Porrajmos, término romaní que significa “devoración” o “gran destrucción”, se refiere al genocidio que padeció el pueblo gitano bajo el régimen nazi y sus aliados durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de ser una de las mayores atrocidades cometidas en el siglo XX, el exterminio romaní ha recibido una menor atención en la historiografía y en la memoria colectiva en comparación con el holocausto judío. Se estima que entre 130000 y 500000 romaníes fueron asesinados como resultado directo de las políticas nazis.
El holocausto gitano
El uso de la palabra “porrajmos“
Historiadores y activistas han adoptado el término porrajmos o porraimos para describir el genocidio del pueblo gitano durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, su uso ha sido objeto de debate dentro de la comunidad romaní, ya que en algunas variantes del idioma tiene connotaciones ofensivas.
Connotaciones negativas del término
En lengua romaní, el término porraimos tiene connotaciones ambiguas en lo que respecta tanto a su significado literal como al contexto cultural en el que surge. En muchas variantes del romanó, porraimos se traduce como “devoración” o “violación”. La raíz de la palabra proviene del verbo porrav, que significa “arruinar”, “destruir” o “violar”. Esta asociación semántica ha generado rechazo en algunos sectores de la comunidad romaní, ya que el término evoca imágenes de violencia sexual.
“Samudaripen”: asesinato masivo
Por esta razón, y para evitar las implicaciones negativas del vocablo porraimos, algunas voces han propuesto términos alternativos como samudaripen (“asesinato en masa”) para referirse al genocidio gitano. No obstante, porraimos se sigue usando de manera común en contextos académicos y de memoria histórica, aunque con conciencia de su connotación y las reservas que genera en algunos grupos romaníes.
Los romaníes vistos por los nazis
El desprecio racial
Desde la llegada al poder del Partido Nazi en 1933, los romaníes fueron considerados “asociales” y “racialmente inferiores”. La ideología nazi los clasificó como una amenaza para la “pureza racial” del Tercer Reich.
Basándose en las teorías pseudocientíficas de la higiene racial, el Instituto de Biología Hereditaria y Racial del Reich determinó que los gitanos eran una “raza degenerada” que debía ser eliminada. Los nazis también los percibían como delincuentes por naturaleza, un prejuicio que les sirvió para justificar su persecución.
Las políticas nazis contra el pueblo gitano
El nazismo comenzó por aplicar a los romaníes medidas restrictivas como la prohibición de matrimonios mixtos o la segregación en campos de internamiento. En 1936, con los Juegos Olímpicos de Berlín como telón de fondo, se estableció el campo de Marzahn a varios quilómetros de la ciudad, donde se confinó a cientos de gitanos. Posteriormente, el decreto de Auschwitz de 1942 ordenó su deportación masiva a campos de concentración y exterminio. Daba inicio, así, la fase genocida de su persecución.
Se aplicaron otras leyes y decretos contra la población romaní, entre ellas, la práctica de esterilizaciones forzosas. La Ley de Ciudadanía del Reich de 1935, por ejemplo, despojó a los gitanos de su nacionalidad alemana, lo que los desposeyó de sus derechos básicos. A medida que avanzaba la guerra, a esta situación se añadieron los encarcelamientos arbitrarios y los trabajos forzados.
La deportación masiva y el genocidio
Un exterminio sistemático
Desde 1939, miles de romaníes fueron deportados a campos en Polonia, Austria y Alemania. En 1941, 5000 gitanos austríacos se enviaron al gueto de Lodz, donde la enfermedad y el hambre causaron la muerte de muchos. En 1942, se comenzaron a utilizar camiones de gas en Chelmno para su exterminio sistemático. Mientras tanto, en los Balcanes, los miembros de la Ustasha croata, nacionalistas aliados del nazismo, ejecutaron a entre el 50% y el 95% de la población gitana de Croacia y Bosnia en el campo de Jasenovac.
La deshumanización de los prisioneros
El proceso de deportación, como sucedió con los restantes grupos religiosos, étnicos y políticos perseguidos por el nazismo, se realizó en condiciones inhumanas. Por lo general, se separaba a los miembros de una misma familia. Muchos no llegaron siquiera a pisar los campos de concentración: murieron en los convoyes de transporte por la falta de agua, alimento y el hacinamiento extremo. A los romaníes se les identificaba con un triángulo marrón en los campos de concentración para diferenciarlos de otros grupos perseguidos.
Los gitanos en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau
El Zigeunerfamilienlager o Campo de Familias Gitanas en Auschwitz-Birkenau albergó a miles de romaníes. Aunque, en principio, se permitió la convivencia familiar, las condiciones de vida eran atroces. Además del hacinamiento, el hambre y las enfermedades, los romaníes también fueron víctimas de los experimentos médicos de Josef Mengele.
El 2 de agosto de 1944, conocida como la Noche de los gitanos, se enviaron 2897 romaníes a las cámaras de gas en una sola noche. En otros campos de exterminio como Sobibor, Treblinka y Belzec también se asesinó a individuos gitanos en cámaras de gas o fusilados.
Consecuencias del genocidio para las comunidades gitanas
Tras la guerra, la persecución y el estigma contra los romaníes persistieron. Muchos sobrevivientes no recibieron reconocimiento ni compensación del estado alemán, que argumentó que su internamiento se había producido por “razones criminales” y no raciales.
Además, el negacionismo y la omisión de su genocidio en los programas de educación han dificultado preservar la memoria histórica del porraimos. No fue hasta 1982 que el gobierno de Alemania Occidental reconoció oficialmente el genocidio romaní.
En la actualidad, la discriminación contra los gitanos sigue siendo un problema en muchos países europeos. Los esfuerzos por incluir el porraimos en los programas de educación han sido limitados, y las comunidades gitanas continúan luchando por el reconocimiento de sus derechos.
Una tragedia que no hay que olvidar
El porraimos constituyó una tragedia de magnitudes devastadoras que sigue siendo poco reconocida. El genocidio llevado a cabo por los nazis no solo afectó a la población judía, sino también a muchos otros grupos. Los eslavos, los comunistas, las personas con discapacidad y los considerados “asociales”, entre otros, sufrieron el mismo y terrible destino que la comunidad judía.
Referencias
- Lemarchand, Rene y Lemarchand, René. Forgotten Genocides: Oblivion, Denial, and Memory, Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 2011.
- Stewart, Michael. “The Other Genocide”. Multi-Disciplinary Approacches to Romany Studies. Selected Papers from Participants of Central European University’s Summer Courses 2007-2009, pp. 172-195. CEU.
Cortesía de Muy Interesante
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