
Según la organización Cuban Prisoners Defenders, la mayoría son delincuentes comunes y solo 50 cumplían condena por motivos políticos.
Entre ellos se encuentran conocidos disidentes como José Daniel Ferrer, líder del grupo opositor Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), activistas y ciudadanos sin afiliación política que participaron en las protestas de 2021.
Este último es el caso de Lisdiani Rodríguez.
“Gritamos ‘abajo el comunismo'”
“No estoy conforme del todo porque en realidad ellos todavía tienen el poder de regresarme a la prisión cuando quieran”, explica por teléfono a BBC Mundo la joven desde su casa en la localidad de Placetas, provincia de Villa Clara.
Madre soltera de una niña que ahora tiene 7 años, Lisdiani trabajaba como dependienta en una tienda antes de que el 11 de julio de 2021 su vida cambiara por completo.
Afirma que por entonces “no estaba afiliada a ningún grupo, aunque solía ir casa de una vecina que sí es activista”.
En su biografía de Facebook hay, además de contenido personal, algunas denuncias sociales y contenidos críticos con el régimen cubano.
“A veces compartía y comentaba publicaciones críticas con el gobierno, de abusos que cometía la policía y la situación que se vive en Cuba. También seguía a opositores. Nunca estuve de acuerdo con este sistema”, reconoce.
Cuando el 11-J Lisdiani vio en las redes sociales que decenas de miles de cubanos protestaban en La Habana, Santiago y otras ciudades por la falta de alimentos, medicinas, electricidad y libertades, decidió salir a la calle junto a su hermana gemela, Lisdani, y varios vecinos.
“Empezaron a salir personas por todos lados y empezamos a decir ‘abajo el comunismo’ y todas esas cosas. Se unió mucha gente, fuimos por toda la calle. También pedimos vacunas, porque era el tiempo de la covid, y gritamos abajo los apagones”, recuerda.
Los días posteriores al 11 de julio de 2021 el régimen cubano desplegó una intensa operación policial para identificar, arrestar y juzgar a las personas que habían tomado parte en las protestas.
“Me mantuvieron aislada 15 días sin comunicación con nadie, ni con mi mamá ni con mi niña. Y luego empezó a visitarme la seguridad del Estado hasta que llegó el juicio. Nos pedían 10 años”, afirma.
Las gemelas Lisdiani y Lisdani recibieron condenas de 8 años cada una por los delitos de desacato, desobediencia, atentado y propagación de epidemias (en aquel momento existían restricciones de reunión por la covid).
Ambas permanecieron recluidas en la cárcel, aunque a su hermana se le otorgó más adelante una licencia extrapenal por estar embarazada.
“Me pueden volver a encerrar”
En medio de la grave crisis en la que Cuba lleva más de tres años inmersa, con escasez extrema de alimentos y otros productos, las condiciones en prisión fueron especialmente duras, asegura Lisdiani.
“El desayuno a las 6 de la mañana era un pan con moho y un vaso de agua caliente. El almuerzo, a las 11 del día, coditos (macarrones cocidos) desechos y sin sazón. A veces nos daban picadillo o mermelada, pero estaban en mal estado”, recuerda.
Y denuncia que, al ser etiquetada como presa política, recibía un trato especialmente hostil de las autoridades carcelarias.
“Las guardias te ofenden, nosotras somos muy mal vistas. Un día me metieron a una oficina, me taparon la boca, me sujetaron entre 5 personas y no podía casi respirar. Hice la denuncia pero no resolvieron nada”, relata.
Después de tres años y medio encerrada, este jueves fue liberada en la primera ola de excarcelaciones del gobierno cubano.
Explica que la sacaron de su celda y, junto a otras dos reclusas de su localidad también condenadas por los sucesos del 11 de julio de 2021, las llevaron ante una jueza, que les confirmó su puesta en libertad condicional.
“La jueza fue en persona a decirnos que teníamos libertad condicional pero no la libertad completa, porque ellos pueden mañana mismo decidir revocarla por ser presas políticas del 11 de julio”, afirma.
Explica, además, que antes de salir le advirtieron que permaneciera “tranquila” y solicitara permiso a las autoridades para viajar a otras provincias, aunque no le formularon prohibiciones específicas de hablar con la prensa o publicar contenidos políticos en redes sociales.
Sí le sugirieron, apunta, que en cualquier momento puede volver a la cárcel y le preguntamos si ese es su mayor miedo.
“Mi temor es que me vuelvan a llevar presa. Nos están utilizando para su beneficio. En realidad nosotros merecemos la libertad completa, no la libertad a medias”, responde.
Y agrega: “Ya mi niña me ha visto en libertad, así que tengo miedo de que me vuelvan a encerrar y que se me ponga enferma, o mi mamá se enferme, con lo mala que está la situación económica”.
A su hermana gemela Lisdani, que cumplía reclusión domiciliaria desde su embarazo, este jueves le prorrogaron la licencia extrapenal hasta el final de su condena de 8 años.
La “delicada” situación de los liberados
BBC Mundo solicitó una entrevista a representantes del gobierno cubano, pero hasta el momento de la publicación de este artículo no ha obtenido respuesta.
Sí respondió a algunas interrogantes sobre las excarcelaciones Javier Larrondo, presidente de Cuban Prisoners Defenders.
Esta ONG tiene documentados 1.161 presos por motivos políticos en Cuba, de los que 920 permanecen encarcelados y el resto cumplen condena en régimen domiciliario.
Larrondo considera insuficiente la liberación de 553 reclusos, más aun teniendo en cuenta que por el momento aproximadamente el 60% de los excarcelados son delincuentes comunes.
De mantenerse ese ratio, explica, apenas acabarían liberados poco más de 200 presos de conciencia cuando se complete la campaña.
Además, cree que la situación de los excarcelados es muy delicada ya que podrían regresar a la cárcel si el próximo presidente de EE.UU., Donald Trump, restituye las sanciones a Cuba, o incluso si las autoridades lo deciden de forma arbitraria.
“Las revocaciones a los excarcelados políticos en Cuba son el pan de cada día. No es lo mismo que con los presos comunes, que cuando obtienen la libertad condicional los dejan en paz. A los presos políticos les mantienen vigilancia 24/7, amenazas, citaciones y revocaciones constantes”, denuncia Larrondo.
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Cortesía de BBC Noticias
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