El reciente cambio en la Secretaría de Seguridad Pública de Baja California, con la destitución de Leopoldo Tizoc y su sustitución por el General Laureano Carrillo Rodríguez, llega en un momento particularmente crítico para la región. Esta reestructuración coincide con la toma de posesión de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, y tiene lugar en un contexto de creciente incertidumbre sobre la crisis migratoria que se perfila como uno de los mayores retos de la región.
La situación se agrava con el cierre temporal del sistema de citas de CBP (Customs and Border Protection), lo que ha desatado el caos en ciudades como Tijuana, donde miles de migrantes se encuentran varados, a la espera de respuestas.
Según reportan migrantes en la ciudad, el cierre del sistema de citas CBP ha provocado una escalada de tensiones, específicamente en el puerto de entrada El Chaparral donde se encuentran decenas de personas con citas canceladas de un momento a otro. Migrantes de diferentes nacionalidades que habían sido programados para realizar sus trámites se han visto obligados a esperar indefinidamente, mientras que aquellos que ya habían recibido citas, podrían tener que esperar hasta febrero para una nueva oportunidad.
Esta incertidumbre ha desencadenado un ambiente de desesperación y creciente tensión en la ciudad, exacerbado por la amenaza constante de las políticas migratorias que se avecinan, en donde Trump alerta comenzará las deportaciones enfocado en aquellos migrantes con antecedentes penales, convirtiéndose en una bomba de tiempo para las autoridades de Baja California.
Trump cerró la aplicación CBP One y México teme que se acelere la crisis migratoria
Como anticipó LPO en comunicación con especialistas en migración este desafío en la seguridad del Estado se veía venir, aumentando las repercusiones de estas medidas a la frontera norte del país que podrían desencadenar en un aumento en los desplazamientos forzados hacia la región poniendo no solo en riesgo la seguridad del estado, sino también la estabilidad del municipio de Tijuana, que ha sido históricamente un punto de entrada para miles de migrantes, muchos de los cuales se encuentran en situación irregular y sin antecedentes criminales.
El cambio en la Secretaría de Seguridad Pública de Baja California se da en este contexto complejo, lo que ha generado especulaciones sobre las razones detrás de esta reestructuración. El nombramiento de Laureano Carrillo Rodríguez, un militar con una amplia trayectoria en las fuerzas de seguridad, parece responder a la necesidad urgente de contar con un liderazgo fuerte en un momento de creciente presión sobre la seguridad pública.
Las autoridades locales se enfrentan ahora a un doble reto: por un lado, la necesidad de garantizar la seguridad pública en un entorno que podría volverse aún más violento debido a la presencia de individuos con antecedentes penales -posibles deportados desde los Estados Unidos- y por el otro, el manejo del creciente flujo migratorio que, con el restablecimiento de las citas en CBP, podría multiplicarse en los próximos meses, aumentando aún más las tensiones.
La reestructuración del gabinete y la entrada en funciones del nuevo funcionario como nuevo secretario de seguridad de Baja California marcan el comienzo de una etapa crítica para el estado, si bien es cierto que la seguridad pública es una prioridad, el nuevo titular deberá abordar también las complejidades del manejo de la migración, evitando desbordar las capacidades del sistema local, un factor de desestabilización para la región fronteriza.
Cortesía de La Política Online
Dejanos un comentario: