El gobierno de Donald Trump busca resarcir a los Estados Unidos por su apoyo a Ucrania en estos tres últimos años de irrefrenable guerra contra Rusia y, al mismo tiempo, asegurar para su propio consumo una valiosa cantera de recursos minerales de enorme importancia estratégica.
En estos últimos días, el litio, junto con distintos metales y las llamadas “tierras raras” existentes en Ucrania se han convertido en un instrumento de negociación clave para asegurar la continuidad del acuerdo defensivo proporcionado por Estados Unidos y que hasta la fecha ha ocasionado un gasto de 175 mil millones de dólares.
Las ganancias están a la vista: mientras que Kiev se asegura la continuidad de su principal apoyo militar y político en un horizonte de reconfiguración de las principales disputas globales, Washington obtendría reservas inicialmente valuadas en más de 75 billones de dólares para el aprovechamiento de varias de sus más relevantes industrias de última generación.
En términos de su diversidad geológica, Ucrania posee alrededor del 5% de los yacimientos minerales del mundo. Cuenta con más de 20 mil depósitos minerales, que incluyen a 22 de los 50 recursos considerados como críticos por los Estados Unidos, aunque sólo una parte de ellos se encuentran en territorio sin presencia rusa.
Ucrania poseería una de las mayores reservas de litio en Europa y se encuentra entre los 12 primeros en reservas mundiales de uranio, fundamental para el desarrollo de energía nuclear y de municiones perforantes. En tanto que, por sus cualidades, el titanio, del que también posee amplias reservas, es indispensable en la producción de sistemas aeroespaciales y armamentísticos avanzados. Además, posee reservas de grafito y tierras raras, útiles para desenvolver una creciente variedad de tecnologías sofisticadas.
Pese a que fue Donald Trump quien el pasado 3 de febrero explicitó su interés por adquirir los minerales existentes en Ucrania, lo cierto es que la formulación para su transferencia a los Estados Unidos y a las potencias de la OTAN ya estaba presente en el gobierno de Volodimir Zelenski desde el inicio de la guerra contra Rusia.
Como parte de su “Plan Victoria”, Zelenski ofreció a sus aliados occidentales “un acuerdo especial para la protección conjunta de los recursos críticos del país, así como la inversión conjunta y el uso de este potencial económico”. Esto incluía un anexo secreto con posibles acuerdos secretos y más detallados para diversas oportunidades de inversión y desarrollo occidentales.
Según distintos medios estadounidenses, Ucrania había planeado originalmente firmar un acuerdo de cooperación en materia de minería con la administración de Joe Biden. Sin embargo, Kiev decidió posponerlo en dos oportunidades, esperando llegar a una nueva negociación directamente con Donald Trump una vez que triunfó en las elecciones del 8 de noviembre.
En diciembre, una delegación del gobierno ucraniano celebró reuniones con empresarios en Washington, donde presentó ofertas específicas para la compra de licencias de explotación de litio y de minerales críticos. Naturalmente, Elon Musk fue uno de los empresarios más interesados en las propuestas centradas en el litio y en la producción de baterías.
Las implicaciones geopolíticas por la venta de los recursos de Ucrania podrían ser enormes. Además de asegurar por un tiempo más la defensa militar de Kiev en momentos en que se comienzan a discutir los términos de un armisticio frente a Rusia, se condicionará el acceso de la Unión Europea a los minerales críticos, profundizando la dependencia externa para su obtención.
Sin embargo, en su aspecto más audaz, la estrategia estadounidense podría alterar el desenvolvimiento económico de China, dominante en los mercados del litio, el titanio y las tierras raras y, sobre todo, forzaría una progresiva reconfiguración de las cadenas globales de suministros en industrias estratégicas como las de los semiconductores, las baterías y la energía renovable.
El interés del gobierno de Zelenski por rematar sus recursos estratégicos apenas ha comenzado. Según expresó en Kiev el ministro de Relaciones Exteriores, Andrii Sybiha durante la reciente visita de su homólogo del Reino Unido, David Lammy, “Ucrania quiere colaborar con países socios en proyectos de posguerra por miles de millones de dólares no sólo en la minería de tierras raras, sino también en los sectores de energía y construcción”.
Una de las principales apuestas apunta a convertir a Ucrania nada menos que en “garante” de la seguridad energética en Europa comprando gas natural licuado de Estados Unidos y almacenándolo en enormes tanques subterráneos para su posterior distribución. Una nueva iniciativa para poner fin a la demanda europea de los recursos gasíferos procedentes de Rusia.
Más allá del cambio de carácter en la relación entre Estados Unidos y Ucrania bajo este nuevo gobierno de Trump, y de los intentos por poner fin a un conflicto al que el caudillo republicano ha caracterizado como “ridículo”, resulta evidente que el régimen de Zelenski es capaz de vender sus propios recursos soberanos a cualquier precio y que, sobre todo y en medio de esta disputa global, Rusia continúa siendo el principal enemigo a vencer.
Cortesía de Página 12
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