El cine mexicano sigue sorprendiendo con historias íntimas y bien contadas. Corina, dirigida por Urzula Barba Hopfner, es un ejemplo perfecto de cómo una película sencilla puede tocar fibras profundas.
Un viaje fuera de la zona de confort
Corina (Naian González Norvind) lleva 20 años sin salir más allá de su colonia debido a su agorafobia, un miedo paralizante a los espacios abiertos. Su rutina se rompe cuando un error en su trabajo la obliga a enfrentarse al mundo exterior y a buscar a una misteriosa escritora.
La película mezcla comedia y drama de forma natural, sin exagerar los momentos emocionales. Corina no es vista como una víctima, sino como una persona con miedos reales, algo con lo que muchos pueden identificarse.
Actuaciones que dan vida a la historia
Naian González Norvind logra una interpretación convincente, mientras que Cristo Fernández aporta carisma y energía a la historia. Sin embargo, algunos personajes secundarios, como la madre de Corina, resultan poco creíbles y le restan fuerza a ciertas escenas.
¿Vale la pena verla?
Definitivamente sí. Corina es una película emotiva, divertida y con un mensaje esperanzador. Logra conectar con el espectador gracias a su honestidad y calidez. Una de esas historias a las que siempre es bueno volver.
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