Uno de los principales desafíos durante el primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum es la generación de empleos. Por un lado, la economía muestra signos de desaceleración; por otro, se prevé la llegada de un mayor número de mexicanos deportados de Estados Unidos tras el regreso de Donald Trump.
Según el Colegio de la Frontera Norte, se estima que casi 5,000,000 de mexicanos no autorizados en Estados Unidos están en riesgo de ser deportados. De ellos, 72% (alrededor de 3.6 millones) se encuentran trabajando.
El sector privado ofreció a la presidenta 50,000 empleos para quienes regresan de Estados Unidos, pero esta cifra resulta insuficiente frente a la cantidad de estos posibles deportados, ya que solo cubre alrededor del 1.4% de los afectados.
“50,000 empleos listos para nuestros hermanos migrantes si vienen a México, sea por una deportación o por razones voluntarias, porque así lo deciden. Aquí van a ser bien recibidos”, anunció Sheinbaum.
Expertos coinciden en que ante una menor generación de empleos que se está observando, la llegada de esta ola de mexicanos indocumentados traerá más presión al mercado laboral del país.
Un panorama complejo
Alejandro Mosiño Jasso, director del Departamento de Economía y Finanzas de la División de Ciencias Económicas Administrativas de la Universidad de Guanajuato, advierte que la incorporación de miles de personas deportadas al mercado laboral mexicano representará un reto significativo.
“México es un país con altos niveles de informalidad y empleo precario. La llegada masiva de trabajadores ejercerá aún más presión sobre el desempleo y los salarios”, señala.
Alexa Castro, analista de la organización México, ¿Cómo vamos? , coincide en que las deficiencias estructurales del mercado laboral afectarán a quienes regresan al país. Ante la falta de oportunidades en el sector formal, muchos podrían verse forzados a ingresar a la economía informal, la cual ya es alta. En diciembre de 2024 se ubicó en 53.7%.
Incluso para quienes logren insertarse en empleos formales, los beneficios no serán los mismos, ni siquiera con el aumento histórico del 120% en el salario mínimo en México.
“El contraste con los salarios que percibían en Estados Unidos será significativo, ya que el salario mínimo en ese país es mucho más alto que en México”, destaca Castro.
En Estados Unidos, el salario mínimo es de 7.25 dólares por hora (aproximadamente 149 pesos), según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos.
En cambio, en México, el salario mínimo general es de 278.80 pesos diarios y, en la frontera, de 419.88 pesos diarios.
Menos empleo formal
Los expertos advierten que el mercado laboral formal en México tiene una capacidad de absorción limitada. Si ya enfrenta dificultades para emplear a la población existente, resulta poco probable que pueda integrar a todas las personas deportadas.
En 2024, la generación de empleo formal mostró un menor crecimiento: se registraron apenas 213,993 nuevos puestos, en comparación con los 651,490 de 2023.
Las cifras más recientes del IMSS indican que en enero de este año se crearon 73,167 empleos formales, una cantidad inferior a los 109,021 puestos registrados en el mismo mes de 2024, mostrando una mayor desaceleración.
“La incertidumbre económica, la depreciación del peso y la crisis comercial desincentivan las inversiones que podrían haber llegado a México para generar empleo formal”, resalta Castro.
Aun cuando los empleos ofrecidos por los empresarios parecen ubicarse en el sector fuerte del mercado laboral formal que son las manufacturas, para la experta es mucho más probable que se empleen en micronegocios del sector de servicios, en comercio de mayoreo.
Las medidas del gobierno hasta el momento se ven insuficientes para garantizar empleo a todos los posibles deportados, por lo que necesita redoblar esfuerzos con el sector privado.
Cortesía de Expansión
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