De la mitológica loba que amamantó a Rómulo y Remo, fundadores de Roma, al único gorila albino conocido hasta la fecha, pasando por tres caballos tan famosos como sus belicosos dueños, una paloma mensajera condecorada en la Primera Guerra Mundial, un perro y un gato muy presentes en la Segunda y una perrita “astronauta”, entre otras criaturas. Esta es la historia de diez animales cuya vida y “obra” pasó a la posteridad.
1. La loba Luperca
Siglo VIII a.C.
Según la mitología romana, la lupa capitolina halló en un cesto arrastrado por el Tíber a los gemelos Rómulo y Remo, hijos del dios Marte y una vestal a los que había mandado matar el rey Amulio, y les salvó la vida amamantándolos.
En el lugar de los hechos, junto al monte Palatino, y tras muchas peripecias (incluido un semifratricidio), Rómulo fundaría Roma en el siglo VIII a.C. La loba aparece desde la Antigüedad en monedas y relieves, pero su más famosa imagen es una estatua de bronce “etrusca” que, según el carbono 14, realmente es medieval.
2. Bucéfalo
Siglo IV a.C.
Hay varias versiones sobre la doma del indomable “Cabeza de buey” (eso es Bucéfalo en griego) por Alejandro Magno, de quien fue su caballo favorito, pero la más razonable es la de Plutarco: comprado a un tesalio por su padre, Filipo II, el hosco animal no se dejaba montar por nadie hasta que el joven se dio cuenta de que lo asustaba su propia sombra y, girándole la cabeza hacia el sol, lo dominó.
Fue la montura de Alejandro a lo largo de toda su campaña asiática y el rey macedonio lo amó tanto que, a su muerte tras la Batalla del río Hidaspes (326 a.C.), fundó en el territorio del actual Pakistán una ciudad en su honor, Alejandría Bucéfala, hoy desaparecida.
3. Incitato
Siglo I
Otro equino tan célebre como su jinete. Incitatus (“Impetuoso”) fue un caballo de carreras traído de Hispania para Calígula, cuya devoción por el animal rayaría en el ridículo, como todo en él: dormían y comían juntos, la bestia vestía mantos de color púrpura (el tinte más caro, reservado a la familia imperial), lucía collares de piedras preciosas y habitaba en una villa propia con 18 sirvientes… Otros datos, como que quiso nombrarlo cónsul o que copulaba con una bella patricia llamada Penélope y elegida por el loco emperador, parecen ser parte de su leyenda negra.
4. Babieca
Siglo XI
En cuanto a la montura de Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, parece demostrado que su nombre (que significa necio o tonto) proviene de la tradición y las fuentes literarias a partir del Cantar de mio Cid (hacia 1200). En las crónicas históricas, el héroe castellano cabalga a lomos de un caballo norteafricano anónimo comprado por mil dinares y caracterizado por su gran agilidad y velocidad.
El Cantar, en cambio, dice que Babieca fue un trofeo de guerra tras la victoria sobre el rey de la Taifa de Sevilla, y otros textos atribuyen su peculiar mote a una anécdota de la infancia del Cid: habiéndosele dado a elegir entre varios potros, el niño se fijó en el más feo y sarnoso, ante lo que su padrino exclamó “¡bavieca, mal escogistes!”, y Rodrigo replicó que “este será buen cavallo, e Bavieca abrá nombre”.
5. Rinoceronte de Durero
1515
Este es el nombre por el que se conoce la xilografía que aquí vemos, obra del pintor y grabador alemán Alberto Durero (1471- 1528). La imagen está basada en una descripción escrita y un boceto, de autor desconocido, que retrataban al primer ejemplar vivo visto en Europa desde los tiempos del Imperio Romano de un rinoceronte indio, llevado a Lisboa por el rey portugués Manuel I, enviado luego como regalo al papa León X y muerto en naufragio en la costa de Italia.
A pesar de algunas imprecisiones anatómicas, el rinoceronte de Durero se hizo muy popular en todo el Viejo Continente, conoció muchas copias y se consideró la imagen por excelencia de este animal hasta finales del siglo XVIII.
6. Cher Ami
1918-1919
El 3 de octubre de 1918, durante la ofensiva de Meuse-Argonne en la Primera Guerra Mundial, más de 500 soldados estadounidenses atrapados tras las líneas alemanas fueron salvados gracias al heroico vuelo de esta paloma mensajera, que logró llevar a buen puerto su petición de auxilio herida en una pata y cegada de un ojo.
Por ello recibiría la Cruz de Guerra con Hojas de Roble, aunque no logró sobrevivir mucho tiempo: falleció el 13 de junio de 1919. Su cuerpo disecado se exhibe en el Instituto Smithsoniano de EE. UU. y su historia ha sido llevada al cine en varias ocasiones (una de ellas, el film español de animación Cher Ami… ¡y yo!, de 2008).
7. Fala
1940-1952
Este terrier escocés es una de las mascotas presidenciales (todo un clásico estadounidense) más queridas y recordadas. Regalado en Navidad a Eleanor Roosevelt, su marido, el presidente Franklin D. Roosevelt, hizo famoso al perro al aparecer junto a él en numerosas ocasiones, ampliamente divulgadas por la prensa, y lo llevó consigo en viajes oficiales.
En la Segunda Guerra Mundial se convirtió en símbolo de la austeridad de la Casa Blanca, que donó en su nombre un dólar diario al esfuerzo de guerra. Sobrevivió siete años a su dueño.
8. Sam el Insumergible
1941-1955
También conocido como Oscar, este gato se ganó a pulso su sobrenombre por sobrevivir al hundimiento sucesivo de un buque de guerra alemán y luego otros dos británicos, durante los combates navales de la Segunda Guerra Mundial. Rescatado por los ingleses del naufragio del Bismarck, “sirvió” entonces en el HMS Cossack y, hundido también este, en el HMS Ark Royal, asimismo torpedeado hasta irse a pique. Sam se salvó otra vez aferrándose a una tabla, tras lo cual fue “licenciado” y llevó una pacífica y larga vida en Belfast hasta su muerte en 1955.
9. La perrita Laika
1954-1957
El cánido más emblemático de la Guerra Fría fue la “perra espacial” o “perra astronauta” a la que los soviéticos convirtieron en el primer ser vivo en orbitar la Tierra. Claro que lo de “ser vivo” es cuestionable: esta pobre hembra de raza mixta, lanzada al espacio a bordo de la nave Sputnik 2 el 3 de noviembre de 1957, falleció en el trayecto; incluso, según las últimas investigaciones, es probable que muriese a las pocas horas del lanzamiento y no al sexto día, como la propaganda de la URSS hizo creer en su momento.
Así, Laika ha pasado a ser más bien un símbolo de la lucha contra el maltrato animal en aras del progreso científico, lo cual no es óbice para que su figura y su “gesta” sigan presentes en la cultura popular: sellos, placas, cómics, novelas de ciencia ficción y hasta un episodio de la serie británica Doctor Who han honrado su memoria. En 2008, el gobierno ruso inauguró un monumento dedicado a Laika junto al Centro de Investigación Militar de Moscú.
10. Copito de Nieve
1963-2003
Nacido en la entonces Guinea Española y muerto en el Zoo de Barcelona, el único gorila albino del que se tiene noticia fue apresado por cazadores bantúes y vendido al profesor Jordi Sabater Pi, que lo trasladó a Barcelona en 1966. El increíble hallazgo fue portada de National Geographic al año siguiente, lo que lo convirtió en icono de fama mundial y reclamo turístico de la Ciudad Condal.
Copito de Nieve tuvo una amplia descendencia: 22 hijos, 11 nietos y tres bisnietos, de los que ninguno heredó la alteración genética del fundador de la estirpe. Falleció de un cáncer de piel, probablemente favorecido por su pigmentación blanca.
Cortesía de Muy Interesante
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